Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo.
Antonio Gisbert, 1860
7 de noviembre de 1519:
En Toledo los jefes comuneros presentan el Primer Manifiesto a los castellanos contra la política de Carlos I.
“...pedir al rey nuestro señor tenga por bien se hagan arcas de tesoro en las Comunidades en que se guarden las rentas destos reynos para defendellos e acrecentarlos e desenpeñarlos, que no es razón Su Cesárea Majestad gaste las rentas destos reynos en las de otros señoríos que tiene...”
Archivo General de Simancas.
Había un malestar entre los castellanos y los aragoneses por el advenimiento al trono de Carlos I, en realidad un extranjero nacido en Gante que no hablaba castellano y que se rodeaba de un séquito de gente foránea, una pléyade de consejeros que solo veían el territorio español como una fuente para aumentar sus ingresos. El rey era un advenedizo. Muchos castellanos seguían considerando como su legítima reina a doña Juana, apartada del poder por su propio hijo y por sus problemas de salud mental.
Por otro lado, pretendían una mayor participación de los castellanos en la vida política a través de las Cortes y los municipios. Tanto las Germanías en Aragón como las Comunidades en Castilla venían a ser movimientos reivindicativos de las clases medias o burguesas, artesanos, comerciantes, hidalgos, con un fuerte respaldo popular… frente al absolutismo del rey y al poder de la nobleza.
Lo que empezó siendo un movimiento urbano antiflamenco de clase media derivó en revuelta popular antiseñorial especialmente radicalizado en el entorno rural, lo que asustó a la aristocracia y contribuyó a la participación determinante de ésta en la resolución final del conflicto.
En la rebelión no faltaban cardadores, zapateros, tundidores, pellejeros, sastres, boneteros, pelaires, cordoneros, latoneros, carpinteros, sombrereros, barberos, caleros, labradores, cabestreros, herreros, ganapanes y tenderos. Gente modesta que daba a la revuelta un tinte social.
Ya sabemos cómo acabó todo: derrota de los comuneros en Villalar, en 1521, y ejecución de sus principales cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado. Las Germanías también tuvieron un final parecido en 1522. La partida la ganaron el monarca y la nobleza.
Lo que empezó siendo un movimiento urbano antiflamenco de clase media derivó en revuelta popular antiseñorial especialmente radicalizado en el entorno rural, lo que asustó a la aristocracia y contribuyó a la participación determinante de ésta en la resolución final del conflicto.
En la rebelión no faltaban cardadores, zapateros, tundidores, pellejeros, sastres, boneteros, pelaires, cordoneros, latoneros, carpinteros, sombrereros, barberos, caleros, labradores, cabestreros, herreros, ganapanes y tenderos. Gente modesta que daba a la revuelta un tinte social.
Ya sabemos cómo acabó todo: derrota de los comuneros en Villalar, en 1521, y ejecución de sus principales cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado. Las Germanías también tuvieron un final parecido en 1522. La partida la ganaron el monarca y la nobleza.
La historia se repite en mayor número de ocasiones de las que imaginamos, y todo ello porque olvidamos las vicisitudes por las que pasaron nuestros antepasados. Esa pretensión de guardar cada quien sus arcas no es novedad; esperemos que ahora no acabe en un final similar.
ResponderEliminarAbrazos
Hay muchas lecturas de estos sucesos. En realidad, la Historia estaba pasando página al ir decayendo el sistema feudal y dar paso en un pirimer tiempo a un mundo de monarquías autoritarias y centralizadas, y mas tarde a monarquías absolutas. Siglos después, empezarían las revoluciones que triunfarían (Inglaterra, Francia, Rusia, China)
ResponderEliminarTal vez ahora se esté pasando otra página en el Libro de la Historia. Y pasar página suele doler...
Saludos, Cayetano
Francisco: aquella fue una ocasión estupenda perdida para terminar con los abusos del rey y de la nobleza. Hoy tenemos una nueva casta privilegiada aferrada a sus prebendas, una nueva nobleza.
ResponderEliminarUn saludo.
Es curioso como la historia se repite: el movimeinto de los comuneros no es más que la insatisfacción y oposicion de los tradicionales castellanos a las reformas y nuevas formas de gobernar que trae el rey Carlos V y su séquito de ministros flamencos. Luego, con Carlos III, quién también trae a sus consejeros italianos como rey de Nápoles, al morir su hermano Fernando VI, también se le rebeló la población de Madrid, apuntando al Marques de Esquilache, como el centro de todos los males. En esta ocasión tuvieron más suerte los amotinados, pues consiguieron rebatir algunas reformes y el cese de Esquilache, no así con los comuneros. Muy buen artículo, Cayetano. Saludos.
ResponderEliminarCarolus: yo también veo este suceso como el prólogo de las revoluciones de la era contemporánea. Los pronunciamientos de militares liberales en España son un poco los sucesores.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: lo de Esquilache me da más pena porque el buen hombre era un reformista ilustrado y aquí la Compañía de Jesús y la nobleza siempre andaban detrás de las algaradas, conspirando para evitar que España se modernizara "demasiado".
