Hoy se llaman cómics. En aquellos tiempos recibían el nombre de “tebeos” y eran publicaciones para niños y jóvenes. No las había para adultos. Eso vino más tarde, con la democracia. El nombre de “tebeo” se generalizó por influencia de una publicación que precisamente se llamaba así.
El gran Carlos Giménez, el autor de Todo Paracuellos, sí, el de los niños orejones de posguerra, se niega a llamar a los cómics así, para él siempre son y serán tebeos.
Los chicos españoles que vivimos los años del franquismo, crecimos con las aventuras de El Capitán Trueno, El Guerrero del antifaz, El Cachorro, Roberto Alcázar y Pedrín, y con las historietas del Pulgarcito, Tiovivo o el Tebeo (TBO), con ilustres personajes como la familia Ulises, Carpanta o Mortadelo y Filemón, del gran Francisco Ibáñez. Luego estaban las publicaciones sólo para chicas, algo lógico y normal en aquella España franquista en la que se quería educar de distinta forma a las niñas para que de mayores fuesen virtuosas amas de casa obedientes y abnegadas: Azucena, Florita, Mis chicas, Mariló, Sissí…
El tebeo era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad, como el hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina (un espejo de la España de la escasez y el racionamiento)
Los tebeos se convertían a menudo en una radiografía de los arquetipos sociales que pululaban por la España de aquellos años. Un claro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla…
El gran Carlos Giménez, el autor de Todo Paracuellos, sí, el de los niños orejones de posguerra, se niega a llamar a los cómics así, para él siempre son y serán tebeos.
Los chicos españoles que vivimos los años del franquismo, crecimos con las aventuras de El Capitán Trueno, El Guerrero del antifaz, El Cachorro, Roberto Alcázar y Pedrín, y con las historietas del Pulgarcito, Tiovivo o el Tebeo (TBO), con ilustres personajes como la familia Ulises, Carpanta o Mortadelo y Filemón, del gran Francisco Ibáñez. Luego estaban las publicaciones sólo para chicas, algo lógico y normal en aquella España franquista en la que se quería educar de distinta forma a las niñas para que de mayores fuesen virtuosas amas de casa obedientes y abnegadas: Azucena, Florita, Mis chicas, Mariló, Sissí…
El tebeo era un medio de entretenimiento, pero también un retrato de la época, una expresión de la ideología oficial y en ocasiones un reflejo crítico de la sociedad, como el hambriento Carpanta, de Escobar, un vagabundo que vivía bajo un puente y siempre tenía un hambre canina (un espejo de la España de la escasez y el racionamiento)
Los tebeos se convertían a menudo en una radiografía de los arquetipos sociales que pululaban por la España de aquellos años. Un claro ejemplo lo encontramos en 13 rúe del Percebe del inefable Ibáñez. En la colección de personas no faltaba el caco, ni la patrona de pensión que mataba de hambre a sus inquilinos, ni la solterona y sus mascotas, ni el sastre sin escrúpulos, ni el comerciante que hacía trampas con el peso, ni el moroso, ni la portera cotilla…
También encontramos tebeos parecidos aparentemente pero opuestos ideológicamente.
Roberto Alcázar y Pedrín.
Con dibujos de Eduardo Vañó y guiones de Puerto, Quesada, Amorós...
Roberto Alcázar y Pedrín.
Con dibujos de Eduardo Vañó y guiones de Puerto, Quesada, Amorós...
Impecablemente vestidos y peinados en su lucha contra el mal, traje con corbata y jersey de pico respectivamente, católicos de misa dominical y amor patrio, nuestros personajes mostraban una apariencia políticamente correcta en aquel momento. Dicen por ahí que los rasgos de Roberto Alcázar (apellido de resonancias castrenses y gestas imperiales, así como nombre de una patriótica publicación de la época, aunque según los autores parece ser que el apellido iba a ser en un primer momento “Alcaraz” y que luego se cambió) estaban inspirados en los del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Pedrín parecía un chico de barrio, ganado para la causa, de esos de la OJE (Organización Juvenil Española, los alevines de la Falange) que luego pasarían a engrosar las filas de los Guerrilleros de Cristo Rey para defender a España de "rojos y separatistas". Sus métodos en la lucha contra el mal eran, como corresponde a los salvapatrias, violentos, incluyendo palizas y torturas “a los malos”.
