A partir de una iniciativa del amigo Carolvs, surge de nuevo una apuesta de trabajo colectivo. En este caso referente a la figura emblemática de Don Juan José de Austria, de quien hoy 7 de abril se cumple el 382 aniversario de su nacimiento. Esta es mi modesta contribución, en plan de síntesis y tal vez más destinada a mis alumnos que a personas con gran conocimiento previo de tan singular personaje, por lo que se me ha de perdonar esta lectura tan sucinta y sencilla.
Felipe IV era muy aficionado al teatro, a las representaciones en palacio y también a asistir secretamente a los corrales de comedias, el Corral de la Cruz y el Corral del Príncipe, pero era más aficionado todavía si cabe a las faldas y las escapadas a esos corrales le servían de tapadera para sus correrías amorosas.
De esa doble afición, sobre todo de la segunda, resultó el quedar prendado de una tal María Calderón, actriz de profesión, más conocida como La Calderona, una vez que asistió a una función al Corral de la Cruz, uno de los más populares de Madrid. No importaba que la susodicha dama ya estuviera casada y, según cuentan, con amante incluido. Felipe IV quedó prendado de ella de forma inmediata. Fruto de esa relación nació el bastardo Juan José de Austria, quien fue educado como un príncipe, mientras que la madre fue recluida en un convento, parece ser que por iniciativa del Conde Duque de Olivares.
Juan José de Austria nació en la castiza calle de Leganitos el 7 de abril de 1629. Al poco fue apartado de su madre y entregado a una familia convenida para que el niño fuera educado como un príncipe. Aunque el niño fue bautizado como “hijo de la tierra”, denominación reservada para los que nacían de padre desconocido, Felipe IV enseguida tomó interés por su educación, pensando en un principio destinarle a la carrera eclesiástica; pero, parece ser que, por mediación de Olivares, ante la eventual carencia de hijos varones, fue reconocido como hijo bastardo y elevado en consecuencia a la dignidad de príncipe.
Este segundo “Juan de Austria”, émulo de aquél que triunfó en Lepanto, enseguida cosechó grandes éxitos militares y a temprana edad: revuelta de Nápoles, de Cataluña… aunque fracasó en el intento de recuperar el control de Portugal. A la muerte de Felipe IV no disimuló su aspiración al trono, topándose con enemigos como la regente Mariana de Austria y su confesor Nithard. Alejado de Madrid por la regente, regresó cuando Carlos II accedió a la mayoría de edad. Luego fue alejado de nuevo y rehabilitado más tarde por presión de los Grandes de España. Acabó sus días dirigiendo el gobierno de la nación en nombre del rey prestando así un importante servicio a la Corona.
Juan José de Austria falleció en 1679 a la edad de 50 años. Sus restos reposan en el Panteón de los Infantes en la Cripta del Monasterio del Escorial.
Felipe IV era muy aficionado al teatro, a las representaciones en palacio y también a asistir secretamente a los corrales de comedias, el Corral de la Cruz y el Corral del Príncipe, pero era más aficionado todavía si cabe a las faldas y las escapadas a esos corrales le servían de tapadera para sus correrías amorosas.
De esa doble afición, sobre todo de la segunda, resultó el quedar prendado de una tal María Calderón, actriz de profesión, más conocida como La Calderona, una vez que asistió a una función al Corral de la Cruz, uno de los más populares de Madrid. No importaba que la susodicha dama ya estuviera casada y, según cuentan, con amante incluido. Felipe IV quedó prendado de ella de forma inmediata. Fruto de esa relación nació el bastardo Juan José de Austria, quien fue educado como un príncipe, mientras que la madre fue recluida en un convento, parece ser que por iniciativa del Conde Duque de Olivares.
Con Juan José de Austria, uno de los siete bastardos reconocidos, se rompió momentáneamente la tradición de concebir hijos en uniones consanguíneas que tanto daño hacían en los descendientes. El fruto de la relación de su padre con una actriz, es decir, con una plebeya, dio como resultado una persona inteligente, sana, capaz, diplomática y gran estratega. Está claro que el “mestizaje” obró maravillas y trajo consecuencias más positivas que negativas para la Corona española.
