Hoy se cumplen años de una boda real, la de Fernando VI.
Rechoncha, boca grande, mofletuda, ojos pequeños, atacada de viruela y tirando a fea, Bárbara de Braganza fue la persona elegida para contraer matrimonio con Fernando VI, heredero al trono de Felipe V.
La boda se concertó desde las casas reales sin que los contrayentes se llegaran a conocer. Desde la corte portuguesa se resistían a enviar retrato alguno de la princesa por miedo a espantar al novio. Poco antes del enlace llegó por fin el retrato retocado sin marcas de viruela. El 19 de enero el novio vio por primera vez a la novia y estuvo a punto de mandarlo todo al garete.
Finalmente, con poco entusiasmo, la boda se llevó a efecto y el 20 de enero de 1729 se casaban en Badajoz, a mitad de camino entre Madrid y Lisboa, para que todos los parientes estuvieran contentos.
A pesar del escaso atractivo físico de esta mujer, Fernando VI supo encontrar en ella el calor y el afecto que tanto había necesitado durante su infancia, al haberse criado sin madre y haber sido educado con frialdad por su seca madrastra Isabel de Farnesio quien ansiaba la corona para su hijo Carlos, como así pasó después. Bárbara, de buen corazón, amó profundamente a su marido. Y él correspondió a ese amor, hasta tal punto que cuando ella falleció, él entró en una profunda depresión y no hacía otra cosa que deambular por el castillo de Villaviciosa de Odón aullando como un lobo desconsoladamente. Perdió el apetito y dejó de asearse y de afeitarse, la melancolía por la pérdida de su esposa se convirtió en locura, hasta que al año siguiente abandonó este mundo y fue a reunirse con su amada.
Murió Fernando y su madrastra se frotó las manos porque al no haber descendencia, le tocaba ser rey a su hijo Carlos.
Aunque el reinado que concluyó no fue ni largo ni deslumbrante, el carácter pacífico y moderado del fallecido, despertó cierto sentido de pesar entre los españoles ante el fallecimiento real.
Sin embargo la muerte de ella no fue tan sentida a nivel popular, dado que tenía fama de derrochadora y de pensar más en sus intereses que en los de España:
Testó la reina y concuerda
con variedad de opiniones
que dio a Portugal millones
y a España... ¿qué?: mucha mierda.
Pase, porque nadie pierda
lo que le toque, concluyo
por ley de lo tuyo, tuyo,
que el testamento es siniestro,
pues dio a Portugal lo nuestro
y a nuestra España lo suyo.
No obstante, el destino y los madrileños fueron benevolentes con los esposos, permitiendo que tras la muerte siempre estuvieran juntos. Y no me refiero a la morada final elegida por ellos, el Convento de las Salesas Reales, sino a sus calles dedicadas. No hay más que ver el callejero de Madrid para darse cuenta de donde se sitúan las calles respectivas, una a continuación de la otra.
Vamos que la pobre lo tenía todo... lo bonito es que a pesar de todo al final el amor triunfó, algo que no suele ocurrir en estos matrimonios políticos.
ResponderEliminarEl influjo cultural de Bárbara de Braganza fue muy grande, en Aranjuez todavía se recuerda aquella escuadra del Tajo capitaneada por Farinely..
Saludos...
Muy interesante. Ya lo dice el refrán: "La suerte de la fea la guapa la desea". La ley de la compensación, digo, claro que en estos tiempos que corren, no se, no se. Bs.
ResponderEliminarMonsieur, obviamente el rey había heredado la enfermedad de su padre, que también hubo de padecer esas depresiones en las que dejaba de asearse.
ResponderEliminarBueno, al final parece que logró ver en la esposa más allá del físico, menos mal.
Feliz fin de semana
Bisous
José Luis: Farinelli il castrato, quien aliviaba con su canto la depresión crónica que sufría el rey. Ahora para eso tenemos a los psicólogos y a los "sanadores" de oficio.
ResponderEliminarUn saludo.
Emejota: nada, nada. Los reyes se tienen que aguantar con lo que les toque. Si la reina es fea que se aguanten. No van a pretender tenerlo todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: su esposa parece ser que era un alma gemela, necesitada de afecto, y todo un consuelo al poder compartir cosas.
ResponderEliminarUn saludo.
Fernando VI tuvo una dura infancia por la muerte de su madre, María Luisa Gabriela de Saboya, y la formación de una nueva familia porparte de su padre al casarse con la Farnesio, dama extremadamente ambicioso que veía en el joven Fernando a un rival político. Nada más hay que ver lo apartado que aparece Fernando del núcleso familiar en el famoso cuadro la "Familia de Felipe V" de Van Loo en el Prado.
ResponderEliminarLa Braganza le dio ese amor que le faltaba y parece que ambos vivieron un feliz matrimonio en el que la cultura y las fiestas, de la mano del gran Farinelli, entre los bonitos jardines y canales de Aranjuez fueorn la tónica. Un reinado que, con la firma de la Paz de Aquisgrán en 1748, tuvo a la paz como principal característica lo que permitió reconstruir económica y navalmente España...un reinado olvidado pero fundamental por esplendoroso y resanador tras el belicoso reinado de Felipe V.
Un abrazo
Carolvs: en efecto, un reinado pacífico y tranquilo. Y parece que el rey encontró solución a parte de sus carencias afectivas.
ResponderEliminarSe te echaba de menos por esto lares.
Un saludo.