El Capitán Trueno.
Autores: el guionista Víctor Mora y el dibujante Ambrós - para mí el mejor- entre otros.
Paladín de la justicia y defensor de los débiles, este caballero español, que participó en la III Cruzada y conoció al mismísimo Ricardo Corazón de León, según se nos cuenta en el primer cuadernillo, que por cierto conservo en edición facsímil, siempre va acompañado de sus fieles amigos Crispín y Goliath, quienes comparten un importante protagonismo secundario. El caballero tiene una novia, Sigrid de Thule, a la que ve sólo de vez en cuando y con la que no mantiene ningún tipo de trato carnal, un amor asexuado para que no hubiera problemas con la censura. Víctor Mora, un hombre con inquietudes sociales en aquella España represora e intransigente, diseña unos guiones que pretenden huir de la visión oficial y maniquea de “buenos y malos”: hay extranjeros que son amigos, aunque tengan otra cultura u otra religión, ya sean chinos, indios americanos, negros africanos o vikingos... En sus historias no hay racismo ni xenofobia. También hay buenos y malos entre los españoles y los propios cristianos.
Según el propio autor: “Siempre soñé con escribir las aventuras de un caballero andante, y Editorial Bruguera me brindó la ocasión. Este caballero es fuerte, simpático, lucha con noble idealismo moral por la justicia, la libertad, la fraternidad, la paz (…) Su papel fue a menudo el de hacer que masas de gentes tomaran conciencia de la bestial explotación a que eran sometidas por un grupo de vampiros.”
El Capitán Trueno.
Autores: el guionista Víctor Mora y el dibujante Ambrós - para mí el mejor- entre otros.
Paladín de la justicia y defensor de los débiles, este caballero español, que participó en la III Cruzada y conoció al mismísimo Ricardo Corazón de León, según se nos cuenta en el primer cuadernillo, que por cierto conservo en edición facsímil, siempre va acompañado de sus fieles amigos Crispín y Goliath, quienes comparten un importante protagonismo secundario. El caballero tiene una novia, Sigrid de Thule, a la que ve sólo de vez en cuando y con la que no mantiene ningún tipo de trato carnal, un amor asexuado para que no hubiera problemas con la censura. Víctor Mora, un hombre con inquietudes sociales en aquella España represora e intransigente, diseña unos guiones que pretenden huir de la visión oficial y maniquea de “buenos y malos”: hay extranjeros que son amigos, aunque tengan otra cultura u otra religión, ya sean chinos, indios americanos, negros africanos o vikingos... En sus historias no hay racismo ni xenofobia. También hay buenos y malos entre los españoles y los propios cristianos.
Según el propio autor: “Siempre soñé con escribir las aventuras de un caballero andante, y Editorial Bruguera me brindó la ocasión. Este caballero es fuerte, simpático, lucha con noble idealismo moral por la justicia, la libertad, la fraternidad, la paz (…) Su papel fue a menudo el de hacer que masas de gentes tomaran conciencia de la bestial explotación a que eran sometidas por un grupo de vampiros.”
Mariano, con estas entradas de Tebeo me tienes la mar de entretenida. Gracias corazón. Beso.
ResponderEliminarGrandes recuerdos me trae tu entrada de hoy. Algunos tbos no llegaron hasta mi en el tiempo pero otros como el capitán trueno, zipi y zape, mortadelo y filemón, pepe gotera y otilio, rompetechos, anacleto agente secreto, superlopez, tintin, asterix y obelix me encantaban. Para muchos los tbos han sido el empujon que nos ha llevado a empezar a disfrutar de la lectura de un buen libro. Un saludo.
