Las trincheras eran lo más parecido al infierno durante la Primera Guerra Mundial.
Durante un par de años, en pleno conflicto, la guerra de trincheras fue una auténtica pesadilla para millones de soldados. La primera fase, la llamada “guerra de movimientos”, se estancó en 1915 y dio paso a esta nueva modalidad llamada “de posiciones”. Se trataba de una táctica defensiva para asegurar las posiciones conseguidas. También era una guerra de desgaste que por su elevado número de bajas minaba la moral de los soldados. Las trincheras se convirtieron así en una trampa donde se mezclaban el barro, los cadáveres, las ratas y los piojos. Las trincheras eran lugar de combate, letrina, dormitorio, comedor y, para muchos, sepultura. El frío, el miedo, la enfermedad, el hambre y la muerte pasaron a ser los auténticos protagonistas de la guerra.
Durante un par de años, en pleno conflicto, la guerra de trincheras fue una auténtica pesadilla para millones de soldados. La primera fase, la llamada “guerra de movimientos”, se estancó en 1915 y dio paso a esta nueva modalidad llamada “de posiciones”. Se trataba de una táctica defensiva para asegurar las posiciones conseguidas. También era una guerra de desgaste que por su elevado número de bajas minaba la moral de los soldados. Las trincheras se convirtieron así en una trampa donde se mezclaban el barro, los cadáveres, las ratas y los piojos. Las trincheras eran lugar de combate, letrina, dormitorio, comedor y, para muchos, sepultura. El frío, el miedo, la enfermedad, el hambre y la muerte pasaron a ser los auténticos protagonistas de la guerra.
Con la entrada de los EEUU en la contienda, en 1917 se volvió a la guerra de movimientos. La victoria de los aliados estaba cerca.
Un infierno, sin duda, algo parecido a lo que debieron sufrir los soldados españoles en Flandes durante el XVI y XVII, un auténtico infierno de humedad, muerte y frío...los soldados vivían y morían entre sus heces y los restos mortales de sus compañeros...
ResponderEliminarUn saludo.
Me trae a la memoria las tristes historias que me contaba mi padre, soldado zapador en la Guerra Civil, los trabajos nocturnos a la luz de la luna, cuando alumbraba, y otros desastres calamitosos.
ResponderEliminarUn emotivo y triste recuerdo.
Tuvo que ser un verdadero infierno, desde luego.
ResponderEliminarLa Gran Guerra fue un verdadero disparate, pero la guerra de trincheras fue de lo peor. Se intentaba mantener lo conquistado a la antigua pero sufrían los inventos modernos: gases, proyectiles bien dirigidos desde tierra (o desde el aire).
Tengo ganas de leerme estos dos cómics. Me gusta Tardi.
http://1.bp.blogspot.com/_OolXh3RDivo/TRxtz7ePBZI/AAAAAAAAAeg/DPxG3RduRFM/s1600/puta%2Bguerra.jpg
http://www.magazinedown.com/Image/2009471139960977801.jpeg
Abrazo, Cayetano.
Me resulta tan difícil entender al ser humano cuando recuerdo episodios como los que hoy nos traes; por un lado la capacidad que tenemos de resignación y adaptación, y por otro la de justificar las actuaciones más inhumanos. Lo peor de todo es que, aunque más sofisticados, no hemos aprendido gran cosa.
ResponderEliminarEstremecida me voy.
Un abrazo.
Qué horror, no me imagino un lugar peor que estar en una de esas trincheras, esperando morir o matar. Qué espantoso. Y siempre parece haber trincheras abiertas en alguna parte.
ResponderEliminarfeliz dia
bisous
Un par de novelas ,la famosa Sin Novedad en el Frente de Erich Marie Remarque y la no tan conocida pero excelente El Fuego de Henri Barbusse
ResponderEliminarUna pelicula inglesa con Tom Courtenoy (Private Potter ) ,apenas una de las tantas pinturas que muestran esa locura .
De esas trincheras salió en definitiva la gran oleada revolucionaria que puso fin al siglo 19
en Europa
Me han impresionado las fotos y el texto. El infierno existe, lo llevamos con nosotros, dentro, nos acompaña y mas nos vale reconocerlo para intentar alejarlo de nuestro interior.
ResponderEliminarQuienquiera que lo ubicara fuera seguramente estaría intentando preservar la autoestima de género, pero quien tiene verdadera autoestima sabe buscarse las vueltas para escupirlo de su organismo, siempre en la medida de sus fuerzas. Un fuerte abrazo.
Es verdad. Lo más parecido al infierno.
ResponderEliminarUna trampa mortal.
Además es imaginable la secuela psiquica , el trauma que habrá marcado a los soldados sobrevivientes.
Las imágenes son elocuentes y dolorosas.
"Tristes guerras..." diría el poeta.
Abrazos.