ResponderEliminarUn saludo.
Por lo menos lo intentaron. La historia tiende a repetirse y yo espero que no sea a sangre y fuego.
ResponderEliminarSaludos
Dissortat: lo intentaron , se la jugaron...y perdieron. Era demasiado pronto para que les saliera aquello bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Como bien dice Dissortat por lo menos lo intentaron. A ver cuando nos animamos nosotros también. A intentarlo, digo.
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano
Alma: todo depende de lo que tensen la cuerda y aprieten las tuercas. Como sigan por ese camino...
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarYo creo que ahora, como aquella vez, asístimos a un cambio de la forma de gobernar.No sé si será mejor lo que venga, pero el que no arriesga, ni gana ni pierde. Ya hemos perdido mucho, ojalá empecemos a ganar.
Saludos
¿Rebelarse contra quién? ¿Contra los mercados? ¿Y qué cara tienen los mercados? ¿Dónde está su oficina para quejarse? ¿O son como los servicios de atención al cliente, que te marean hasta que te aburres y tiras la toalla? ¡Uf, cuántas preguntas!
ResponderEliminarParece que los privilegios y despilfarros de algunos vienen de antiguo, y no hemos cambiado demasiado.
ResponderEliminarUn saludo
Y es que los flamencos de Carlos entraron a saco. Normal que hubiera tanto descontento. Y por cierto que los banqueros de entonces no eran menos rapaces que los de ahora. Al parecer la historia está condenada a repetirse, aunque sea con diferentes protagonistas.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
No hay nada nuevo bajo el sol. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarSiempre me ha interesado la historia de los Comuneros, tanto que me compré un libro de Joseph Pérez sobre la revolución comunera, que así la considera, una revolución. Habrá que releer la historia para comprender el pasado y el presente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Manuel: lo malo es que algunos arriesgan nuestro futuro y el de nuestros hijos. No quiero un mundo donde te tengas que pagar hasta el accidente de tráfico. Miedo da esto.
ResponderEliminarUn saludo.
La Fuensanta y el Antón: los que verdaderamente manejan los hilos no dan la cara pero hacen que sus marionetas se muevan a su antojo.
ResponderEliminarUn saludo.
Kassiopea: vicios antiguos, nuevas caras. Así es.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: por eso traje esta entrada, porque tanto ayer como hoy siempre hay gente de fuera manejando la economía del país. Poco hemos cambiado.
ResponderEliminarUn saludo.
Felipe: si es que hay sol, porque hoy está cayendo una por aquí...
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde de Lucerna: yo también comparto esa tesis. Una revolución urbana frustrada. Una buena ocasión perdida. La historia oficial de entonces diría que los comuneros eran una panda de "perros- flautas".
ResponderEliminarUn saludo.
Las revoluciones burguesas acabaron con el feudalismo (aunque quedan restos), mas tarde las revoluciones proletarias intentaron acabar con el capitalismo .... no lo consiguieron, otra opción era una tercera vía, la socialdemocracia, que intentaba moderar el capitalismo .... parece que eso tambien está fracasando (?) ... no lo se
ResponderEliminarManuel Adlert: tarde o temprano estos que practican el capitalismo salvaje también caerán. Lo malo es que antes se nos llevarán puestos.
ResponderEliminarUn saludo.
Las Germanías de Valencia fueron reprimidas también con gran dureza, pero como en Castilla, por ejemplo en Segovia se recuerda a Juan Bravo, en Valencia, una de sus principales avenidas, la Gran Via de la Germanías recuerda aquella "Revolución" y otra importante calle, la de Juan Llorens a uno de los agermanados. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen blog Cayetano, acabo de conocerlo y me ha encantado, así que con permiso, me he registrado como seguidor. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
DLT: dos ocasiones para cambiar la historia que se malograron.
ResponderEliminarUn saludo.
Pepe Lasala: bienvenido a este modesto blog.
ResponderEliminarUn saludo.
Ay,ay,ay...cuando posteas estas cosas me es casi inevitable pensar en cómo los sucesos, con distintos nombres y variados entornos, se han venido repitiendo casi a lo largo de la historia...Esto, a veces, es un carrusel...y te vienen ganas de gritar ME QUIERO BAJAR!Qué dificil es lograr un equilibrio, verdad? Nos ha llevado siglos la búsqueda de una justicia "más justa", y aún seguimos puliendo las limaduras. Abrazoooo Cayetano
ResponderEliminarParece que con la Historia se repiten las épocas,al igual que en la moda de la ropa. Un blog interesante. Saludos.
ResponderEliminarPatzy: un carrusel, la noria de los locos. Aquí viene muy bien la teoría del tiempo circular. Y es que no aprendemos del pasado.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisca Quintana: dicen que las personas somos las únicas en tropezar con la misma piedra.
ResponderEliminarBienvenida al blog.
Un saludo.
Aprendo cuando leo tus posts.
ResponderEliminar¿Siempre ganan monarcas y nobles?
Hay un tango que dice :"La historia vuelve a repetirse...."
Un abrazo.