Muchos personajes conocidos, celebridades del mundo de la política, la ciencia o la literatura han padecido “fobia social”. Personajes como Einstein, Churchill, Juan Ramón Jiménez o Borges tenían en común el temor o la resistencia a hablar y/o permanecer en presencia de público. En unos casos por cuestión de lo que se ha venido en llamar “pánico escénico”, en otros por el rechazo a compartir los propios pensamientos o actividades con la gente, un rechazo de tipo social.
El escritor argentino Jorge Luis Borges, tenía serios problemas con cualquier tipo de interacción social, temores a mantener con personas entrevistas, coloquios, asistir a entrega de premios, participar en eventos sociales, hablar en público… Aunque evitaba en la medida de lo posible asistir a este tipo de actos, al final consiguió sobreponerse a sus temores y mitigar su fobia.
Winston Churchill, a pesar de su valía como hombre dedicado a la política y que tuvo que verse en multitud de conferencias y negociaciones con muchos líderes nacionales y mundiales, tenía en sus inicios políticos un considerable miedo a hablar en público. Dicen que su fobia apareció un buen día cuando en uno de sus discursos se quedó en blanco y olvidó lo que previamente había memorizado. Su reacción fue mantenerse en silencio observando al público, mientras su semblante se iba enrojeciendo de bochorno. Luego, totalmente abatido, se sentó.
Tuvo que recurrir de aquí en adelante a varios trucos que le permitieran vencer su pánico en similares ocasiones: imaginar mientras desarrollaba su discurso que todas las personas del público tenían un calcetín agujereado. Sin duda una bobada, pero a él le daba seguridad.
Otro truco consistía era plantearse que su audiencia estaba formada por gente nada diferente a él y que debajo de la ropa y de las joyas todos éramos parecidos, por lo que no debía sentir temor alguno. De esta manera se imaginaba a la gente desnuda y así perdía el miedo.
Y así fue como este hombre pudo hacer y articular un discurso tan brillante en un momento tan terrible como lo fue la Batalla de Inglaterra en plena guerra mundial y que decía cosas como estas:
“Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis:
¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.
Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra: ¡Victoria!, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia..."
Fragmento del Discurso de Churchill a la Cámara de los Comunes el 13 de mayo de 1940.
Churchill, con sus luces y sombras, fue uno de los grandes estadistas del S XX. Ahora se echa en falta personajes de sus talla, y así nos va.
ResponderEliminarSaludos, Cayetano
Se le atribuye la opinión de que la mejor improvisación costaba no menos de quince días de preparación. La dijese o no, es una gran verdad.
ResponderEliminarSaludos.
Carolus: un gigante en un mundo mediocre (ideologías aparte).
ResponderEliminarUn saludo.
Retablo: y que no se notase que se trataba de una improvisación.
ResponderEliminarUn saludo.
Tuvo una fuerza de voluntad enorme. Sangre sudor y lágrimas...
EliminarSi, todo un personaje para la historia.
EliminarSaludos, Isabel.
Me llama la atención la capacidad de muchas de estas personas que son capaces de superar sus miedos y llegar a ser personas relevantes en el mundo de la cultura o de la política. En el caso de un político es más difícil pero se comprueba que Churchill era un hombre con voluntad capaz de vencer su fobia y de afrontar la segunda guerra mundial.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde de Lucerna: independientemente de sus ideas, era un número uno. De esos que no abundan hoy.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues parece mentira que un personaje de su talla, tuviese que hacer esos malabares imaginativos.
ResponderEliminarBesos
He concurrido a un conferencia dada por Borges, efectivamente se le notaba una cierta vacilación al hablar como si tuviera dificultades ante personas que no conocía, sumado a la falta de visión.
ResponderEliminar¿Churchill?
Un hijo de puta imprescindible
como muchos grandes hombres.
Pareciera que para llevar adelante la tarea de conducir hay que tener esa calidad
Nando: sobre Churchill ya dejé bien clara alguna cosa en su día, en una entrada que tú también comentaste:
ResponderEliminarhttp://latinajadediogenes.blogspot.com.es/2011/03/acerca-de-churchill.html
Ahora bien, lo que aquí traigo no es ni su ideología ni su posición frente a los conflictos mundiales de su tiempo, incluido el español, sino sus estrategias para hablar en público y su capacidad como político. Lo mismo me ocurre con Borges: un gran escritor, pero que no me interesa nada en su vertiente ideológica.
Un saludo.
Arantza: se puede ser muy capaz y muy inteligente y además padecer de alguna fobia, como le pasaba a este hombre.
ResponderEliminarUn saludo.
En el tiempo de descanso de esta ajetreada ciudad, encuentro un instante para mandarte un abrazo, Cayetano.
ResponderEliminarFrancisco: cuidado con las moscovitas y con los moscones.
ResponderEliminarUn saludo.
Que duda cabe que poco a poco debió superar ese temor. Conté hace tiempo en la entrada "Palabras" una divertida anécdota de su agudo ingenio: Iba Churchill a dar una conferencia cuando en el atril desde el que iba a pronunciar su discurso encontró una nota dirigida a él con la palabra "imbecil". Sin perturbarse comenzó diciendo: "He recibido muchos anónimos en mi vida, pero nunca una firma sin texto".
ResponderEliminarUn abrazo, Cayetano.
Pues en todas en las que se vio metido, nadie lo habría dicho. Supero sus miedos con nota.