Así es Carolvs, sólo que esta guerra es más cercana en el tiempo y en una época en la que se suponía que había algo más de progreso y bienestar que en aquella otra.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: las guerras ya se sabe. No conozco una buena.
ResponderEliminarUn saludo.
Enrique: Tardi es un gran maestro de las historias gráficas para adultos.
ResponderEliminarUn saludo.
Mercedes: la humanidad avanza poco en estos temas. Luego están los que organizan las guerras. Esos no van al frente. Así que les importa poco el sufrimiento de los demás.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: cierto es que siempre hay una trinchera abierta donde hay sufrimiento.
ResponderEliminarUn saludo.
Nando: tienes toda la razón. Los soldados rusos se rebelaban contra sus oficiales y volvían a casa para hacer su revolución contra los que les mandaban al frente. No era su guerra.
ResponderEliminarUn saludo.
Emejota: me temo que en aquellos momentos el infierno y la desesperación estaban por todas partes, dentro y fuera.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmela: "si no es amor la empresa", que diría el amigo Miguel. Me imagino que las secuelas psíquicas, las que no se ven, debían ser terribles.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Que patetismo y que pena producen todas estas luchas fraticidas! Las imágenes de guerra siempre representan la bajeza y el alma de los que las comienzan...
ResponderEliminarUn saludo¡
Javier: después de tanta guerra, la especie humana sigue sin estar vacunada contra otras nuevas.
ResponderEliminarUn saludo.
Recuerdo un fragmente de la novela "El Mago", de John Fowles, que cuenta una experiencia en las trincheras, y daba bastante repelús. Aunque no sé yo si una guerra atómica sería mejor... ¡Glubs!
ResponderEliminarLa Fuensanta y el Antón: mejor me quedo con ninguna.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Horrorosas esas trincheras!
ResponderEliminarLo explicas muy bien, estaban preparadas para ser tumbas ...
¡Ojalá no lo volvamos a sufrir!
Un abrazo fuerte desde mi Librillo.
¡Ay,qué poco me gustan las guerras!
ResponderEliminarAsí que las trincheras menos...Aire,aire, mucho aire para los tiempos de guerra. Ojalá desaparecieran hasta de los libros de Historia.
Besicos.
Todas las guerras son asquerosas y muy crueles. No sé que es peor, que los soldados estén amontonados en las trincheras, o que vayan por ahí, arrasando poblados y violando a toda mujer y niña o niño que encuentren y practicando sobre ellos las mayores barbaridades. La guerra es bárbara siempre, pero incuso dentro de ella hay "modalidades"... Un abrazo, querido amigo.
ResponderEliminarRosario: me fío muy poco de la especie humana, así en su conjunto, no en casos concretos. Así que la historia puede siempre repetirse, para nuestra desgracia.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel: no te falta razón. Aquí la población civil fue menos castigada que en otras guerras, como la que vino veinte años después.
ResponderEliminarSaludos.
Cabopá: buena idea. Si no hubieran existido las guerras, los chicos tendrían que estudiar menos temas en la asignatura de sociales.
ResponderEliminarUn saludo.
Verlo en las películas ya me crea un intenso malestar, así que vivirlo en directo no quiero ni pensarlo. En algún lugar he leído que las llamaban "Ratoneras", y no me extraña.
ResponderEliminarUn saludo desde mi "retiro"
Dissortat: lo de ratonera tiene mucho sentido: vivían como ratas, los cazaban como a ratas y las propias ratas eran las dueñas del lugar (Y esas no leían, como las de tu post)
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Cayetano, entro por primera vez y me gusta lo que he leído. Te enlazo a mi blog. Creo que compartimos profesión. Te dejo el nombre del mío: Tijerasdepapel, por si quieres ecaharle un vistazo.
ResponderEliminarSaludos
Antorelo: gracias por tu amable opinión. Paso a ver tu blog.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, no en cuentro el sitio para ponerme como seguidor tuyo. Dime cómo lo puedo hacer.
ResponderEliminarSaludos
Para cuantos la trinchera excavada como protección acabó siendo su tumba. Trágica y terrible la primera guerra mundial, también la primera en usar gases venenosos que a muchos alcanzaron en fosas de las que no pudieron escapar. Un saludo.
ResponderEliminarSí que tuvo que ser durísima la vida en las trincheras, Cayetano. Recuerdo la película de Kubrick "Senderos de gloria" y otras sobre esta guerra. En fin, como dice la canción de Sabina: "cuando estalle la guerra, estaré en la trinchera contigo". Saludos.
ResponderEliminarTodas las estrategias de guerras son malas, pero en el caso esta de las trincheras fueron abominable.
ResponderEliminartriste episodios nos dejan las guerras
saludos Cayetano
No es de fiar la especie humana.
ResponderEliminarTal cual.
