miércoles, 19 de febrero de 2020

Al estilo de Monterroso




Cuando desperté, mi habitación seguía allí.
Algo realmente increíble, difícil de entender, puesto que durante la noche había desaparecido materialmente. Podría jurarlo. Se había disuelto, evaporado, desintegrado en las primeras horas de la madrugada. Las paredes, el techo, la puerta, las ventanas... todo se había esfumado. Resultado de un torbellino inexplicable que surgió en medio de la oscuridad.

Pues lo dicho. Yo tendría nueve o diez años, y estaba con el embozo de la sábana hasta la nariz, dejándome caer en el vacío, adentrándome en la nebulosa de Morfeo, gracias al poder narcótico del sueño, cuando todo sobrevino: la cama comenzó primero a mecerse como una cuna, leve y suavemente, cabeceando como una barca sobre un mar ligeramente ondulado, de la proa hasta la popa; y, luego, de izquierda a derecha, como si dijéramos, de babor a estribor. Más tarde, el movimiento aumentó, se hizo más  pronunciado, casi violento, como si me adentrara en un mar tempestuoso. La barca -perdón, quise decir la cama- subía y bajaba en medio de aquella galerna como si estuviera en una montaña rusa. Paralelamente, la habitación se fue despojando de techo y paredes. El viento agitaba mi lecho en medio de la negrura del temporal. Y sin embargo logró aguantar milagrosamente. Sin siquiera deshacerse. La cama era fortín y refugio. Allí me parapeté yo, abrigado con el embozo hasta los ojos, y logré transitar el proceloso mar de las pesadillas nocturnas. Pero cuando la noche remitió y todo acabó y los primeros haces de luz se colaron por las rendijas de las contraventanas, y mi madre entró en el cuarto para que me levantara para ir al cole, pude comprobar que la habitación seguía allí, intacta pese a todo, tal y como estaba antes de conciliar el sueño.

42 comentarios:

  1. Un mal sueño. No vuelvas a beber agua antes de ir a dormir que luego pasan estas cosas.
    Besos, Cayetano

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  2. Buena historia. Sabes, Monterroso como Calders era niños grandes que escribían sueños.

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  3. Me ha encantado el relato, Cayetano. Los detalles de la zozobra los has narrado de forma magnífica! Mis felicitaciones por tus letras!!
    Lau.

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  4. Este el cuento más corto no es,es más, ha debido ser la noche más larga para tu protagonista.
    SAludos.

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    1. Cierto, una noche larga y llena de zozobra.
      Un saludo, Manuela.

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  5. Los sueños...un escape del día...el cerebro intentado "desestresarse" de lo sucedido y posiblemente darle un sentido al futuro...

    Muy bueno el relato. No defrauda

    Saludos

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    1. Tan necesarios esos sueños como el tiempo que dedicamos al estudio o a la comida.
      Un saludo, Manuel.

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  6. Con tus letras has sabido llevarnos a lo más hondo de esa pesadilla marinera, una recreación fantástica de lo onírico.
    Un saludo!

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    1. Quién no ha soñado de niño con alguna zozobra.
      Un saludo, Félix.

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  7. Uno jamás es dueño de sus sueños. Estos siempre te asaltan.
    Salut

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    1. Así es, Miquel. De noche estamos desprotegidos.
      Saludos.

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  8. Me has retrotraído a la infancia, porque sensaciones que describes bien también las he tenido. La cama era una fortaleza, sin duda. Ay se hablasen nuestras camitas de niñez...Por cierto, cuánto me ha parecido estar viendo las historietas gráficas de Little Nemo. Me dejas a gusto con tu relato. Salud y serenidad.

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    1. También había monstruos que te acechaban de noche; pero con meter la cabeza bajo la sábana se solucionaba el peligro.
      Un saludo, Fackel.

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  9. Narración de la genial aventura de la infancia!

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    1. Gracias, Emejota. Una manera de recuperar esa infancia un poquito.
      Saludos.

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  10. ¡A saber qué se habría metido este niño por la boca o por las narices! Bueno, he de reconocer que en aquel tiempo eran frecuentes y recurrentes mis pesadillas y no tomaba nada extraño.
    Un abrazo.

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    1. Yo tuve una pesadilla recurrente. La misma varias noches. Tremendo.
      Un abrazo, Paco.

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  11. Muy bien logrado, ese sentimiento de miedo y de refugio que se siente en la propia cama.

    Un abrazo :)

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    1. Gracias, Xurxo. Miedo y refugio. Siempre ha sido así.
      Un abrazo.

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  12. Los sueños, sueños son. Pero, ¿cómo saber que no eres un grumete en la tormenta que soñaba que era un niño en la cama cuya habitación seguía allí?

    Un saludo.

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    1. O las dos cosas, como la mano que dibuja la mano que dibuja la mano de Escher.
      Un saludo, Carlos.

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  13. Amigo Cayetano, despertar es el momento más arriesgado del día, unos encuentran un dinosaurio, otros despiertan convertidos en un escarabajo, otros se encuentran con la habitación y la realidad de siempre, ¡Qué horror!, puestos en este plan, más valdría no dormir y evitar, así, los sustos.
    Abrazos

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    1. Así es, amigo Francesc: despertar es toda una aventura. Y sería un problema mucho más grave si no lo hacemos.
      Un abrazo.

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  14. Es sabido la propensión de los niños a reproducir pesadillas los despiertan sudorosos en plena noche. La luz del día hace volver todo a la normalidad. Así que podría decirse que es un cuento basado en hechos reales.
    Saludos.

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  15. De grumete a almirante, soñaba el futuro escritor imaginando que, dominando las tormentas, quizá llegaría a ser un capitán de quince años. Y que al despertar, a su lado seguiría el dinosaurio que sería pequeño, feo y simpático.
    Que nunca falte la imaginación, Cayetano.

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    1. De aquellos barros, estos lodos. Jejeje.
      Un saludo, Ana.

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  16. Detesto cuando sucede eso...

    La figura de Monterroso debería de ser un poco más apreciada en la literatura, y no lo es. Su lugar lo ocupan mediocres que pronto son olvidados...

    Saludos,

    J.

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  17. Eso me pasaba a mí de pequeña cuando comía demasiado jamón ibérico por la noche, que tenía pesadillas y las paredes de la habitación comenzaban a dar vueltas y más vueltas sin que pudiera hacer nada más que caer en el sueño más profundo.
    Saludos

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    1. La manteca del jamón haciendo de las suyas. Jejeje.
      Un saludo, Carmen.

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  18. Siempre he sido persona de pesadillas a cual peor, con los años parece que han disminuido. Muy buen relato Cayetano.

    Un abrazo.

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    1. Sí, de niños parece que son más frecuentes. Al menos para mí también.
      Gracias y un abrazo, Conchi.

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  19. Quien fuera niño para curar en la noche la zozobra del día.

    Me has hecho recordar algunos de los míos.
    Salud, Cayetano

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    1. Cualquier tiempo pasado fue... anterior. Y no regresa.
      Un saludo, Anna.

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  20. Una gran diferencia entre sueño y pesadillas.Las ultimas hace tiempo que no las tengo Será quizás porque medito antes de dormir
    Un buen relato

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    1. Puede ser. Creo que de niño se tienen más pesadillas.
      Gracias, Recomenzar.
      Saludos.

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  21. Eso es una de las cosas de la noche que me gustan: ¡¡que se pueden soñar tantas aventuras!!

    Besos, Cayetano.


    Besos

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    1. A veces son pesadillas. Si pudiera uno elegir.
      Un abrazo, Myriam.

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