miércoles, 24 de abril de 2013

Multas e indemnizaciones en la Edad Media




Con la caída del Imperio romano, los distintos pueblos bárbaros que se fueron asentando en los diferentes territorios, apoyados casi siempre en el Derecho Romano, llevaron a cabo tareas legislativas de importancia que hemos podido conocer a través de varios de sus reyes como Eurico o Alarico. Leyes con las que se pretendía poner orden en la convivencia cotidiana y regularla.

"Trabajando con el favor de Dios en provecho de nuestros pueblos, hemos determinado corregir con mejor deliberación las cosas justas e injustas que se hallan en el derecho; y tomando el parecer de los sacerdotes y personas de la nobleza, queremos disipar la oscuridad del derecho antiguo y de las leyes romanas, de modo que no quede en ellos ninguna disposición antigua que sea origen de disputas diarias y de una multitud de pleitos."
Del Breviario de Alarico

La idiosincrasia de cada pueblo imprimió su sello peculiar a las normas legislativas de cada lugar y la variedad de multas y castigos iba en consonancia con ello. Mientras que un robo en algunos casos era condenado con la pena de muerte, en otros se arreglaba con el pago de una fuerte suma de dinero.
Según la LEY SALIA (1) , de tradición oral y aplicada por muchos pueblos germánicos, como por ejemplo los francos y visigodos…

Asesinar al comensal de un rey se castigaba con 300 sueldos. (2) 
Matar a una mujer en edad de procrear, 300 sueldos. 
Asesinar a una embarazada, 700 sueldos. 
Si el feto era varón, 1300. 
Matar a un niño menor de 12 años, 600. 
Si se tratara de una niña, 200. 
Desvalijar una despensa, 15. 
Sustraer un tarro de miel, 45. 
Castrar a una persona, 200. 
Si el castrado era miembro de la guardia del monarca, 600. 

Entre los galo-romanos, violar a una mujer estaba castigado con la pena de muerte. Si se trataba de una esclava sólo había que pagar una multa compensatoria. Entre los francos, en la época de Carlomagno, la multa podía llegar hasta los 200 sueldos.
Volviendo a la Ley Salia de los pueblos bárbaros, el que provocara un incendio debería pagar indemnizaciones a los familiares si hubiera habido muertos. Los romanos acostumbraban, por el contrario, a castigar a esos pirómanos con el destierro o con trabajos forzados. Si los daños eran muy graves, se podría llegar a la pena de muerte.

Era frecuente entre los germanos aplicar severas multas:

Tocar una mano de mujer, 15 sueldos. 
Tocarle un brazo hasta el codo, 30 sueldos. 
Tocarle un brazo por encima del codo, 35 sueldos. 
Tres puñetazos, 9 sueldos. 
Un ojo saltado, 100. 
Una mano arrancada, 100. 
Cortar a otro una oreja, 100 (si el miembro sólo cuelga, había rebaja). 
Seccionar el dedo meñique, 15. 
Cortar el índice, 35. 
Llamar a una mujer prostituta, 45. 
Llamarle a uno chivato, 3. 

En la época del emperador Julio Valerio Mayoriano (siglo V), figura importante en la lucha contra los francos y a quien se debe un importante número de leyes, un marido engañado por su esposa adúltera podía matar a los amantes si los pillaba “metidos en harina”, es decir, en plena faena.
Los burgundios llegaron más lejos al permitir estrangular a la mujer y posteriormente arrojarla a una ciénaga.

En el Líber ludiciorum del rey Recesvinto (siglo VII) la homosexualidad estaba perseguida y severamente castigada. Las penas eran la castración y el destierro. Si el homosexual estuviera casado, su matrimonio quedaba anulado y sus bienes pasaban a sus herederos. Si un hombre libre yacía con una esclava en casa de otro hombre libre, el castigo eran cien latigazos. El que falsificara documentos legales se le castigaba con la amputación de un dedo y además se le rasuraba todo el pelo y de propina se le daban cien latigazos.

