viernes, 18 de febrero de 2022

Un cuento indecente


Fuente de la imagen: Weegee

Marcos Fajardo quería escribir una buena historia y necesitaba un arranque potente, por eso compró los derechos de una narración a Nicomedes Piernavieja, avispado —y, casi siempre, achispado— editor del que ya hablamos en alguna ocasión. (1 )

Marcos tenía ganas de escribir una historia erótica y le gustó el inicio que ideó en su día Horacio Pereira, el inventor de títulos para novelas, (2) y que hábilmente supo encontrar Nicomedes entre carpetas atiborradas de papeles y revistas de señoras estupendas en bolas en el desván aquel de la vieja casa que perteneció en su día a Horacio, ya difunto:

Elena estaba harta de no comerse un colín y decidió cambiar de aspecto radicalmente.

En la clínica aquella le metieron en los morros medio kilo de silicona y se le puso boca de lechona lactante.

Luego le quitaron las bolsas de debajo de los ojos, parte de la papada y unas verrugas del dorso de la mano. Se lo metieron todo en un táper para que se lo llevara a casa.

Enseguida encontró novio. Se llamaba Cipriano.

Aquella tarde en el cine los labios de Elena se le ofrecían a Cipriano como una fruta madura. Cuando este la besó notó, además del olor a ajo, una potente erección no buscada y cómo todo el vello de su piel se erizaba en consonancia con su miembro enhiesto.

La epidermis de ella era suave como la de un melocotón y olía a esa mezcla de sudor rancio y deseo que emanan las mujeres enamoradas cuando son jóvenes y se lavan poco.

Pensó que era un buen inicio para una historia tórrida de amor loco, lujuria y desenfreno.

Y se puso enseguida a continuar la historia:

Y aprovechando la oscuridad de la sala y la oportunidad de encontrarse en la última fila, la llamada certeramente fila de los mancos, allí mismo dieron rienda a sus impulsos lascivos y, como pudieron, se apañaron para complacerse mutuamente, no importándoles lo más mínimo guardar las formas ni la incomodidad de realizar el coito en la misma butaca, ella a horcajadas, arremangada, subida encima de Cipriano, como hábil amazona galopando sobre potro desbocado. Tampoco se cortaron lo más mínimo cuando al unísono alcanzaron sendos orgasmos y, tras los oportunos jadeos, prorrumpieron en gritos y exclamaciones de elevado tinte obsceno, hasta el punto de que uno de los espectadores de tres filas por delante les llamara la atención y el acomodador acabara finalmente por expulsarles del cine.

Pues no me está quedando mal —se dijo Marcos. Creo que la historia va bien encaminada. A ver si tengo algo de tiempo y la continúo uno de estos días.

Marcos trabajaba en una empresa funeraria, y últimamente, entre el balance anual y la pandemia, la verdad es que no disponía de demasiado tiempo para dedicarse a esta vocación que acababa de descubrir recientemente, la de autor de literatura erótica, algo tan apegado a la vida como su trabajo lo estaba a la muerte.

Ahora resultaba difícil encontrar un poco de tiempo para continuar una historia que merecía tomársela con calma pero con dedicación plena. La continuaría en cuanto pudiera.

Pero pasó algo que cambiaría radicalmente sus primeras intenciones...

En la última visita que hizo al cementerio, con ocasión de un acompañamiento funerario: traslado del ataúd desde el tanatorio hasta el lugar de enterramiento, etc. , comenzó a replantearse su vida. De ahí pasó a las preguntas y los pensamientos manidos: qué somos, a dónde vamos, qué sentido tiene todo, nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar... Y finalmente una reflexión más profunda le llevó a descubrir que estaba equivocado en todo: su actividad, sus lecturas, sus creencias... Y decidió purgar su conciencia revisando todo lo que hizo hasta el momento: trabajo, aficiones... Quiso redimir sus pecados. Contactó con un pastor de una secta evangelista de su barrio y decidió cambiar de vida. También decidió retomar la historia aquella y usarla para enmendar sus errores. De esta forma escribió a continuación:

Después de aquello, Cipriano comenzó a encontrarse mal. Le remordía la conciencia por lo que había hecho. Sentía asco de sí mismo. "Soy un vil gusano que ha sucumbido a los placeres de la carne. ¿Se puede comparar el goce de unos minutos por toda una eternidad de suplicio eterno en los infiernos? Porque he pecado se decía. Y además del placer prohibido al no estar casado, he cometido un vil asesinato: miles de espermatozoides, de posibles futuras vidas han quedado dentro del preservativo que utilicé. Hijos que no van a nacer jamás. Soy el más miserable de los mortales y merezco el castigo divino."

Tenía ganas de irse a casa e ideó una excusa para que Elena no sospechara nada. Dijo encontrarse indispuesto, con el estómago revuelto por culpa de las palomitas , del meneo y del refresco de cola. Y con esas se marchó, dejando a su novia con la boca abierta.

Camino de casa, absorto en sus cavilaciones y arrepentido de sus actos, le atropelló un coche. Había recibido su justo merecido por libidinoso y pecador.

¡Jóvenes que habéis leído esta historia: aprended de los errores de Cipriano y no cometáis el mismo pecado! ¡Llevad una vida virtuosa de trabajo, contención y castidad!

El relato fue incluido entre las lecturas piadosas obligatorias de la secta aquella para educación y provecho de los jóvenes que se iniciaban en ese credo. Hay quien dice que algunos solo leían —en privado y satisfactoriamente, por cierto la primera parte y obviaban el final, pero eso ya son habladurías.

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(1): https://lacharcaliteraria.com/nuevos-titulos/

(2): https://lacharcaliteraria.com/horacio-pereira-vendedor-de-titulos/






29 comentarios:

  1. No hay nada como ser Testigo de Jehová!

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  2. Extraordinaria y aunque parece enrevesada la historia, hay un hilo conductor tal cual como en la vida misma. En la última parte me ha venido a la mente las instrucciones imperativas de los padres -no santos- de las congregaciones religiosas que desarrollaban sus ejercicios espirituales, tan dirigidos a controlar la mente humana aunque ellos hablaran de procurar por eso difuso llamado alma. Los elementos del argumento, nada que objetar, han sido y no sé si siguen siendo tal cual. Y es que deseo y sentimiento de culpabilidad es una de esas contradicciones por las que habría que pasar factura al catolicismo, pero ya se sabe que esta religión sincrética y camaleónica siempre se va de rositas. Pero el humor y la ironía que desarrollas en el texto está en tu línea de avanzadilla, y yo agradezco. Salud, Cayetano en estos tiempos tan rompedores.

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    1. Descubrí hace tiempo que el humor y el sarcasmo son dos herramientas muy buenas para desarrollar una crítica.
      Gracias por tu extenso comentario.
      Saludos, Fackel.

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  3. Si un escrito empieza de manera aburrida, no me interesa, no me esforzaré para seguir. Quiero que me resulte interesante desde la primera línea, dice Houellebecq, y este escrito cumple todos los requisitos para ser leído con interés. Pobre Cipriano, sorpresas te da la vida.

    Salut.

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    1. En efecto. En una novela puedes aguantar un puñado de páginas antes de mandarla a paseo si no te interesa. En un relato, debe interesar el asunto desde el principio.
      Gracias por esa amabilidad tuya.
      Un saludo, Francesc.

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  4. Eros y Tánatos, virtud y pecado, culpa y redención. Y al final, siempre lo de la jodienda, que todos sabemos que no tiene enmienda.

    Un saludo, Cayetano, me han gustado mucho los contrastes y los giros de la historia.

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    1. Gracias, Carolus. Nada más placentero para mí que os gusten mis historias. Esta con folleteo y todo.
      Un saludo.