ResponderEliminarUn abrazo
DLT: una anécdota muy curiosa que demuestra provenir de alguien inteligente esta que cuentas.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: lo mismo que esos héroes que tienen miedo a los ratones.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano, paso a saludarte, agradecer tus gratisimas visitas y a desear que tengas un bello dia. uN ABRAZO
ResponderEliminarIsthar: el agradecimiento es mutuo.
ResponderEliminarUn saludo.
He sido siempre admirador de Churchill. Siempre intentaba sacar partido de cualquier momento.
ResponderEliminarSus pensamientos y frases siempre dejan reflexión.
Saludios Cayetano. Has empezado ya el año escolar??
Gran creyente de lo exotérico, algo tenía que tener en común con su enemigo...
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Pues resulta curioso pensar en lo que Churchill estaba imaginando mientras lanzaba ese discurso! Seguro que ninguno de los presentes lo hubiera adivinado.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Manuel: un gran personaje histórico, admirable en algunas cosas. Solo que en otras no me resulta convincente ni positivo (su papel de dar la espalda a la ayuda frente al franquismo en España, por ejemplo)
ResponderEliminarUn saludo.
Y el curso ahí va, queriendo comenzar.
Senovilla: un importante personaje de su tiempo, sin duda.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: no sé, yo creo que andaba tan preocupado con la invasión aérea nazi que se anunciaba que igual no estaba de humor para imaginarse al personal en pelotas. ¡Quién sabe!
ResponderEliminarUn saludo.
En el fondo todos somos escrupulosos.
ResponderEliminarPero cuando se oye el ruido de hacer caja, tragamos, vamos que si tragamos... Todo se aprende,todo.
SALUDOS.
Dapazzi: y Churchill aprendió también después de tanto equivocarse. Mira que haber minimizado el problema español y después tener que aguantar las bombas del amigo Adolf, el gran aliado de Paquito. Y eso que en Hendaya salió la cosa mal, que si no Gibraltar habría estado en peligro.
ResponderEliminarUn saludo.
Comprendo a Churchill en su comentario, ya que por diversas cuestiones, me he tenido que enfrentar a un público de iguales ideales, pero desconocidos ellos para mi, en su conjunto. Pero es cuestión de lanzarse, y ya está...
ResponderEliminarUn saludo !!!
Fº Javier Peralta: todo es esta vida es cuestión de práctica.
ResponderEliminarUn saludo.
Curiosa la fobia de Churchill a hablar en público; lo desconocía, aún sabiendo de su flema y socarronería británica. Un placer volver por aquí y saludarte, Cayetano. Este curso no dispondré de demasiado tiempo y no podré dedicar tanto tiempo al blog y a las páginas amigas, pero haré todo lo posible por visitarte y comentarte. Un fuerta abrazo desde Sevilla.
ResponderEliminarPaco: tus visitas siempre son bien recibidas.
ResponderEliminarQue tengas buen curso.
Un saludo.
Muy interesante Cayetano.
ResponderEliminarTengo que buscar uno de esos trucos cuando me entre "El pánico escenico".
Un abrazo fuerte desde mi Librillo.
¿Pero esas cosas las dijo el bueno de Winston?, me refiero a los trucos para vencer su timidez.
ResponderEliminarContento de que estés de nuevo tras tus vacaciones. Un saludo.
Te he encontrado a través de Francisco Espada y me he quedado aquí. Me he permitido poner tu blog en el mío entre mis preferidos. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarRosario: siempre hay soluciones y trucos para casi todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Eduardo: eso parece. Un hombre con recursos, aunque no sea santo de mi devoción.
ResponderEliminarUn saludo.
Felipe: bienvenido a esta tu casa.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo paradógico de estas relevancias es que lo fueran pese a ideologías destructoras.
ResponderEliminarNo sabemos si Churchill vencía otras fobias para acaparar la atención del público.
Ni sabemos a ciencia cierta cómo 'andaba su verdadero patio interior'.
¿Hubiera sido lo mismo en este tiempo actual que corre?
Saludos
PiliMªPilar: quién sabe. Como político tenía una talla indiscutible. Otra cosa es que ideológicamente me convenza.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde luego cuesta imaginarse a Churchill con dificultades para hablar en público.
ResponderEliminarImagino que cuando sobrevino la guerra mundial, él ya había superado casi todos sus miedos.
Un abrazo, Cayetano.
Enrique: en esta vida todo es cuestión de practicar y echarle valor.
ResponderEliminarUn saludo.
ResponderEliminarMe encanta este post, justo ahora también estoy aprendiendo con un curso de ESTHALON en formato mp3 sobre cómo hablar mejor escuchando, este curso saca todo tu potencial, me ayudado mucho en la universidad para hacer las presentaciones de mis informes, ya no hay más trabas ni miedo escénico, aquí les dejo el link para qué le echen un vistazo y se animen a hacerlo www.esthalon.com/educacion01.htm.
Iván: visitaré ese enlace. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSaludos.
Han pasado unos años de esta publicación y aquí seguimos, entonces en Moscú y ahora en Sevilla, compartiendo y comentando el uno del otro.
ResponderEliminarLas primeras veces que hablé en público se me secaba la boca, se me pegaba la lengua al paladar, pero al parecer esa sensación era sólo mía. No fui brillante, pero tampoco hice el ridículo.
Un abrazo.
Sí, Paco. Han pasado casi cinco años desde entonces.
EliminarLo que cuentas sobre hablar en público nos ha pasado -y a veces nos pasa- a más de uno.
Un abrazo.