Juan de Escóiquiz es uno de esos personajes poco conocidos pero fundamentales en el devenir histórico porque desde las sombras han sabido manejar los hilos para beneficiarse personalmente de las decisiones que aparentemente han tomado otros, pero que obedecen a una maquinación personal fríamente calculada.
Preceptor de un joven Fernando VII por decisión de Godoy, quien pensaba que se trataba de un hombre humilde de gran cultura y que podía venir muy bien a la educación del joven príncipe. En realidad, bajo esa apariencia de hombre afable y comedido, se encontraba un ser despreciable, ambicioso e inmoral, sin ninguna vocación religiosa.
Escóiquiz inculcó en su discípulo en provecho propio el fanatismo, la ambición y la degradación moral. Aunque pronto se le vio el plumero y fue apartado del joven príncipe por considerarse poco recomendable su influencia, continuó influyendo en él a distancia, formando parte de su camarilla de incondicionales. Participó junto al felón como cómplice en la Conspiración de El Escorial, nada menos que en la estrategia urdida por el hijo para desbancar al rey Carlos IV, su propio padre. Durante el Proceso de El Escorial, una vez descubierta la tostada, acusado por el propio príncipe, quien no tuvo escrúpulos en inculpar a sus compañeros de fechorías, se le desterró a un monasterio. Sin embargo, esto no duró mucho porque regresó poco después para acompañar a Fernando a Bayona y negociar la humillante abdicación de la corona frente a Napoleón. Tuvo la poca vergüenza de culpabilizar de todo el desastre a Godoy, siendo el principal instigador del Motín de Aranjuez.
Gran admirador de Napoleón, las simpatías no eran mutuas por parte del corso quien, consciente de la bajeza moral del canónigo, se servía de él para sus fines, permitiéndose la licencia de darle un tirón de orejas y hasta llamarle tunante. Algo que en realidad no era ningún insulto sino una definición que encajaba con el talante del sujeto.
Durante la Guerra de la Independencia vivió en Francia. Regresó con Fernando VII, recibiendo algún cargo como premio a sus servicios. Finalmente, “el Deseado”, cansado ya de él y no necesitando más sus servicios ni sus intrigas lo apartó de su lado confinándolo en Ronda, donde falleció en 1820.
No le conocía Cayetano, pero es un vivo ejemplo de las miserias humanas concentradas en un individuo. .... y asi se escribe la historia, amigo. ¿Cuant@s habran que no sean conocidos? A nivel empresarial conozco algunos casos, pero pera mi mejor emigrar a un mundo mejor, aislado pero claramente mejor. Bsss.
ResponderEliminar¡Vaya joya! Son muchos los que trabajan en su propio provecho.
ResponderEliminarBuen domingo.
Un abrazo
Un personaje que siempre abunda en cualquier época. Actualmente también hubiera hecho carrera como político, constructor o banquero
ResponderEliminarSaludos
Diría mi abuelo: Dime con quien andas y te diré quien eres...Con semejante personajillo, Fernando VII no podía tener mejor visión de la que tuvo...Vaya barbaridades las que cometió
ResponderEliminarSaludos Cayetano
Emejota: vengo ahora de visitar tu blog y a cuento de lo que ambos contamos, viene bien aquí esa frase que dice "cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi perro." (O perra, si se llama Zola).
ResponderEliminarUn saludo.
Antorelo: un personaje secundario, pero de cuidado.
ResponderEliminarUn saludo.
Carolus: sí, no habría tenido problemas de paro.
ResponderEliminarUn saludo.
Manuel: buen maestro tuvo el felón de Fernando.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues sí que parece un hombre desagrdable, aunque si era coleguilla del peor rey de las Españas, no me extraña nada.
ResponderEliminarSaludos
Dissortat: todo un personaje secundario en aquella farsa de actores mediocres.
ResponderEliminarUn saludo.
