Quentin Massys.
La actividad bancaria, como pasa con la prostitución (y que me perdonen por meter ambas cosas en el mismo saco, sobre todo las personas que se dedican a lo segundo), es tan antigua como la humanidad misma y es anterior incluso al dinero.
Ya los antiguos pueblos de Egipto y Mesopotamia conocían el asunto cuando centralizaban en palacios y templos las cosechas de cereal (Algunos sacerdotes hacían su agosto, nunca mejor dicho). Los particulares que lo habían guardado allí podían retirar lotes de trigo mediante la entrega de una orden escrita o bien usar esta para cancelar deudas o hacer pagos a otras personas, pagar impuestos, etc.
Pero fue Italia la pionera de la banca moderna.
En La Edad Media, las ciudades italianas vieron resurgir la vida urbana y el comercio tras una etapa anterior larga y agitada. Junto a las actividades mercantiles de ferias y mercados proliferaron avispados burgueses llamados “cambistas” que facilitaban las compraventas cambiando unas monedas por otras, dado que eran harto numerosas como numerosos eran los Estados independientes que acuñaban monedas propias. Pero no solo cambiaban monedas, también intentaban captar el dinero de la gente. Estos sujetos iban provistos de mesas o “bancos” (traduciendo del italiano: “escritorios”) que instalaban en sitios céntricos de gran afluencia de público. Allí recibían depósitos y a cambio proporcionaban un recibo o billete donde de forma impresa se reconocía la deuda. Como el billete era al portador, podía pasar de mano en mano como una forma fácil de pagar en las transacciones sin necesidad de cargar con el peso de las monedas. Estos fueron los primeros billetes de banco.
Ocurría con frecuencia que si uno de estos “bancos” no podía hacer frente a sus obligaciones de deuda y producía el impago de la misma, el negocio se iba al garete. Entonces, para dar testimonio de ello de una manera gráfica y llamativa, el dueño del negocio la emprendía a hachazos con su mesa o banco produciendo literalmente la llamada “bancarrota”. Nunca mejor dicho.
Han cambiado mucho las cosas desde entonces.
Muchos gestores de la banca actual, que han llevado a sus entidades a la ruina, en vez de liarse a destrozar físicamente el chiringuito, como se hacía antiguamente, proceden a largarse sin más tras embolsarse una indemnización millonaria.
Y que la deuda la pague Rita.
Ah, por fin puedo comentar. Pasé antes, pero no me aparecía la opción, y creo que ya me había ocurrido alguna vez antes del verano.
ResponderEliminarBueno, pues me ha parecido interesantísimo eso del origen de la palabra banco, así como enterarme de por qué se dice "bancarrota".
No, descuide, que ahora no tienen esa mínima decencia.
Feliz día
Bisous
Madame: sí. No es la primera vez que me pasa y tengo que volver a la entrada para habilitar la opción de comentarios.
ResponderEliminarY volviendo a la entrada, en efecto, decencia es una palabra poco conocida en ciertos sectores.
Un saludo.
A mi también me ha ocurrido lo de los comentarios. Interesante lo de la banca rota. Ahora tal vez convendría modernizarse y escribir ladrilloroto.
ResponderEliminarSaludos
PD. ¿Para cuando un banquero se volará los sesos como en la crisis del 29? Ya no quedan buenas costumbres. Claro que no tienen motivos, el pufo sale gratis para ellos, se van de rositas.
Si hubiesemos seguido por ese camino, no estaríamos en este berenjenal...o a lo mejor si.
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Carolus: estos chorizos de hoy sí que han sabido modernizarse. Dejan pequeño a Luis Candelas.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: o sería un "berenjenal" muy distinto.
ResponderEliminarUn saludo.
Si rompieran los bancos a hachazos, tal y como dices, en nuestra actual época, hoy en día habrían muchos solares demolidos. ¿No crees?
ResponderEliminarUn saludo, y me alegra que vuelvas por estos lares ;)
Y es que cuando olvidan la prudencia que deben guardar, cuando olvidan que el dinero que "administran" no es suyo, creen ser los dueños del cotarro y creen también que nadie les exigirá rendir cuentas, pasa lo que ha pasado.
ResponderEliminarUn saludo.
Rita, Juan, Perico.....
ResponderEliminarEsto que está pasando me recuerda un poco al "chiste" de un fanfarrón que va a celebrar su aumento de sueldo con los amigos e invita a todos a un pote y unos pinchos y a la hora de pagar, después de haberse puesto morado de beber y comer, se retira discretamente al aseo. Como ven que tarda en salir, los amigos hacen una porra y pagan lo consumido. Al cabo de un tiempo, sale ajustándose el nudo de la corbata y les dice: Pero hombre, por qué habéis pagado? al tiempo que descubre una loncha de chorizo en uno de los platos y metiéndosela en la boca; hummm, estaba bueno el chorizo.
Besos
Querido Cayetano:
ResponderEliminarTal vez mejor nos iría (y más honradamente) si algunos rompieran su banca en estos tiempos que corren).
Un abrazo y buen comienzo de curso.