Juan José de Austria nació en la castiza calle de Leganitos el 7 de abril de 1629. Al poco fue apartado de su madre y entregado a una familia convenida para que el niño fuera educado como un príncipe. Aunque el niño fue bautizado como “hijo de la tierra”, denominación reservada para los que nacían de padre desconocido, Felipe IV enseguida tomó interés por su educación, pensando en un principio destinarle a la carrera eclesiástica; pero, parece ser que, por mediación de Olivares, ante la eventual carencia de hijos varones, fue reconocido como hijo bastardo y elevado en consecuencia a la dignidad de príncipe.
Este segundo “Juan de Austria”, émulo de aquél que triunfó en Lepanto, enseguida cosechó grandes éxitos militares y a temprana edad: revuelta de Nápoles, de Cataluña… aunque fracasó en el intento de recuperar el control de Portugal. A la muerte de Felipe IV no disimuló su aspiración al trono, topándose con enemigos como la regente Mariana de Austria y su confesor Nithard. Alejado de Madrid por la regente, regresó cuando Carlos II accedió a la mayoría de edad. Luego fue alejado de nuevo y rehabilitado más tarde por presión de los Grandes de España. Acabó sus días dirigiendo el gobierno de la nación en nombre del rey prestando así un importante servicio a la Corona.
Juan José de Austria falleció en 1679 a la edad de 50 años. Sus restos reposan en el Panteón de los Infantes en la Cripta del Monasterio del Escorial.
Cayetano en primer lugar gracias por la colaboración, en segundo decirte que me ha parecido una excelente y didáctica síntesis para aquello que, como tus alumnos, se inician en el conocimiento del personaje y que además estoy seguro les va a levantar una gran curiosidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo de Hijo de la Tierra me recuerda a mi a la peli de Cuerda... "Amanece que no es poco" :)
ResponderEliminarTiene que ser duro ser hijo de rey, reconocido por este, pero también de una mujer cualquiera, plebeya como bien dices, y ver que nunca accederás al trono, que te mirarán mal, que aunque tengas ideas para sacar al país del desastre en el que estaba, no te lo tendrán en cuenta. En fin, la figura de un bastardo es digna de estudio, aunque Don Juan José siempre luchó por el país, por defender sus posesiones, por mejorar la administración y porque se le reconocies su estatus real. Un abrazo, Cayetano.
ResponderEliminarBreve, resumido y muy bien condensado el artículo con la figura de Juan José de Austria. Ya he visitado a otros compañeros, y la calidad y el buen gusto destacan en todos, por supuesto, incluido el tuyo, Cayetano.
ResponderEliminarUn gran abrazo¡
Hola Cayetano:
ResponderEliminarQué hubiese sido si le "primer ministro" hubiese durado más tiempo? O qué hubiese sido si llegaba al trono?.
Saludos
Hacía falta un poco de sangre nueva en la familia de los Austrias y sin duda don Juan José prestó un gran servicio a la corona, aunque intentaban mantenerlo a distancia.
ResponderEliminarSaludos.
Eso de hijo de la tierra tiene una connotación poética fuerte, amen de ¿quien de nosotros no lo es?.
ResponderEliminarCarolvs: muy amable por tu parte. Un grano no hace granero, pero...
ResponderEliminarUn saludo.
José Luis: la película de Cuerda que a veces es poco cuerda aunque al final todo concuerda. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco. ya sabes que la envidia es el deporte nacional y el bastardo no fue ajeno a las maniobras de terceros.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: eres muy amable. Aunque mi contribución es modesta, entre todos construimos una historia digna.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: era un bastardo y eso hacía difícil que hubiera llegado al trono. En caso de que hubiera ocurrido, tal vez habría frenado de alguna manera la decadencia española, al menos habría tenido descendencia no como Carlos II. Los Borbones no habrían llegado a reinar en España.
ResponderEliminarUn saludo.
Kassiopea: estoy contigo: "sangre nueva en la familia". Eso es lo que hacía falta entre los Austrias.
ResponderEliminarUn saludo.
Nando: como nacido del barro. Muy curiosa esa denominación antigua.
ResponderEliminarUn saludo.
No conocía la expresión "hijo de la tierra" que como Nando encuentro poética en extremo, desde luego es mucho más bonito que eso de "expósito". Genarín se apellidaba Blanco Blanco porque los "hijos de la tierra" nacidos en la residencia Virgen Blanca de León llevaban siempre ese apellido :D
ResponderEliminar¡Y cuánta razón tienes en lo de lo del mestizaje!
Saludos
Almalaire: sin duda más bonito. Lo de Expósito, De Dios o De La Iglesia suenan peor. Así que el amigo borrachín además era de padres desconocidos...