Siglos más tarde, en la España del Cid y de su rey Alfonso VI de Castilla y León, el de “la jura” de Santa Gadea, cuando un guerrero sufría algún percance y era malherido, una especie de “seguro” cubría los daños y las mutilaciones que hubiera lugar y las indemnizaciones estaban en consonancia con el daño recibido:

Pérdida de cuatro dientes, 40 maravedíes. (3) 
Pérdida del dedo pulgar, 50 maravedíes. 
Por el meñique, 10. 
Pérdida de una oreja, 40. 
Pérdida de un ojo, de una mano o de la nariz, 100. 
Pérdida de un brazo o de una pierna, 120. 
Fallecimiento en acto de servicio, 150.
 _____________________
(1) Ley Salia. Procede de los "salios" francos del siglo V, de la època del rey Clodoveo,  y constituyó el fundamento legislativo de los primitivos franceses durante varios siglos.
(2) El sueldo era una unidad cuyo valor era de 1/20 de la libra (489,6 gramos). De origen romano, Carlomagno la adoptó como patrón para fabricar monedas, estableciéndose la siguiente equivalencia: 
Una libra = 20 sueldos = 240 dineros (denarios) 
(Tomado de la Wikipedia) 
(3) 40 maravedíes equivaldrían a unos 12 euros de los de ahora 


Fuentes consultadas: 
Otra historia de España, Fernando Díaz Plaja. Plaza y Janés. Barcelona, 1973. 

Fuero Juzgo. traducción del Liber ludiciorum de Recesvinto por iniciativa de Fernando III en el siglo XIII.  En 
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/68071641745461741643380/thm0000.htm

Artehistoria: http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/917.htm 
Violencia y muerte en la Edad Media: http://www.portalplanetasedna.com.ar/edadmedia6.htm 
Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Sueldo_(moneda)


46 comentarios:

  1. Buenos días, amigo Cayetano:

    Esto de revisar las leyes que se aplicaron en el pasado suele ser bastante interesante porque nos dice las barbaridades que se solían cometer, presumimos, habitualmente.

    En algunos casos llama la atención la protección de los hijos varones frente a las mujeres o la cantidad de mutilaciones que se realizaban tomándose la justicia por su mano (valga el sarcasmo) en otros.

    Eso sí, da la impresión en general que existía una desproporción entre cuestiones muy graves y otras más laxas, como la pérdida de la vida en acto de combate y que te saltasen cuatro dientes...

    Gran post. Un saludo y disfruta del día.

    Pd: ¿Cómo se puede saber el cambio hipotético de un maravedí al euro actual?

    ResponderEliminar
  2. Con mucho gusto pagaría 9 sueldos y poder pegar tres buenos puñetazos.

    Leyéndole, tengo la sensación de que la justicia realmente es ciega, y si se le ocurre asomar un ojo, llega alguien y se lo saca.

    Salud, don Cayetano.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta la diferencia: el doble por matar a un niño que por matar a una niña.
    Me resulta interesantísimo este artículo tuyo. Puede que lo aproveche para una narración, con tu permiso.
    Un saludo, profesor.

    ResponderEliminar
  4. Qué barbaridad, es indignante cómo se valoraba a una mujer únicamente en cuanto a su capacidad de procrear. Incluso matar a una niña llevaba aparejada una multa tres veces inferior a un niño.
    También parece desproporcionado que saliera más caro tocar una mano que pegar tres puñetazos!