Estas imágenes me recordaron a los soldados de Malvinas .Muchos llegaron a ese clima gélido desde provincias cálidas del norte argentino sin los pertrechos necesarios.
Eran muy jóvenes . Fueron enviados a la muerte y a la mutilación.
Una guerra ridícula y desigual. Sin sentido.
Me pregunto si los que la generaron habrán tenido cargo de conciencia...
La última foto es la más terrible. Una pregunta: ¿España envió algún ejército a la Gran Guerra?
ResponderEliminar¡Que fotos!, esa última convivir con el horror, demuestran muy bien el infierno que eran las trincheras.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde la terraza: en efecto, una guerra muy diferente de las anteriores por el uso de las nuevas armas que se iban inventando, como por ejemplo las armas químicas.
ResponderEliminarUn saludo.
Antorelo: no encuentras el sitio de los seguidores porque lo quité. Me estaba dando problemas y me salían caras que no correspondían con los nombres. Así que no te preocupes por eso.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: la guerra de Sabina seguro que es con la mujer de turno (antes de centrarse con "la Jime") y eso que sin ella "la casa es una oficina", "el pasillo de un tren de madrugada",pero luego "el lunes vuelve la guerra fría".
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: mala cosa esta de las guerras. Habrá que prohibirlas por prescripción facultativa.
ResponderEliminarUn saludo.
Arturo: afortunadamente para nosotros, España no intervino en la guerra; aunque sufrimos sus coletazos económicamente hablando.
ResponderEliminarUn saludo.
José Eduardo: debe ser terrible ver cómo tus compañeros van cayendo y que tú no puedas hacer nada por ellos.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmela: es muy acertado el paralelismo que haces con la guerra de las Malvinas. Los pobres soldados iban al matadero frente a los ingleses y todo por querer el señor Galtieri levantar una cortina de humo patriótico para tapar sus vergüenzas y su incompetencia.
ResponderEliminarUn saludo.
No hace mucho leí un artículo sobre los "pies de trinchera", una enfermedad debida a la humedad que se concentraba dentro de las botas de los soldados, que no se las quitaban nunca. Las fotos eran espeluznantes, literalmente se les pudrían los pies. Un horror.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, Kassiopea, "pies de trinchera". Se les helaban los pies (no podían hacer fuego, porque delataban su posición). Les entraba la gangrena y había que amputar, sin medios ni antibióticos. Un desastre.
ResponderEliminarSaludos.
A las penalidades de la guerra... las del hacinamiento de las trincheras... todo un plan para pasar una temporada... no me puedo hacer una idea de lo que era aquello
ResponderEliminarJosé Luis: una idea sí me puedo hacer, pero seguro que bastante alejada de la real. Debía ser horrible, eso sí.
ResponderEliminarUn saludo.
Las trincheras eran ratoneras donde la muerte y la podredumbre estaban a la espera de agarrar a los pobres soldados.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier: tú lo has dicho. Ratoneras. Lugares llenos de ratones (los soldados) y de ratas auténticas.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano. Esta es la primera visita que realizo a tu blog. Me ha gustado mucho el tratamiento que has hecho del tema y también el material gráfico que le acompaña.
ResponderEliminarMe gustaría señalar un dato en relación a los efectos que provocaba la guerra de trincheras entre los soldados de uno u otro bando que consiguieron sobrevivir a tanto cúmulo de miserias y batallas. La táctica de combate empleada dejaba resguardada la práctica totalidad del cuerpo del soldado de los efectos de la metralla salvo la cabeza y cara, de ahí que las mutilaciones en estas zonas fueran considerables y eso fue fuente de rechazo social cuando estos hombres regresaban del frente. Algunos pudieron sobrellevarlo haciendo uso de prótesis personalizadas según el caso.
Un abrazo tinerfeño.
Carolina: gracias por tu interesante aportación.
ResponderEliminarLa cabeza en efecto era un punto vital por la metralla, que mataba y en los mejores casos mutilaba horriblemente. Sin embargo, a pesar de estar resguardados, muchos acabaron sus días por los pies, por el frío que los congelaba, llegando a provocar gangrena y amputaciones. Un desastre por arriba y por abajo.
Saludos a Tenerife, buena tierra.
mi viejo peleò en la I Guerra en el frente italiano (contra los austriacos) me conto que una vez era tanta la sed que tenian que habia unas ametralladoras que se conectaban a un bidon con agua para enfriarlas al disparar. Los soldados se tomaron el agua del bidon y orinaron adentro para reemplazar el agua que se habian bebido...cuando los descubrieron el regimento fue diezmado (se fusilò a uno de cada diez)...
ResponderEliminarBaltasar: eso es tener sed. Lo demás son tonterías. Ahora que mearse luego dentro ya es pasarse veinte pueblos.
ResponderEliminarGracias por tu visita y un saludo.