ResponderEliminarUn saludo.
Muy entretenida y gustosa de leer tu entrada.
ResponderEliminar¿Al final reconoció hasta siete bastardos?, me imagino que los educara de forma parecida a Juan José y no los faltara posibles.
Un cordial saludo
Eduardo: quien salió mejor parado fue Juan José de Austria. Otros no tuvieron tanta suerte. A las mujeres normalmente les esperaba el convento. Había que esconder el fruto del pecado. Aunque Felipe IV prohibió las casas de lenocinio, él siempre fue un gran aficionado a las faldas.
ResponderEliminarUn saludo.
Es una exposición muy elegante. Y lo de "Hijo de la tierra" es bien solemne.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Retablo de la Vida Antigua: gracias por tus amables palabras. La expresión "hijo de la tierra" es hasta bonita y todo.
ResponderEliminarUn saludo.
¿"Hijo de la Tierra" es como si dijéramos hi... hasta que se le reconoció la paternidad del rey? No diré nada que hay quien se ofende muy pronto en este mundo en el que nos movemos. Muy buena síntesis, Cayetano.
ResponderEliminarSaludos
Querido amigo, un gran día para celebrar con CarolVs y un gran aporte a la blogosfera.
ResponderEliminarUn abrazo
Los paralelismos entre don Juan José y su tío abuelo eran inevitables, ahora y entonces. Creo que don Juan José debía ser consciente de ello, aprovechándose de esta circunstancia en cuanto emepzó su estela a brillar debido a sus éxitos militares. Otra cosa es lo que pensaban las víboras de la corte madrileña.
ResponderEliminarSaludos
Dissortat: como decir hijo del mundo, de padre desconocido. En todo caso era menos hiriente que otras denominaciones que andan por ahí y todo el mundo tiene en mente.
ResponderEliminarUn saludo.
Senovilla: comparto contigo la misma idea. Carolvs ha conseguido unir a gente de la blogosfera con iniciativas como esta.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen: estos bastardos tenían que demostrar su valía entre tanta víbora como dices. Era un reto para ellos el poder descollar entre tanto noble y advenedizo parásito.
ResponderEliminarUn saludo.
Los de Historia sois la pera limonera...¡qué saber, qué enjundia cultural, qué poderío, qué troníoI
ResponderEliminarMe retiro achantaíca. Yo no sé en el fondo de esa tinaja que biblioteca guardas, pero la de Éfeso se queda en mantillas.
Saludos
Hola Cayetano. LLego ahora a casa y comienzo contigo la ronda. Espléndida y como hemos coincidido en muchas cosas al contar la historia de este príncipe nacido del deseo y del amor. Un saludo, amigo.
ResponderEliminarMe gusta mucho esa historía, debía ser muy guapa La Calderona y Juan de Austria tambien.
ResponderEliminarVolviendo a lo de tamaño de los gadgets, muchas gracias pero no lo consigo.
Lo intentaré la semana que viene.
Un abrazo desde mi Librillo.
Parece que esos "hijos de la tierra" al final vinieron a ser más listos. Muy interesante, querido amigo. Besos.
ResponderEliminarRosa: lo dices por tu esposo y colega que también es de historia. Yo, como no tiro nada, todo lo que pillo lo guardo en la tinaja y lo voy sacando cuando hace falta. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde la terraza: muy de acuerdo contigo en eso de que el bastardo nació del deseo y del amor... y del deslumbramiento de la Calderona.
ResponderEliminarUn saludo.
Rosario: tú sigue intentándolo que al final lo consigues. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel: el mestizaje es lo que tiene, mejora la especie.
ResponderEliminarUn saludo.
Desconocía la expresión "hijo de la tierra"
ResponderEliminarcada día se aprende algo.
Buen fin de semana.
Un beso
Arantza: mejor que te llamen "hijo de la tierra" que otras cosas menos finas.
ResponderEliminarUn saludo.
Una de esas figuras tan sorprendentes de la España de los Austrias. Buen artículo para legos, compañero.
ResponderEliminarDisfruta del fin de semana.
Una lección magistral querido profe. Muchas gracias.
ResponderEliminarEso de "hijo de la tierra" suena genial en los tiempos que corren, no precisamente en el sentido que tenía en el pasado. Un fuerte abrazo.
Nuestro Garito: un artículo básico, una propuesta de Carolvs.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Emejota: mejor "hijo de la tierra" que otras "flores" que se dicen.
ResponderEliminarUn saludo.