Curioso el origen de la 'bancarrota'. Sobre los bancos actuales no tengo que añadir nada a todo lo que ya sabemos, y además me cabreo sólo de pensar en la gente trabajadora que ha perdido sus ahorros gracias a sus engaños.
ResponderEliminarSaludos.
No creo que Rita pague nada, al final nadie ha sido, yo pasaba por allí, no tenía responsabilidad, pero me jubilo o me largo con mis millones bajo el brazo no sin antes haber hecho rico a mis amigos... El problema es que que nos llevan a los demás a la bancarrota.
ResponderEliminarUn abrazo. Feliz regreso.
Habría que decir que el nacimiento de la banca moderna permitió la expansión comercial y colonial europea.
ResponderEliminarY también que es un modelo acabado, aunque no nos hayamos dado cuenta. Los políticos siguen hablando de "recuperar la senda del crecimiento", y de que hay que hacer "que vuelva a fluir el crédito", cuando el problema es precisamente la enorme deuda que existe ya. Pero la economía no crece sin deuda, es el modelo que conocemos, y que ha funcionado relativamente bien durante siglos. Las crisis eran inevitables, cuando el nivel de endeudamiento se disparaba por encima de lo razonable. Entonces llegaban la bancarrotas y se volvía a empezar.
Ahora no se aceptan las bancarrotas. Los bancos hay que salvarlos cueste lo que cueste. Y en esas estamos.
Yo pensé que habías deshabilitado los comentarios.
Un saludo, Cayetano.
Qué interesantes todos estos datos, sobre todo los etimológicos.
ResponderEliminarAhora usan el hacha para romper puertas y confiscar casas con hipotecas impagadas. Deberían seguir el ejemplo de sus predecesores.
Fº Javier: como si un tornado hubiese pasado por el país. Más o menos.
ResponderEliminarUn saludo.
DLT: lo mismo les pasa a nuestros políticos. Creen que el país y sus recursos les pertenecen. Y son unos simples gestores de lo público.
ResponderEliminarUn saludo.
Arantza: siempre los hay gorrones.
ResponderEliminarUn saludo.
Negrevernis: los de ahora sacan participaciones preferentes y los que pierden son los pobres incautos de siempre.
ResponderEliminarUn saludo.
Valverde de Lucerna: pertenecen a esa casta de privilegiados modernos. La nueva nobleza.
ResponderEliminarUn saludo.
Kassiopea: lo curioso es que tanto si eres de derecha, de centro o de izquierda, los cabreos del personal apuntan todos hoy en la misma dirección.
ResponderEliminarUn saludo.
Nonsei: dejar que un banco quiebre si lo hace mal es lo justo.
ResponderEliminarEl tema de los comentarios me trae frito. A veces se inhabilitan porque sí.
Un saludo.
La Fuensanta y el Antón: la ley del embudo. Lo ancho "pa mí", lo estrecho "pa ti".
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano. Vivir para ver. Siempre dije que el capitalismo nos tiene de rehenes a los ciudadanos de a pie ante su hipotética caída. Hoy todos hablando de esos sinvergüenzas de Rato, Botín, etc, etc, y sin embargo, todos les necesitamos apra nuestros créditos para que se mueva la economía y el resto del sistema.
ResponderEliminarAhí vemos como Rato o Botín o los demás banqueros se van de rositas antes sus desmanes y sus robos y nosotros a pagarles hasta los últimos céntimos.
¡Si Marx levantase la cabeza...!
Saludos Cayetano.
Por cierto, a ver si quedamos pronto a un paseo histórico-artístico por los Madriles y avisamos a José Luis de la Mata que hace tiempo que no sabe nada de nosotros. Estos días pardos de otoño son los mejores en la Villa Y Corte.
ResponderEliminarSaludos de nuevo.
Juan: ese es el problema, que no tienen miedo porque enterraron al marxismo y cayó el muro de Berlín. Habrá que reinventar algo que les frene un poco. Están desmadrados.
ResponderEliminarUn saludo.
A la vista queda que el pasar de los años no es siempre para mejor. Un saludo moscovita.
ResponderEliminarJuan: tu segundo comentario, no sé por qué razón me salió tarde en el blog; sin embargo si lo recibí ayer por correo electrónico. Respondí a él. No sé si has recibido tu la contestación.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco: no me digas que te has ido a las estepas rusas. ¿Huyendo de la monitora de natación tal vez?
ResponderEliminarUn saludo.
Es precisamente el mercado lo que debería prevalecer en el sistema financiero. Y que aquellos bancos que no sean rentables cierren como ocurre con cualquier empresa privada. Por otra parte,sin sistema financiero, el crecimiento económico es, sencillamente, imposible.
ResponderEliminarSaludos.
Retablo: el problema es que muchos privilegiados que dicen creer ciegamente en la bondad del mercado, cuando las cosas les van mal se olvidan de esa idea y quieren que sea el papá Estado, ese que en otras ocasiones estorba, el que les saque las castañas del fuego. Una contradicción de liberales de pacotilla.
ResponderEliminarAsí que, en efecto, si somos coherentes con las reglas del juego económico, si una empresa va mal debe quebrar.
Un saludo.