La destrucción de Troya a mano de los aqueos tiene su origen en las argucias de Atenea, diosa de la sabiduría, que había sido relegada junto a Hera a un segundo plano por Paris, volcando su despecho y su ira sobre él y en extensión sobre todos los troyanos.
El antecedente fue “El juicio de Paris”. La diosa Discordia, en un banquete de los dioses, había escrito junto a una manzana: “Para la más bella”. Tres mujeres se disputan el título: Atenea, Hera y Afrodita. Con el fin de poner orden entre las tres diosas, Zeus decide que sea un mortal quien haga la elección y opta porque sea Paris, el hijo de Príamo, rey de Troya. Las tres intentan sobornarlo. Hera le ofrece poder; Atenea le asegura triunfos y sabiduría y Afrodita le promete que si la elige a ella le proporcionará el amor de la joven más hermosa del mundo. Y ésta no será otra que la bella Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Paris accede al último ofrecimiento. De ahí la guerra de Troya y también el despecho de las diosas Atenea y Hera.
Cuando los aqueos simulan abandonar el sitio de Troya y dejan el caballo de madera relleno de soldados, una argucia del astuto Ulises, los troyanos creen que es una ofrenda a los dioses que los griegos dejaron en la playa para que éstos les fueran propicios. Laocoonte, sacerdote de Apolo, advierte del posible engaño: “Timeo danaos et dona ferentes” (“Desconfío de los griegos aunque hagan regalos”) Atenea para hacerlo callar mandó dos enormes serpientes quienes salieron del mar y estrangularon a Laocoonte y a sus hijos.
El antecedente fue “El juicio de Paris”. La diosa Discordia, en un banquete de los dioses, había escrito junto a una manzana: “Para la más bella”. Tres mujeres se disputan el título: Atenea, Hera y Afrodita. Con el fin de poner orden entre las tres diosas, Zeus decide que sea un mortal quien haga la elección y opta porque sea Paris, el hijo de Príamo, rey de Troya. Las tres intentan sobornarlo. Hera le ofrece poder; Atenea le asegura triunfos y sabiduría y Afrodita le promete que si la elige a ella le proporcionará el amor de la joven más hermosa del mundo. Y ésta no será otra que la bella Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Paris accede al último ofrecimiento. De ahí la guerra de Troya y también el despecho de las diosas Atenea y Hera.
Cuando los aqueos simulan abandonar el sitio de Troya y dejan el caballo de madera relleno de soldados, una argucia del astuto Ulises, los troyanos creen que es una ofrenda a los dioses que los griegos dejaron en la playa para que éstos les fueran propicios. Laocoonte, sacerdote de Apolo, advierte del posible engaño: “Timeo danaos et dona ferentes” (“Desconfío de los griegos aunque hagan regalos”) Atenea para hacerlo callar mandó dos enormes serpientes quienes salieron del mar y estrangularon a Laocoonte y a sus hijos.
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Así, nos cuenta Virgilio el terrible episodio, según se recoge en la Wikipedia:
"Ellas, con marcha firme, se lanzan hacia Laocoonte; primero se enroscan en los tiernos cuerpos de sus dos hijos, y rasgan a dentelladas sus miserables miembros; luego arrebatan al padre que, esgrimiendo un dardo, iba en auxilio de ellos, y lo sujetan con sus enormes anillos: ya ceñidas con dos vueltas alrededor de su cuerpo, y dos veces rodeado al cuello el escamoso lomo, todavía exceden por encima sus cabezas y sus erguidas cervices. Pugna con ambas manos Laocoonte por desatar aquellos nudos, mientras chorrea de sus vendas baba y negro veneno, y al propio tiempo eleva hasta los astros espantables clamores..."
Virgilio, Eneida.
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Después de este episodio los troyanos introdujeron el caballo dentro de la ciudad y esa fue su perdición: de su vientre hueco salieron soldados que abrieron la puerta de la ciudad a sus compañeros, aprovechando la oscuridad de la noche y que los troyanos andaban distendidos, festejando el fin del asedio aqueo.
Y así cayó Troya y quedó cumplida la venganza de una diosa.
La manzana de la discordia... hay que ver lo rencorosos que eran los dioses olímpicos... claro que Paris dejándose sobornar tampoco era moco de pavo...
ResponderEliminarSaludos...
Siempre el rencor detrás de todo.
ResponderEliminarEn esta historia, recogida por Homero y por Virgilio, siempre me han llamado la atención varias cosas:
- La manzana de la discordia, un fruto que traerá problemas a la humanidad.
- Las serpientes como elemento intermediario entre los mortales y los dioses.
- Y la venganza de estos últimos.
¿Te suena?
Un saludo, José Luis.
Además de los tres detalles que comentas, que son.... familiares.... tiene otros cuantos "tópicos", darlo todo por el amor de una mujer, la figura sensata que advierte pero es acallada, y las consecuencias de una venganza por despecho, que es de las peores.
ResponderEliminarEn cualquier caso, me apasiona la mitología griega :).
Feliz inicio de semana.
¿Poder, sabiduría? ¡Eso no es nada delante de una "tía buena"! Fue lo que más me llamó la atención cuando conocí la historia cuando era pequeña.
ResponderEliminarEn cualquier caso Zeus fue astuto, nadie ganaría obteniendo el favor de una diosa y la inquina de otras dos, Así que mejor delegar los problemas y librarse del desgaste.