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  5. Lo que debería replantearse el narrador de la historia es el final moralizante. Porque parece una ducha escocesa, calor - fío

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    1. Nada, nada, que se condenen al fuego eterno los pecadores, aunque solo sea por pura envidia del narrador.
      Un saludo, Manuel.

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  6. La imagen es realmente potente, creo que por esos minutos de placer Cipriano al menos se sintió lleno de vida. En estas sectas finalmente lo que vale la pena es ser de la elite, pero como "catecumeno" cualquiera, va uno a terminar igual o peor que Cipriano: En un purgatorio y sin el dinero de los diezmos

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    1. Lo mejor que hizo en su vida fue el numerito que se montó en el cine. Jejeje.
      Un saludo, Jose Casagrande.

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  7. ¡Menudo cargo de conciencia el Cipriano! Me he divertido leyéndote.

    Un abrazo.

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  8. Qué pena de chico! Mal negocio, claro que los hay peores, al fin y al cabo el chavalote solo seguía sin enterarse las presiones bioculturales de su tiempo. Ese debio ser el mismo prisma pero invertido que desarrolló ciertos aspectos, que no nombraré por infames, de la naturaleza femenina del género humano (varoncitos incluidisimos). Porque qué depredador(a) apostaría a caballito o yegua perdedor(a)? .... pensaba cierta gallina vieja antaño fina ave reproductora que en su día incubó aquel huevo aciago siguiendo las mismas leyes culturogeneticas.

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    1. La naturaleza tiende sus redes para que la especie humana mantenga el pulso reproductor. Tarde o tempraano todos caen en la trampa. A veces para bien. Otras, no tanto.
      Un saludo, Emejota.

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  9. ¿Es serio, o temporal?. Te echaremos en falta, a ti y a Cipriano..

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    1. Temporal. Posiblemente una semana. Nada serio.
      Gracias, Francesc.

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  10. Una historia ¿ficticia?... quizás no.
    Impresiona que es la vida misma... o a lo mejor es.
    Me gustó mucho Cayetano.

    Saludos

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    1. Hay realidades menos creíbles y que parecen pura ficción. La vida es así.
      Me alegra que te haya gustado. Esa es la finalidad.
      Saludos, Manuel.

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  11. Cayetano, esto es una historia bien contada. Me ha encantado. Espero que el cierre del blog solo sea por vacaciones.
    Un saludo.

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  12. Pordio, cuídate con esmero infinito! Y vuelve pronto que eres la inteligencia hecha humor de la blogosfera, a mi humilde entender! Ah y que sea leve lo que sea que sea!

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  13. Esperando que la ausencia sea temporal y debida a algo leve, te felicito por el relato -o crónica- que estoy segura nos ha hecho sonreír a todos tus seguidores.

    Hasta muy pronto. Un abrazo.

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  14. Emejota, Ana, Ángel y demás amigos:
    No quería dejar sin contestación vuestras amables palabras. Se trata simplemente de una parada técnica por cuestiones que nada tienen que ver con la salud, sino con la organización de mi tiempo libre y con una personal reflexión acerca de los contenidos en mi blog. También una necesidad de hacer un parón y cambiar de rutina. Es cuestión de tiempo.
    Un saludo.

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  15. Espero que sea una ausencia cortita y por motivos sin importancia ,estaremos al loro para seguir leyéndote y disfrutando de tus anécdotas.Cómo este estupendo relato tan real .Cómo la vida misma...

    Un abrazo y hasta pronto:)








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  16. Maravillosa y altamente eròtica la historia de Cipriano, atrapa desde la primera linea. Me gusto el giro y como las grandes obras un final inesperado y quiza obvio para el culpigeno Cipriano. Felicidades Cayetano eres grande.

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  17. Espero que regreses pronto a blogger para seguir leyéndonos.

    Saludos,
    J.

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  18. Sin lugar dudas es más interesante la primera parte. Un saludo.

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