ResponderEliminarA mí me encanta leer esos viejos tebeos. Algunos, como los de 13 rue del percebe siempre me arrancan una sonrisa.
ResponderEliminarFeliz dia, monsieur
Bisous
Que tiempos estos de los tebeos donde casi aprendimos a leer algunas generaciones y que vida social se hacía con ellos: préstamos, cambios, ventas..., inolvidables y con un buen nivel, los de Roberto Alcazar y Pedrín nunca me gustaron, yo creo que fueron los únicos y eso que todavía no tenía conocimiento del porqué, he echado de menos los de "Hazañas Bélicas".
ResponderEliminarSaludos.
Que buena entrada esta de los tebeos, cuyo nombre venía porque había uno que se llamaba TBO, si mál no recuerdo. Tú, como tienes algún añito más que yo (y mira que yo tengo años), nos habla de algunos que no puede leer como Roberto Alcazar y Pedrin o El guerrero del Antifaz, pero si leía el Capitán Trueno o Jabato (este me gustaba más). También me gustaba mucho Pepe Gotera y Otilio y Anacleto, agente secreto; ah, y la última página del tbo, la de 13 Rue del percebe era buenísima.
ResponderEliminarBuen fin de semana, Cayetano.
Te recomiendo ver la película "El Gran Vazquez" protagonizada por Santiago Segura, está muy bien y como amante del TBO y la historia te gustará.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emejota: distraer a los amigos es algo importante. No todo va a ser recordarles cosas chungas. Por cierto, no sé si estarías pensando fervorosamente en el próximo Presidente del Gobierno, porque me has cambiado el nombre. Jejeje. Tranquila, que eso nos pasa a cualquiera.
ResponderEliminarUn saludo.
Isma: totalmente de acuerdo. Los tebeos hicieron de trampolín para que muchos nos aficionásemos a otras lecturas.
ResponderEliminarUn saludo.
La Dame Masquée: a mí que no me "arranquen" nada que el tebeo es mío. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: esos tebeos apaisados con el soldado de la Segunda Guerra siempre en una lado de la portada, "Hazañas Bélicas", con muy buenos dibujos.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: grandes momentos de placer debemos a aquellos tebeos, algunos eran una maravilla dentro del mundillo de las historias ilustradas y sus autores, unos héroes que a veces no tenían casi ni para comer.
ResponderEliminarUn saludo.
Senovilla: al Segura le va que ni pintado el personaje del gran Vázquez, descarado y viciosete, el gran moroso español.
ResponderEliminarUn saludo.
Historietas les llamabamos por estos pagos sureros,Rico Tipo por ejemplo, con algunos personajes inolvidables para los Argentinos y la Patoruzito cuyo personaje central era un indio que ,visto a la distancia, era muy sospechoso de sumiso.
ResponderEliminarUn par de personajes de aquellos tiempos tenian una influencia surrealista mas que importante. Mas aca la presencia del Eternauta, de Hora Cero y otros aportaron dibujos de altisima calidad con Breccia, Solanas y el guión de Oestherheld (asesinado por la dictadura)
Siempre he creido que hay mucho de cultura popular en este genero que no es para menospreciar
Nando: un género muy perseguido por los dictadores de turno por convertirse en vehículo de ideas "peligrosas" para el sistema. Argentina es buena tierra de autores como esos que nombras, además de Trillo, Juan Giménez o Altuna.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Adónde me has llevado, Cayetano! Esa fue nuestra infancia: un "Diálogo de besugos" con los tebeos como umbral de las páginas de un libro.
ResponderEliminarDe pequeño leí algunos de estos (el capitán trueno sobretodo ) pero estaban más orientado a los superhéroes (me gustaba mucho uno llamado Kalimán, creo que era de Colombia)
ResponderEliminarSaludos Cayetano.