Y ya que establecéis semejanzas, la torpeza de Peleo y Tetis no invitando a Eris a su boda y la lógica reacción de ésta última recuerda a las hadas desairadas de los cuentos infantiles... pero sin final feliz.
Monsieur, precioso fragmento de la Eneida. E impactante!
ResponderEliminarO sea que a Laocoonte le contestaron eso de que a caballo regalado no se le mira el diente, y picaron todos.
Pero lo de Paris no tiene nombre. Desde luego su dominio de la diplomacia era nulo. Cualquiera lo nombraba ministro de asuntos exteriores!
Feliz comienzo de semana
Bisous
Por eso me encantan los mitos griegos, Nikkita, por la cantidad de lecturas y enseñanzas que encierran.
ResponderEliminarUn saludo.
Con lo poco que me gustan a mí las bodas...
ResponderEliminarUn saludo, reinas del garito.
¡Menudo ministro de asuntos exteriores habría sido el niñato! No habría dejado mujer sana. Ríete de Berlusconi.
ResponderEliminarUn saludo, madame.
Cayetano...
ResponderEliminarPues ahora que lo dices si que me va sonando la historia si...
saludos
Me encanta la mitología griega. Cada mito posee una conducta, advertencia,etc... de la que el ciudadano griego debe aprender.
ResponderEliminarLa Guerra de Troya encierra un buen puñado de historias mitológicas ocasionadas antes, durante o después de ella. EL mito de Eneas, de Aquiles, la Odiesa... por ejemplo.
Un saludo!
Me gusta mucho ese fragmento de la Eneida Cayetano.
ResponderEliminarNo solo por la enseñanza sin ademas por lo actual que pudiese ser el mismo....A veces la vanidad de los gobernantesn no dejan ver más allá de lo que realmente quieren ver....
Saludos
Siempre disfruto como una bacante tras Dionisos cuando narro este episodio, primer concurso de belleza del que tenemos referencia, origen del cuento de la Bella Durmiente, y del soborno(esa astuta Afrodita) jajaja
ResponderEliminarOdiseo, fértil en recursos, creador de la idea de ese caballo de troya, percedente del nombre del "virus troyano" que mal rayo (de Zeus) lo parta... es uno de mis héroes predilectos.
Hola Cayetano. Decirte que coincidimos mucho en el blog de isthar y hoy he decidido entrar en tu blog. Me parece muy interesante y lo voy a seguir, con una entrada sobre la destrucción de Troya muy buena (me interesa mucho la mitología; llevo unos años dando Cultura Clásica en 3º). También quiero dejarte mi blog de arte para los alumnos de bachillerato, por si te apetece conocerlo: http://artetorreherberos.blogspot.com/.
ResponderEliminarUn abrazo desde Sevilla.
La caída de Troya, un acontecimiento de hace siglos, que está inmerso entre la leyenda y la Historia, aún hoy nos apasiona. Probablemente es esa dualidad Hombre- Dios lo que nos intriga. Héroes míticos, dioses y semidioses en la misma escena y todo por una mujer...
ResponderEliminarLa escultura del Laocoonte para mí es una de las mejores del mundo helénico y fuente de inspiración para los artistas del Renacimiento y cuna del manierismo y del Barroco.
Y en cuanto al latinajo, creo haberlo visto en cierto cómic de Astérix...
Un besito
Nada nuevo bajo el sol, José Luis. Todo copiado de los griegos, de los babilonios...
ResponderEliminarUn saludo.
La mitología, amigo Pablo, un pozo sin fondo de temas, muy interesante porque los dioses tienen los mismos defectos que la especie humana.
ResponderEliminarSaludos.
La vanidad de los gobernantes, Manuel, la soberbia, la venganza... ¡Qué poco hemos cambiado!
ResponderEliminarSaludos.
Amiga Rosa, sólo falta en el mito Ansón, corriendo babeante como un sátiro poseso - "pos" eso- detrás de las bellas señoras, primer certamen de Miss Olimpo según comentas acertadamente.
ResponderEliminarLo del virus "troyano" siempre me ha llamado la atención. Debería llamarse "aqueo", porque los que iban en la panza del caballe no eran troyanos y éstos fueron los que cobraron de lo lindo (Elvira).
Un saludo.
Paco, gracias por pasarte por aquí.
ResponderEliminarMe pasaré por tu blog para echarle un vistazo.
Veo que andas por Andalucía ¿Sabes que, aunque vivo en Madrid, yo aprobé las oposiciones allí y estuve dos años en el IES de Brenes (Sevilla)?
Un saludo.
Cierto, Carmen, el Barroco debe mucho a esta escultura, sobre todo Bernini.
ResponderEliminarEl latinajo siempre me ha hecho mucha gracia. Creo que, en efecto, era uno de los piratas de Astérix el que siempre andaba soltando citas latinas -"Oh, tempora. Oh, mores"- y cosas por el estilo. Veo que no sólo soy yo "friki" de los galos.¡Por Tutatis!
Un saludo... y no romano.
¡AY, con los profes de los mayores, cuanto saben!
ResponderEliminarA mí todo me suena, pero lo tengo que releer.
Gracias Cayetano, por darme esta lección tan perfecta.
Un abrazo desde mi librillo.
Sabiduría la vuestra, Rosario. Hace falta tenerla para motivar a los peques, con toda esa energía que tienen. Mi mujer viene contenta a casa cada día, pero baldada.
ResponderEliminarUn saludo.