lunes, 15 de abril de 2019

La magia de la lectura


Cuando era muy joven tenía un tesoro en mi habitación: una estantería repleta de libros; siempre oliendo a esa combinación de madera y papeles encerrados entre tapas satinadas. 
Y allí se encontraban Guillermo Brown y sus incondicionales proscritos, Sitting Bull y las infinitas praderas, Ulises y la diosa Circe, los solitarios del océano, el escarabajo de oro y los misterios de la calle La Morgue, la caja de yesca y el viejo conciliasueños, el Gun Club de Baltimore, los jinetes indios cabalgando a pelo sus monturas, las oscuras golondrinas de Bécquer, el avaro Scrooge, el plano del tesoro y un barco lleno de piratas… 
Si cogía, por ejemplo, El árbol del ahorcado, y echaba un vistazo a su interior, durante un breve segundo mi cerebro registraba una ensoñación, un espejismo: el movimiento vertiginoso de un remolino de arena típico de los desiertos…. Por eso, cuando cerraba de golpe el libro, como se cierra una puerta —¡blam!—, un espeso muro de silencio y polvo se levantaba en medio de la habitación, y quedaba allí, en el aire, flotando unos instantes, como un ritual de seguridad que impedía el acceso a los intrusos. 
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Ida y vuelta. Viajes, retornos y reencuentros.

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18 comentarios:

  1. Así es Cayetano, nos hablas de una magia que no logro desentrañar en todos estos cachivaches electrónicos actuales. Aunque por problemas de espacio en casa, cada vez leo mas libros digitales... y compro mas libros antiguos con su olor tan característico.

    Un saludo

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  2. A la espera del acontecimiento ¡
    Un abrazo

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    1. Espera pero no desespera. Vamos por buen camino.
      Un abrazo, Miquel.

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  3. En mi habitación también habían muchos libro...Perdí algunos cuantos en la mudanza de país y no sabes cuanto lo he lamentado, porque si bien los compré nuevamente, no eran aquellas ediciones de niño.

    En todo caso el placer por la lectura, se lo trasmití a mis hijos.

    Saludos Cayetano.

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    1. ¡Ah, las mudanzas! Siempre perdemos cosas, recuerdos... Una pena.
      Saludos, Manuel.

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  4. ¿Tenías tantos libros? Editorial Juventud, recuerdo. Yo fui teniendo alguno, pero muy lentamente. Creo que guardo todavía varios como un tesoro, supongo que por sentimentalismo. También me inicié en la práctica de sacar libros de la biblioteca del colegio. Casi veo algunos, Vidas paralelas, de Plutarco, por ejemplo, aunque no entendí nada. Expresas muy bien el lado sensorial que emite la relación del lector con la historia de un libro. Aquella magia, digamos, no se ha vuelto a repetir. Bueno, mejor lo dejo, que me envuelvo en nostalgias. Saludos nocturnos, Cayetano.

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    1. Juventud, Bruguera, Molino, Austral... Ahorraba la paga del domingo y el lunes me iba a La Casa del Libro (antes Espasa Calpe) y me compraba un libro de esos en rústica más baratos. La Odisea fue el libro primero de adultos que leí, con catorce años.
      Un saludo, Fackel.

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    2. Anda, yo ahorraba el trayecto del bus haciendo el recorrido a carrera limpia y una vez a la semana me compraba un bocata de calamares! Las “pagas” semanales las ahorraba y acumuladas servían para cubrir los “agujeros” de los imprevistos como la visita imprevista del fontanero de turno . A partir de los 16 comencé a vender los libros del cole y los pocos de la facultad (casi todo iba de apuntes) para disfrutar de cierta autonomía económica ya que el sueldo lo entregaba en casa.
      Una vida durísima a caballo entre dos mundos, el de mi elitista educación hasta los 14 y el de las miserias de los hijos de la posguerra. Por supuesto mis ancianos padres nunca tuvieron coche y su ambición depositada en mi única persona implicó sentirme responsable de ellos hasta el final de sus días e hipotecada con el futuro. Claro que lo que no mata engorda! Seguramente a la larga las dificultades resultaron convirtiéndose en condicionantes de lo más convenientes! Y una suerte que lo puedo compartir con colegas generacionales!

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    3. La realidad, dura y poco dada a hacer amigos, a veces se impone demasiado pronto. Tener que vender lo propio y personal a temprana edad no debe ser nada grato, salvo que, como tú dices, lo cambies por un buen bocata de calamares.

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  5. A tu biblioteca infantil yo añadiría algunos que se encontraban en la mía: "Ivanhoe", Gloria Fuertes, la colección Barco de Vapor, "Mujercitas" o "El pequeño lord".
    Saludos

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    1. Buenos libros para hacer grandes lectores adultos.
      Un saludo, Carmen.

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  6. Cayetano, insisto cuenta conmigo para lo del libro en papel. Te mandaré mi nueva dirección.
    Ahh y por cierto en mis mudanzas no se pierde nada, y me resulta una ocasión para acoplar lo inimaginable y hacer inventario vital, por eso voy tan lenta y no me fío de nadie. Ahora solo me quedan los” esqueletos” que no cabían en mi coche antiguo, ya en el desguace, pero tienen su espacio preparado a la espera de algún transportista de confianza.
    Me gusta practicar el arte de los pobres de recursos convencionales pero ricos en inventiva, lo llamó el arte del apaño. Con el paso del tiempo cada vez lo practico más, fruto de una solitaria observación infantil, ahh y de la genética por ambos bandos, evidentemente.
    La buena noticia es que ahora,a toro pasado, me encuentro satisfecha y las únicas pérdidas temporales son las de mis despistes. Ahh y he perdido esos 5 kg. que a toda mujer le sobran, que es lo mejor que podría perder .....pero el proceso ha sido duro de narices y alucinante. Por cierto cuanto me dolió dejar mi viejo carro en el desguace! ..... con el se fueron los últimos espléndidos 25 años de mi vida!

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    1. Ya vi tu correo. El lunes, si no se tuerce el asunto, porque andamos pendientes de un asunto familiar grave, te mandaré el paquete por correo.
      Debes tener las lumbares fuertes para enfrentarte al duro mundo de las mudanzas. Yo las odio y procuro que me hagan todo.
      Saludos de nuevo.

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  7. Ojalá se resuelva positivamente ese asunto familiar grave. Lo principal es sufrir lo menos posible.
    Precisamente por ser “flojita” y con la menopausia acechando para fastidiar la cuestión llevo 25 años nadando sin parar como una posesa a razón de unos 3 km. por semana excepto no pocos periodos de enfermedad, por eso decidí recoger la cosecha lumbar, dorsal, cervical, etc. No se la regalaría a los gusanos!
    Pero esta será la última fechoría de esa índole.
    MUCHA SUERTE FAMILIAR! y mil gracias por tu envío.

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  8. Cayetano me gusta tu blog, si me permites me quedo para disfrutar de tus letras.

    Los libros son un tesoro, me encanta tener libros y poder envolver mi imaginación entre sus hojas.

    Un beso.

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    1. Bienvenida al blog, María. Considérate en tu casa.
      Feliz fin de semana.

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