Penélope.
Una historia de acoso y de fidelidad no compartida.
Mujer virtuosa y bella, fiel durante la ausencia de su amado Ulises, según nos cuenta Homero, esposa abnegada que ve cómo día tras día los antiguos combatientes de la guerra de Troya regresan a sus hogares, mientras su marido no da señales de vida.
Porque Penélope se mantuvo casta durante la prolongada ausencia de su esposo, algo que él no hizo cuando mantuvo flirteos y devaneos con algunas mozas y diosas como Nausicaa o la temible Circe. ¡Ah, el sempiterno machismo griego!
La belleza de Penélope y la ausencia del marido habían hecho acudir como moscas al pastel a numerosos pretendientes quienes se esforzaban en enamorarla y en convencerla de la necesidad de tomar esposo, dado que a estas alturas el otro habría posiblemente muerto.
Penélope, hábil y discreta, rechazaba una y otra vez las proposiciones de casamiento de sus pretendientes quienes poco a poco iban instalándose en el palacio, consumiendo sus víveres, dándose grandes festines. Me imagino que ésta era la famosa hospitalidad griega. Y por lo que se ve, también era corriente lo poco que importaba para los griegos la opinión de la mujer, quien no podía disponer libremente de la propiedad del esposo ausente y echar a los moscones con cajas destempladas. Penélope se vio obligada a ceder aparentemente. Dijo a sus acosadores que tomaría esposo de entre ellos cuando acabara de tejer un lienzo. De tal modo que durante el día se entregaba a la labor y por la noche deshacía lo hecho durante la jornada anterior.
Penélope, hábil y discreta, rechazaba una y otra vez las proposiciones de casamiento de sus pretendientes quienes poco a poco iban instalándose en el palacio, consumiendo sus víveres, dándose grandes festines. Me imagino que ésta era la famosa hospitalidad griega. Y por lo que se ve, también era corriente lo poco que importaba para los griegos la opinión de la mujer, quien no podía disponer libremente de la propiedad del esposo ausente y echar a los moscones con cajas destempladas. Penélope se vio obligada a ceder aparentemente. Dijo a sus acosadores que tomaría esposo de entre ellos cuando acabara de tejer un lienzo. De tal modo que durante el día se entregaba a la labor y por la noche deshacía lo hecho durante la jornada anterior.
Así les pudo dar largas durante un tiempo. Los pretendientes cada vez se impacientaban más y conminaban a la mujer a que tomara de una vez una decisión eligiendo a uno de ellos. Agobiada, les dijo que en efecto Ítaca necesitaba un rey y mostrándoles el arco de su esposo les propuso que si eran capaces de doblarlo para tensar la cuerda, ella se convertiría en esposa de quien lo lograra.
Aceptaron.
Ninguno lo logró hasta que llegó un hombre mal vestido, aparentemente un cuidador de puercos, vulgar, desastrado y viejo, y dijo que él podía. Y así fue. Entre las risotadas de los acosadores logró tensar el arco, descubriéndose y dándose a conocer como Ulises, y dirigiéndose a sus súbditos, en compañía de su hijo Telémaco, les animó acto seguido a acabar con las aves de rapiña que se habían adueñado de su palacio y pretendían de paso adueñarse de su casta mujer. La historia termina en venganza y sangre, tras la cual el aqueo recobra a su mujer. Y después vivieron felices. Y me imagino que comerían mucho queso feta, yogures y aceitunas.
Y esa es la historia oficial, la que nos cuenta Homero.
¿Debemos creerla al cien por cien?
Hay otras versiones, como por ejemplo ésta:
Aceptaron.
Ninguno lo logró hasta que llegó un hombre mal vestido, aparentemente un cuidador de puercos, vulgar, desastrado y viejo, y dijo que él podía. Y así fue. Entre las risotadas de los acosadores logró tensar el arco, descubriéndose y dándose a conocer como Ulises, y dirigiéndose a sus súbditos, en compañía de su hijo Telémaco, les animó acto seguido a acabar con las aves de rapiña que se habían adueñado de su palacio y pretendían de paso adueñarse de su casta mujer. La historia termina en venganza y sangre, tras la cual el aqueo recobra a su mujer. Y después vivieron felices. Y me imagino que comerían mucho queso feta, yogures y aceitunas.
Y esa es la historia oficial, la que nos cuenta Homero.
¿Debemos creerla al cien por cien?
Hay otras versiones, como por ejemplo ésta:
LA TELA DE PENÉLOPE O QUIÉN ENGAÑA A QUIÉN
"Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada. FIN"
Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.
De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada. FIN"
Augusto Monterroso (1921-2003)
Fíjate,lo antiguo que es, que la opinión de las mujeres poco importaba a los griegos, que ha llegado hasta nuestra era contemporanea....No siempre ya lo sé pero....Todavía hay muchas campanas de cristal.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el cuento de Monterroso, es genial habia oido hablar, sin haberlo leído...