Siempre he tenido tebeos y comics en casa. Desde Carpanta, Anacleto, Mortadelos...
ResponderEliminarY sobre Carlos Jimenes, que decir; tengo un ejemplar firmado y dibujado por el maestro, y toda la saga de Paracuellos. Aparte de su otra serie "Rambla arriba..."
Has dado en mi punto debil, Cayetano ;)
Saludos¡¡¡
Aquellos tebeos...yo devoraba la rue del percebe.
ResponderEliminarHabía en mi barrio una tienda-quiosco-golosinas que la llevaban dos acianitas, "las pepas" mientras pediamos aquellas "lágrimas" unas golosinas minúsculas y dulzonas buen baratas por un "perro gordo" te danban un montón,leiámos con avidez lo que daba de sí la transación, ellas se ponían de los nervios y nos decían "quién quiera leer que los compren"...No teníamos ni para "pipas"Las pepas tenían malas pulgas y nosotras mucho morro...
Ay, Cayetano tus entradas a veces me llevan a recordar "historietas" nada inventadas. Gracias por tan linda entrada.
Besicos.
Francisco: me acuerdo de ese "diálogo de besugos". Había dos que decían:
ResponderEliminar- Buenos días.
- Buenas tardes.
- ¿Es esta la selva?
- Sí, señor. Pase usted.
Un saludo.
Manuel: claro, aparte de los archiconocidos personajes a escala planetaria, luego estaban los héroes de cada país, los locales. Aquí teníamos al Capitán Trueno, un guerrero español aunque de vocación internacional por aquello de defender las causas justas allá donde hiciera falta.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: Carlitos Giménez, el maestro en el arte de preparar y trasegar cubatas, según él mismo, es un fenómeno porque hace todo: los guiones y los dibujos. "Rambla arriba...", "Los profesionales",etc. son comics de su paso por Barcelona cuando trabajaba para sitios como Selecciones Ilustradas.
ResponderEliminarUn saludo.
Cabopá: en todos los barrios había puestecitos de esos que cuentas con viejecitas simpáticas o gruñonas, depende, que te vendían los "torraos", las pipas de calabaza y hasta tebeos de segunda mano. Yo pensaba que las vendedoras de golosinas vivían allí. Eran como el caracol y su concha, inseparables. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo ya pillé la época de los "mortadelos" y "zipizapes" jejejeje. El TBO y El Capitán Trueno no los llegué a ver en los kioscos, aunque llegué a tener algún ejemplar antiguo del TBO heredado de alguna prima mía.
ResponderEliminarKassiopea: Mortadelo es un personaje que ha sobrevivido a muchas generaciones. Ya en los años 60 estaba dando guerra con sus disfraces.
ResponderEliminarUn saludo.
Nos encanta esta entrada, Cayetano. Está bien recordar a los esforzados dibujantes del tebeo español, que por cuatro perras se hinchaban a trabajar para la editorial, cediendo incluso los derechos de sus personajes (algo que queda muy bien reflejado en la película "El gran Vázquez"). Y por si fuera poco, encima tenían siempre encima a los censuradores de turno.
ResponderEliminarNosotros también votamos por la palabra "tebeo" frente a "cómic". ¡Ánde va a parar!
La Fuensanta y el Antón: además compruebo que en vuestro caso, bueno, en el de vuestro autor, no lo dice nadie ajeno al mundillo de las viñetas. O sea que hay conocimiento de causas y solidaridad entre colegas de oficio.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuántos recuerdos...
ResponderEliminarHa sido muy grato leer esta entrada. Gracias
Un beso y buen fin de semana
Arantza: más grato para mí que te hayas pasado por el blog a saludar.
ResponderEliminarBuen finde igualmente.