    Feliz día

    Bisous

    ResponderEliminar
  5. Anónimo Castellano: para calcular el valor actual de un maravedí, me he basado en la conversión que Fernando Díaz Plaja hace de aquella moneda en pesetas. En la obra que cito dice textualmente "El maravedí podría valorarse en unas cincuenta pesetas". (pág. 110)40 maravedíes serían entonces unas dos mil pesetas, es decir: 12 euros más o menos. Lógicamente es un cálculo muy elástico dado que no tiene en cuenta si ha habido depreciación de la moneda u otros factores que pudieran alterar su valor. Algo simplemente aproximado para hacernos una idea.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Dissortat: o cortarle una oreja a alguno, pero que cuelgue, que sale más barato.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  7. Rosa: encantado de que lo uses para tus nobles fines narrativos.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. ¡Qué curioso me resulta la distinta valoración según que el daño fuera inferido a hombre o mujer. Por otra parte, me ha parecido estar leyendo la letra pequeña de una póliza de vida, donde las compañías de seguro estiman distintas compensaciones para los distintos apéndices o miembros del cuerpo. ¡Muy interesante!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Curiosas estas penas en el inicio de la Edad Media; llegaron a un grado alto de detalle y lo tenían todo bastante bien atado, no se les escapaba ni una. En todos los casos (ley salia, ley de los francos...) se ve que eran sociedades nada igualatorias, donde se daba mucho más valor a la vida del varón que de la hembra. Eran aquellos tiempos...
    Abrazos y saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  10. Madame: una época muy machista terrible para la mujer.
    El trato legislativo de la mujer parece un chiste, pero no tiene gracia.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. Francisco: y es muy curiosa la distinción que se hace si el dedo que se pierde es el índice, el meñique, el pulgar, etc. por el tema del manejo del arco, por eso el meñique es el que menos vale.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  12. Paco: tiempos machistas y crueles hasta hartarse.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  13. Cayetano, tu escrito es muy interesante, nos revela cómo han cambiado los criterios, cuán cruel ha sido el hombre en aspectos que ahora toleramos, y con que facilidad recurrian al castigo físico. Poco contaban las mujeres y los esclavos, que barbaridades nos revela la historia.
    Salud
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
  14. Francesc: no sin razón los llamaban los romanos bárbaros.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  15. Eran otros tiempos y otros códigos morales. Me gustaría ver como se escandalizan en el año 3.500 con nuestras leyes actuales. Será una muestra de que la Humanidad sigue avanzando.

    Así que, si nos escandalizamos de esas costumbres (de pueblos semi-bárbaros, todo hay que decirlo) es señal de que somos mas civilizados (aunque siempre nos queden algunas dudas)

    Saludos, Cayetano, muy curioso y trabajado el post.

    ResponderEliminar
  16. Es de imaginar que al Mío Cid le otorgarían el seguro post-mortem, aunque lo que no tengo claro es que, como era un poco chaquetero, si estará gozando de la gloria eterna a la derecha de un señor con barba o en la compañía de setenta vírgenes morunas.

    Se te olvida comentar la vigencia de leyes absurdas, como esa ley británica que dice así:
    "Si aparece una ballena muerta en las costas británicas, la cabeza es del rey. Sin embargo, la cola pertenece a la reina en el caso de que se necesiten los huesos para su corsé".

    Besos

    ResponderEliminar
  17. Llego algo tarde, es lo que tiene el aislamiento, pero bueno, es muy muy interesante, mal negocio nacer mujer y encima ser esclavizada. ¡A ver esas manitas! ¡C...áspita con "los sueldos" ¿a cuanto ascendería cada uno? ¿Serían los mismos para todos? Bss.

    ResponderEliminar
  18. Terrible esa consideración de la mujer únicamene como paridora o lo barato que resultaba violar a una esclava, tres puñetazos en cambio, me parecen bastante caros, pero como Dissortat los daría de buena gana si tuviera sueldo, claro, que no es el caso.

    A esos que establecían los baremos del valor de la vida de los niños tres veces por encima de la de las niñas...grrr ¿Qué castigos no merecerían?

    Salusod

    ResponderEliminar
  19. Carolus: mucho me temo que en ese futuro lejano del que hablas no habrá demasiada gente que se escandalice por lo de hoy. En el resto del planeta no sé, pero aquí seguirá habiendo corrupción e impuestos hasta por respirar. Ya lo decía Quevedo en el XVII y ha llovido desde entonces.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  20. Cayetano: están locos estos británicos.
    Me imagino que te refieres a la cola de la ballena, porque Isabel II, la de aquí, en ese asunto mostraba cierta confusión.
    Besos al primogénito.

    ResponderEliminar
  21. Una entrada estupenda Cayetano, se nota el machismo exagerado.
    Como siempre, aprendo mucho en tu blog.
    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  22. Emejota: de ahí viene lo de "ganarse el sueldo". O sea, 240 dineros o denarios, según dicen las malas lenguas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  23. Alma de Adra: en efecto eran un poco machistas, brutos y desconsiderados. Casi, casi como ahora.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  24. Rosario: machistas y algo borricos.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  25. Leyes machistas y absurdas...