Como siempre buena entrada. Buen domingo y besicos,amigo bloguero.
Ah, tu acróstico a mi exclusiva muy acertado
Me encanta el cuento de Monterroso, es como la venganza del Coyote :)
ResponderEliminarYo también creo que Homero se dormía y no se enteraba de la mitad de las cosas
Feliz Domingo.
Cayetano, me alegra que toques este tema. A mi los mitos, me gustan, como me gustaban los juguetes, de pequeño: lo mejor era destriparlos. La historia de Penélope, me parece una historia masculina, que resume todo lo que los hombres esperan de las mujeres:
ResponderEliminaramor, belleza, entrega, fidelidad.... todo menos ser ella misma y correrse (!) sus propias aventuras.
Precioso personaje el de Penélope y, como bien dices, reflejo de la situación de la mujer en la Antigua Grecia: para ser decente debías ser discreta, sumisa y fidelísima. Eso de hacer como Clitemnestra y cabrearte con tu marido porque hubiese sacrificado a una de vuestras hijas y asesinarle con ayuda de un amante está muy feo y es de busconas desvergonzadas y malas mujeres en general.
ResponderEliminarLa astucia de Odiseo le permitió elegir bien a su mujer. Sin dejarse obnubilar por la belleza de la mujer que pretendía en un primer momento, Helena, terminó optando por hacer de árbitro para el matrimonio de la hija de Zeus y conseguir así hacerse con la mano de la prima de ésta, que le dio bastantes menos disgustos de lo que hizo la espartana con el que finalmente fue su esposo. Si es los griegos ya lo tenían todo en cuenta.
El único punto que no concuerda en la historia es cómo el joven Telémaco no pusiese orden y repartiese estopa en condiciones. Que diez años de la guerra de Troya más diez años de periplo hacen viente y él ya tenía unos pocos años cuando se fue su padre. ¿Tan tontín era el pobre como para que no se le transmitiese el trono? Me parece a mí que era uno de los de la generación Ni-ni. Y como entonces no se llevaba tirarse diez años estudiando una carrera, pues venga a viajar con la excusa de buscar a su padre, de palacio en palacio preguntando por él y de fiesta en fiesta.
Seamos indulgentes con Odiseo, sólo se la pegó a su mujer con mujeres literalmente divinas... ¿Qué tiarrón podría resistirse a hechiceras como Circe (más aún cuando te estás jugando el cuello) o divinas bellezas como la de Calipso?
Curiosa la reinterpretación del mito de Monterroso.
Saludos y a disfrutar del domingo.
Sí, Cabopá, lo de los griegos es de un machista indecente. El cuento de Monterroso es una justa venganza.
ResponderEliminarUn saludo.
Homero era ciego y no se "coscaba" de la misa la media.
ResponderEliminarUn saludo, Almalaire.
Sí, Manuel, parece una historia hecha por el hombre y a la medida del hombre. Sólo parecen interesar las "correrías" del protagonista.
ResponderEliminarUn saludo.
Es verdad, parece la antítesis de la mujer de Agamenón.
ResponderEliminarLo de Circe era complicado. Le podía haber convertido en gorrino como a sus compañeros si no hubiera elegido el lecho de la maga.
Un saludo, Reinas del Garito.
Pueeeessss... No se, no se, pero yo creo que tampoco me gusta esta version. Hombre, monsieur,es que con lo denostadas que ya estaban las mujeres en la sociedad griega, no faltaba mas que encima ahora la pobre Penelope pasara a ser mujer infiel y viviera para traicionar constantemente a su esposo. Desde mi punto de vista la deslealtad no ha sido nunca virtud, y por tanto muy bien no es que la deje. Sigue siendo pasiva y no hace otra cosa que tejer, solo que con doble proposito y un fondo de falsedad.
ResponderEliminarSera posible que no haya modo de salvar a las pobres mujeres griegas?
Feliz domingo
Bisous
O sea, que lo más sensato, prudente y políticamente correcto hubiera sido el término medio, sin esos extremos de Monterroso y de Homero.
ResponderEliminarUn saludo, madame.
Le sonrió
ResponderEliminarcon los ojos llenitos de ayer,
no era así su cara ni su piel.
"Tú no eres quien yo espero".
Y se quedó
con el bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación...
a mi,más banal ,somero quizás, cuando escucho el nombre Penélepo
no me remite a la tejedorita griega que no dio el mal paso esperando sin necesidad de antihigienicos cinturones..
La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice
que escucha su mal:
Dexadme llorar,
orillas del mar...
Pues me diste, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer
tan largo el penar,
y me cautivastes
de quien hoy se va
y lleva las llaves
de mi libertad,
Dexadme llorar,
orillas del mar...