En las inmediaciones del poder abundan las ratas
ResponderEliminarNando: ratas, sapos, cucarachas y demás fauna inmunda.
ResponderEliminarUn saludo.
Seguro que había algunos más pululando alrededor del Felón.
ResponderEliminarUn saludo.
No sabía que Fernando VII había tenido tanta ayuda para ser así de desastroso. Menudo personaje el curita.
ResponderEliminarDa lo mismo la época que se eliga. En todas nos encontramos con este tipo de seres miserables, aprovechados y falsos.
ResponderEliminarBesos
Varias veces lo he citado en entradas dedicadas a Fernando VII. Escribió una libro de urbanidad y buenas costumbres y como dije en uno de los artículo: enseñó a su discípulo poco de lo bueno que escribía y mucho de lo malo que hacía.
ResponderEliminarUn saludo.
Menuda joya nos describe, monsieur.
ResponderEliminarCreo que lo único bueno que hizo Fernando VII fue acabar por darle la patada.
Feliz comienzo de semana
Bisous
Eduardo: todos de la misma calaña.
ResponderEliminarUn saludo.
Kassiopea: parece mentira que un personaje así necesitara "asesoramiento" de otros, ¿verdad?
ResponderEliminarUn saludo.
Arantza: debe radicar el problema en la propia naturaleza humana.
ResponderEliminarUn saludo.
DLT: un personaje de cultura, sin duda alguna; pero manipulador también.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: en "pago" a los servicios prestados. Conozco algún caso actual de "agradecimiento" similar.
ResponderEliminarUn saludo.
La manipulación haciendo de las suyas, terrible herramienta, generalmente usada por los más poderosos.
ResponderEliminarMe gustó encontrarte.
Un abrazo
Alicia: terrible en efecto la manipulación.
ResponderEliminarBienvenida a esta humilde tinaja.
Un saludo.
Aún así, un claro ejemplo en el que el discípulo superó al maestro.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier: en efecto. Y en pago de los servicios prestados, una patada en el culo.
ResponderEliminarUn saludo.
O sea que el mentor de Fernandito el Indeseable le ganaba en ideas retorcidas y malvadas. Claro, no me extraña que saliese como salió al tener durante su adolescencia como maestros a su madre, Godoy, su padre y Escoiquiz. ¡Menudos ejemplos!
ResponderEliminarSaludos
Carmen: con esos ejemplos saldría hoy un perfecto delincuente.
ResponderEliminarUn saludo.
Como siempre Cayetano, nos describes estupendaqmente, hoy, le ha tocado a un personaje horripilante, bueno al final se descubrió el "Pastel".
ResponderEliminarUn abrazo desde mi Librillo.
Así pagaba "el Deseado" a su preceptor sus servicios por acabar con Godoy y con su padre Carlos IV desde El Escorial a Aranjuez. De todas formas se lo tenía merecido. Posiblemente sea el más repulsivo de su "camarilla" asqueante. Tan cobarde que no dio ni la cara, como el no menos miserable Tadeo Calomarde, que se llevó una buena hos.... del "Deseado" cuando sobrevivió en 1832 y supo que le quiso birlar el trono a su hija, la de los "Tristes Destinos". La admiración por el corso por parte del fulastre este llegó a tal límite que intentó casar al "Deseado" con una de sus hermanas.
ResponderEliminarBuena entrada.
Saludos colega.
Rosario: lástima que el verdadero culpable de la conspiración se fue de rositas.
ResponderEliminarUn saludo.
Juan: se supo rodear el fofo-felón de la peor escoria de su tiempo.
ResponderEliminarUn saludo.
Es que no se libraba nadie del entorno de Fernando VII. Es algo que produce asombro.
ResponderEliminarSaludos.
Retablo: ese hombre era el "rey Midas" de la inmundicia. Todo lo que tocaba lo pervertía.
ResponderEliminarUn saludo.
Alejandro: uno más para la colección de impresentables.
ResponderEliminarUn saludo.