Fue un buen rey Fernando VI. Y El siglo XVIII, hasta Carlos IV, un buen siglo para España.
ResponderEliminarSaludos.
Retablo: una buena época en efecto llena de reformas y avances de la mano de ministros ilustrados.
ResponderEliminarUn saludo.
A pesar de la fealdad y poca gracia o encanto personal de la princesa portuguesa, se puede decir que fue la mujer de la vida de nuestro rey, y en ella encontró todo ese calor, afecto y amor que le faltó en la niñez, hasta el punto de renunciar a sus deberes reales de dejar descendencia, cosa que haría frotarse las manos a la harpía de Isabel de Farnesio. Un ejemplo de matrimonio por amor en las casas reales. Buen fin de semana, Cayetano.
ResponderEliminarPaco: en efecto, una harpía la Farnesio.
ResponderEliminarUn saludo.
Dicen que el amor es ciego y, además, creo que has sido muy generoso en lo de "tirando a fea".
ResponderEliminarUn abrazo
La descripción física de doña Bárbara explica cómo no sólo lo físico es atractivo para el matrimonio; posiblemente la Ilustración enseñó a ver el interior de las personas.
ResponderEliminarJavier: debe ser eso. Ahora que al principio no le hizo tilín a Fernando VI. Todo lo contrario: casi sale "por patas".
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: con esa madrastra tan fría que tuvo Fernando, encontrar a Bárbara fue lo mejor que le pudo pasar.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno, suelen decir que la belleza está en el interior. Además, el amor es ciego.
ResponderEliminarBesos
Arantza: a veces, de la complicidad y las cosas compartidas salen las parejas más estables, aunque haya poca pasión.
ResponderEliminarUn saludo.
No me extraña que esos versos la criticarán tan duramente. Ya al llegar fue recibida por el pueblo con pasquines que decían: "Fea, pobre y portuguesa, chúpate esa", aunque estos ripios también se aplicaron a otra consorte posterior.
ResponderEliminarEl caso es que el rey la quiso y atacado de gran melancolía, se murió de pena.
Un saludo Cayetano.
Pasaron sin pena y sin gloria. A partir de ahora además de por su sabida fealdad, recordaré a esa reina por su "testamento" que me ha arrancado una carcajada, cosa bien difícil en mí, pero es que no me lo esperaba.
ResponderEliminarSaludos
Y mientras el rey enloquecía entre los muros del viejo castillo, su asistente, el duque de Béjar, no sabía qué hacer con aquel augusto loco (o depresivo, que diríamos ahora).
ResponderEliminarSaludos
Si supieramos el secreto que hace mantener unida a una pareja....
ResponderEliminarSus intereses tendría el rey de seguir desposado con tan fea dama, aunque puede que las gracias las tuviera ocultas(muy ocultas)...¿quien sabe? ... las carencias de la infancia se acusan en el estado adulto y si supieramos lo originales que son algunos en sus gustos íntimos...bueno,bueno...eso para otro dia.
Recibe mi saludo.
DLT: este pueblo nuestro siempre ha sido muy aficionado a poner verde al de fuera y a encumbrar al de dentro, aunque sea un canalla. Este ejemplo y los de José Bonaparte, Esquilache o María Luisa de Orleans, a la que se le echaba la culpa de que Carlos II no tuviera descendencia, son muy representativos.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: en muchos temas de historia sobre el reformismo borbónico casi ni se les nombra. Un reinado breve, sin sobresaltos. Creo que era Montesquieu el que decía "feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento". Un saludo.
ResponderEliminarCarmen: bonita herencia le dejó su padre. Como tú dices, hoy le llamamos depresión. Entonces le decían "melancolía". Solo que en vez de "Prozac" tenía a Farinelli.
ResponderEliminarUn saludo.
Ana: en ella encontró el afecto del que andaba tan falto.
ResponderEliminarBienvenida al blog.
Un saludo.
Un poco desconocido el reinado de esta pareja que creo que no fue malo para España.
ResponderEliminarSaludos.
Resulta inverosímil encontrar situaciones como estas en matrimonios concertados, aunque creo que también pasó lo mismo con Carlos I y su esposa Isabel de Portugal, que siendo un matrimonio concertado también llegaron a quererse, y a su muerte el emperador notó su ausencia y contribuyó, entre otras cosas, a retirarse y abdicar.
ResponderEliminarHola Cayetano:
ResponderEliminarInteresante forma de triunfar el amor...Sobretodo en tiempo donde al Rey se le permitía de todo...
Depresion severa con afectación de la higiene. Tema interesante.
Saludos
Interesante entrada Cayetano. El amor no está en la belleza, sino en la persona que se interesa en nosotros y que nos hace sentir de una manera tan especial que acaba convirtiéndose en nuestro mundo. Este fue uno de esos casos, y sin su mundo Fernando no logro resistir.
ResponderEliminarUn Saludo.
Uriel
Eduardo: poco conocido por lo breve que fue. En muchos temas de historia se pasa de Felipe V a Carlos III directamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde: algunos de estos matrimonios hasta llegan a tomarse afecto. El roce hace el cariño, no la pasión.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: depresión con aullidos de lobo. Algo curioso de estudiar por tus colegas.
ResponderEliminarUn saludo.
Uriel: si no hubiera sido por esta mujer realmente (nunca mejor dicho)lo habría pasado mal.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano:
ResponderEliminarPásate por el blog.
Saludos