    Y digo yo: Nunca se les ocurrió pensar que sin mujeres, el mundo no sería mundo??

    Saludos Cayetano

    ResponderEliminar
  26. La idea que nos llevamos mi Fuensanta y yo es que leyes y sentido común no van siempre unidos, y que legitimidad y legalidad no siempre coinciden.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  27. Como ya te han dicho en todos los comentarios, estupendo post! Es muy interesante el contenido. Gracias por compartir tus conocimientos, Cayetano. Aquí aprendemos contigo. Gran abrazoooo.

    ResponderEliminar
  28. Queda claro que las mujeres lo teníamos crudo en la Edad Media.
    Muy interesante todo lo que cuentas en esta entrada.
    Saludos Cayetano

    ResponderEliminar
  29. Me estaba acordando según te leía de un famoso torero que tiene guasa la condena....

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  30. Pues serían bien abundantes las multas dobles. Me pongo en el caso de un castigado a 15 sueldos por tocarle la mano a una dama, y al condenado acusando de chivato al rival celoso, jeje...
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  31. Manuel: simples procreadoras. No les daban otro valor.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  32. La Fuensanta y el Antón: esa es la cuestión. Además hay cosas que no se pueden reparar con una multa. Sólo que el fisco siempre ha sabido aprovecharse de las circunstancias y barrer para casa.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  33. Patzy: me alegra que te haya gustado la entrada.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  34. Ambar: crudo lo teníamos casi todos, sólo que lo de las mujeres ya era excesivo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  35. Jose Senovilla: seguro que ha sido por lo de cortar una oreja.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  36. DLT: habría que ver quién aplicaba la legalidad vigente. Seguro que había trampas y trucos... como ahora.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  37. Curiosa y documentada tu entrada.

    La verdad es que la aplicación de las penas era brutal y totalmente arbritaria. Realmente hasta el siglo XVIII no se empieza a legislar de forma racional este tema. Un libro interesante es el famoso "De los delitos y las penas" de Cesare Bonesana, el Marqués de Beccaria, publicado en 1764 y donde se narran
    los tremendos métodos para juzgar y condenar.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  38. elpresley: gracias por la referencia bibliográfica. No conocía ese libro.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  39. Querido Cayetano, coincido plenamente contigo y con los comentaristas en esa diferencia tan tremenda de castigo si se trataba de varones o mujeres a quienes se les inflingía el daño. El estudio detenido de los códigos legales permite reflexionar sobre el contexto sociológico de la época en que estaban en vigencia, como sucede también con las romanas "Leyes de las XII Tablas".
    Mil bicos.

    ResponderEliminar
  40. profedegriego: decimos con frecuencia que hemos cambiado poco en algunos aspectos, pero viendo los códigos legislativos de antaño nos damos cuenta de que el cambio ha sido muy grande. Se ha avanzado mucho en derechos. Afortunadamente.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  41. Unos datos curiosísimos, Cayetano.
    Me ha encantado esta entrada y me he quedado con ganas de saber más.
    Qué detallistas eran con respecto de las indemnizaciones en función del miembro perdido.

    Y, la verdad, por el mismo precio, mejor un puñetazo que llamarle chivato. Jajajaja

    Abrazos, Cayetano!!

    ResponderEliminar
  42. Enrique: el afán recaudatorio, más que la justicia, está detrás de cada caso.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  43. Y, con todo, esa voluntad de codificar y establecer penas no dejaba de ser un avance respecto a otras formas de venganza. Seguramente las diferencias las resolvían de manera mucho más expeditiva,sin esa tasación tan minuciosa.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  44. Retablo: en aquellos tiempos tan violentos, mejor unas leyes duras que ninguna ley. Otra cosa es mirar con ojos de hoy, con todos los avances que se han hecho en el tema de la igualdad entre hombres y mujeres, la discriminación que sufrían entonces muchas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  45. Las leyes fueron duras para aquellos tiempos donde la injusticia se impartìa a golpe de puño.

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
  46. Fus: tiempos duros, donde la vida era corta y arriesgada.
    Un saludo.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.