Retomo,que me he ido,Penelope entonces no me remite a Homero ,sino a Serrat con su canción tan pegadiza
Cayetano, en este caso estoy muy de acuerdo con Madame... ni calvo ni 3 pelucas, un término medio habría estado bien, porque Monterroso no es que la deje tampoco en muy buena posición.
ResponderEliminarMe parece que los dos se dormían de vez en cuando y se perdían algo :D.
Que pases buen domingo. Saludos
Yo creo, Nikkita, que el cuento de Monterroso tiene además una lectura de "venganza" de una mujer a la que en el relato oficial, el de Homero, se le impiden tomar decisiones y aquí lleva la iniciativa de la historia.
ResponderEliminarTodo depende de cómo se mire.
Saludos.
Muy curioso el cuento de Monterroso, Cayetano. No tenía el placer de conocerlo.
ResponderEliminarEn este caso creo que suscribo la versión que Homero nos hizo llegar.Son tantos años escuchándola que no me imagino a una Penélope adúltera, ¿En qué posición quedaría el valeroso Ulises en esa sociedad griega tan machista, si lo que nos cuenta Monterroso fuese verdad?
No me lo puedo imanigar...
Un saludo!
A Monterroso le gusta sacar el lado oscuro de la historia, para fastidiar. Yo también me quedo con la versión de Homero, la tradicional.
ResponderEliminarUn saludo, Pablo.
Cayetano, no esta mal esta narración de Monterroso. Estamos harto de oir y estudiar y hacer estudiar las virtudes de la abnegada Penólope, su fidelidad indestructible, su ejemplo para las generaciones futuras. No conocía este cuento, pero me alegro de leerlo; alguna tentanción tendría la buena mujer, no? Pero bromas aparte, ambos eran fieles a su manera, porque Ulises también, sólo tenía el pensamiento de su hogar y su familia, aunque tuviera de echarse con alguna diosa o bruja: el fin justificaba los medios. Esa era la mentalidad de la época y como tal la recoge Homero de la tradición oral. Otra cosa,¿no había mejores ilustraciones para ambientar el texto o tú también estabas de broma?
ResponderEliminarNueva contestación a Nando.
ResponderEliminarYa veo que te viene a la memoria la canción de Serrat:
"Dicen en el pueblo
que un caminante paró
su reloj
una tarde de primavera.
"Adiós amor mío
no me llores, volveré
antes que
de los sauces caigan las hojas.
Piensa en mí
volveré a por ti..."
Pobre infeliz
se paró tu reloj infantil
una tarde plomiza de abril
cuando se fue tu amante.
Se marchitó
en tu huerto hasta la última flor.
No hay un sauce en la calle Mayor
para Penélope."
En este caso, el "Ulises" que volvió no era el que añoraba Penélope.
Un saludo.
Amigo Paco, te diré que en parte hay algo de broma o de desenfado en la entrada. Las ilustraciones que he visto por ahí eran demasiado serias. Bueno, la primera lo es. Ya sé que tú, como experto en Arte, notas cómo se te erizan los pelos ante ciertas imágenes no demasiado ortodoxas.
ResponderEliminarDe todas formas, prueba a teclear Penélope y busca imágenes. Todo el rato sale Penélope Cruz.
En fin. Otra vez será.
Un saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarLa historia de Penélope, como leyenda al fin, algo tendrá de verdad.
Me ha llamado siempre la atención esta historia, en parte por lo sacrificada y abnegada que es ella. Un virtud considerada importante en la antigua Grecia Machista.
Que hubiese sido si la historia la hubiese escrito una dama?
Saludos
Era una sociedad muy machista, Manuel. Las únicas damas que manifestaban sus opiniones y se codeaban con los hombres eran paradójicamente las hetairas, las cortesanas que curiosamente estaban destinadas a proporcionar placer a los hombres.
ResponderEliminarUn saludo.
la segunda versión es mucho más divertida ... sobre todo para ella...
ResponderEliminarSin embargo, José Luis, a muchas de las damas que siguen este blog no les hace gracia la versión de Monterroso, por lo de casquivana e infiel (también llamada "pendón desorejado".)
ResponderEliminarPara todos los gustos.
Un saludo.
Lo que nos ha quedado claro de la soiedad griega a través del relato de Homero es que era machista, como muchas otras. La paciente Penélope esperando a un marido que probablemente nunca llegará. Al fin y al cabo era un modelo a seguir en la realidad: soldados que se iban a la guerra, mujeres castas que les esperaban eternamente.
ResponderEliminarLa otra versión la considero actual, la de una mujer liberada que entretiene el tiempo flirteando en situación de igualdad con el marido que probablemente nunca volverá.
Un saludo
Hola, Carmen.
ResponderEliminarPues sí. No sé que es más criticable, si el relato de una sociedad tradicional y machista de Homero o el "divertimento" de Monterroso.
Lo lamentable es que busques imágenes en internet sobre este personaje y el 99,9% sean fotos de Penélope Cruz. ¡Qué cruz!