CAYETANO, CAYETANO, CAYETANO, CAYETANO: Mil perdones, no suele ser ese un tema recurrente en mis pensamientos, pero que Europa gira a la derecha de puro miedo y por instinto natural de salvaguardar lo que piensa que les queda o proteger "sus posesiones"..... Es el inconsciente colectivo que se apodera de las personas, por muchas movilizaciones que se hagan en estos momentos. Lo cual no me impide opinar que todo lo que se haga por la mejora del pensamiento colectivo social es necesario y socialmente sano. Otro besazo y perdón de nuevo, será que el coco me funciona "de aquella manera".
ResponderEliminarEmejota: un simple lapsus sin importancia. Nombres que se parecen. Yo siempre digo que los que nos llamamos Cayetano, Mariano, Casiano, Laureano... "acabamos" muy mal. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado esta entrada. Desde luego los tebeos eran todo un reflejo de la sociedad de la época, aunque no creo que los niños se diesen cuenta de lo que los tebeos transmitían, aún así desde luego algo les quedaría en el subsconciente.
ResponderEliminarMe quedo frío con la viñeta esa de Roberto Alcázar en la que se dice: "no creo muy natural que una mujer se meta sola en un bar" :S...un reflejo del machismo reinante y que luego se extendía a los niños claro...
...a mi todo esto me queda muy lejos :), yo ya soy de los comics de la Marvel y del manga japonés :)
Un saludo.
Carolvs: era la época en la que se decía "la mujer, la pata quebrada y en casa", a imitación de Mussolini: "A la mujer, bastonazos e hijos". No podían trabajar ni abrir una cuenta corriente sin permiso del marido.
ResponderEliminarUn saludo.
La 13 rue del Percebe era una de mi favorita. Estaba en la contraportada del tebeo, y yo siempre los empezaba por el final. Un saludo, Cayetano.
ResponderEliminarDesde la terraza...: era una tentación saber que al final esperaban los personajes de La 13 rue del Percebe. Y muchos caíamos en empezar el tebeo por ahí. Luego ya sabías que te quedaba una página menos, muchas veces la mejor.
ResponderEliminarUn saludo.
Recuerdo perfectamente a Zipi y Zape, el Botones Sacarino, 13 Rue del Percebe, Mortadelo y Filemón, Carpanta, Rompetechos, Las hermanas Gilda, Anacleto agente secreto, Super López, entre otor. No me gustaría dejar de lado a Tintín y Astérix (¿a estos los llamamos cómics o tebeos?). Y, por cierto, nunca leí tebeos de chicas, jejeje
ResponderEliminarSaludos
Yo es que ya me puse con Marvel y los tebeos no los caté, aunque sé de su existecia. Igual es que soy algo más peque, no sé. Los del Percebe si recuerdo haber leído uno cuando estuve ingresado en el hospital hace mazo años...
ResponderEliminarSaludos
Carmen: ya eres de otra generación. Afortunadamente no tuviste que sufrir la segregación por sexo ni en la escuela ni en los tebeos.
ResponderEliminarUn saludo.
Dissortat: los más jóvenes os criasteis con la Marvel americana. Algunos somos ya un poco carrozas. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Qué entrada! Me ha gustado mucho, además de recordar... que soy de la época del final de la 13 Rue. Carpanta nunca me gustó, supongo que porque yo no viví la postguerra y mi familia no desempolvó nunca hambre ni malas ganas.
ResponderEliminarMe quedo con Zipi y Zape, típico de mi generación, que eran lo más parecido al compañero de clase que no lograba aprobar (hoy sería uno más en medio de la masa, me temo), pero sé de buena tinta que salió perfectamente adelante.
Un saludo.
Negrevernis: sobre preferencias cada uno tiene las suyas. En el caso que citas no es por el autor, ya que tanto en Carpanta como en Zipi y Zape es el mismo, Escobar; aunque los dos hermanos conectaban más con el público joven.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuando tenía exámenes y hacía un descanso en el estudio, me ponía a leer tebeos. Me ralajaban mucho.
ResponderEliminarSaludos
Antorelo: lo mío no era algo para después del estudio, sino muchas veces un sustituto: el tebeo escondido debajo del libro. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.