lunes, 11 de noviembre de 2019

Recuerdos




Me acuerdo de aquel colegio y de los severos castigos que nos suministraban algunos profesores por enredar o por no sabernos la lección. Recuerdo que nos hablaban de las terribles penas del infierno que nos esperaban si nos tocábamos. Los curas nos decían que además podríamos dañarnos la vista y hasta quedarnos ciegos. A mí siempre me llamó la atención que casi todos ellos llevasen gafas. También recuerdo que fui creciendo y que dejé de creer en muchas cosas y, sobre todo, en ciertas personas. 

Los chicos de entonces no teníamos consola, solo el parchís y el juego de la oca. La tele era en blanco y negro y llegó a tener dos canales, el normal y el UHF. Había pocos programas exclusivamente para niños. No nos perdíamos los dibujos animados, ni Bonanza, ni Los Intocables. Nos cagábamos de miedo viendo Rumbo a lo desconocido, con unos marcianos muy graciosos y gente que hablaba un español importado de México o Puerto Rico, como Perry Mason, el famoso abogado criminalista.

Recuerdo que merendábamos pan con chocolate. Había una marca horrible que se llamaba Vitacal, un sucedáneo áspero y de aspecto terroso. Los chicos decíamos: "chaval, toma Vitacal, que el culo te huele mal." Si teníamos alguna peseta disponible comprábamos regaliz o pipas o pastillas de leche de burra. Esas eran las chuches de entonces. Jugábamos mucho en la calle hasta que nos llamaban nuestros padres. 

En casa no teníamos un cuarto para cada uno, ni ordenador, ni móvil, pero las noticias volaban y nos llegaban rápidamente, como aquel día en que asesinaron a Sharon Tate los del clan Manson. También supimos cuando Massiel ganó el festival de Eurovisión, mientras en el mundo estaban pasando cosas muy gordas, en Vietnam, en París, en los EEUU… Bueno, de eso no estábamos al tanto, pero no era culpa nuestra. 

Recuerdo que carecíamos de muchas cosas de las que hoy disfrutan los niños, pero siempre estaban a mano algunos libros maravillosos: las novelas de aventuras de Salgari o de Julio Verne, las peripecias de Guillermo Brown, los tebeos de El Guerrero del antifaz o de El Jabato. Y sobre todo, teníamos mucho tiempo para disfrutar la calle y los amigos, esas tardes interminables en las que jugábamos al escondite, a las canicas o a la peonza… Podíamos compartir actividad con las niñas en plan más tranquilo y “civilizado”. Entonces solíamos acabar jugando al "balón prisionero" o al "rescate". O bien, sólo con chicos en plan bruto. En ese caso acudíamos a los platos fuertes y jugábamos al fútbol. Bueno, yo era poco “futbolero” y prefería subirme a los árboles como Tarzán o como la mona Chita. 

Recuerdo haber ido alguna vez al cine a ver películas como Quo Vadis, Ben Hur, Los Diez Mandamientos o Los cañones de Navarone. Recuerdo también los primeros cigarrillos a escondidas, comprados por unidades sueltas a la pipera del barrio. Y el olor a tabaco disimulado con el caramelo de menta que tomaba después para que en casa no notaran nada. 

Me acuerdo de la cocina de carbón y de mi madre trajinando entre cacharros, con la radio puesta, oyendo tal vez la radionovela o el consultorio de Elena Francis. 

Recuerdo alguna vez que fui un niño.

34 comentarios:

  1. Salvo por el colegio de curas (no fue mi caso) me has traído toda mi infancia desde el recuerdo. Ahora me doy cuenta que era otro mundo bastante diferente, ni mejor ni peor, pero que disfrutábamos como enanos.

    Un saludo, Cayetano.

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    1. Sí. Los de tu generación, la primera de la EGB, jugabais también mucho en la calle. Lo recuerdo bien.
      Saludos, Carlos.

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  2. Aquellos años parecían una balsa de aceite y en el mundo pasaban cosas muy gordas. No disponíamos de tantos cachivaches de distracción, ni móviles, ni tabletas, ni nada de todo esto, había menos ruido y menos charlatanes, pero teníamos que soportar a uno de voz aflautada que nos hacía la vida difícil, ahora hay otros con diferentes voces que también nos la hacen pero nos distraemos mucho más y se estudia mucho menos.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Algunos parece que añoran a ese siniestro personajillo de aquellos tiempos.
      Un saludo, Francesc.

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  3. Todos esos párrafos de recuerdos puedo suscribirlos en sus detalles nominales, incluso. Noticias que volaban, por ejemplo que a Franco se le había estallado una escopeta de caza y estaba herido, o el asesinato de Kennedy que, curiosamente, afectó mucho a los españoles. Lo de jugar con las niñas pues lo recuerdo con agrado, porque no era fácil, ya que los niños iban al colegio y jugaban con los niños y las niñas con las niñas, como decía luego la canción. Pero siempre había hermanas, primas, vecinas, y nos descubrían juegos de las que uno no se avergüenza ahora: jugar a las cocinitas y comiditas, coger sus muñecas, ellas jugar a guerreros, en fin, que al margen del puñetero sistema los niños, fuéramos del género que fuéramos, rompíamos lar normas y normalizábamos clandestinamente aquello que no era de cánones al uso. Lo cual no quitaba que los chicos emulásemos a los otros chicos más audaces, bestias o hábiles. Modelos han existido siempre. No obstante, creo que lo que yo prefería era: en solitario, leer tebeos (a veces era una verdadera indigestión, porque el intercambio funcionaba de maravilla) y jugar creando personajes que salían de uno mismo poniendo diferentes voces. En grupo, he jugado a lo bestia pero me apasionaba también el diálogo con otros chicos en los recreos. Ah, y coleccionar cromos era otra de nuestras pasiones, aunque económicamente estuvieran limitados, hice la de Los diez mandamientos, luego debí regalar el álbum, porque me quedé sin él, ya no recuerdo muy bien, y hace unos años en un mercadillo volví a encontrar otro álbum, a falta de un cromo, no dudé en comprarlo, era barato además. Y es que veo que tanto a ti como a mí nos persigue lo que yo llamo, tomando el término de Vázquez Montalbán, la educación sentimental. Que viene de la infancia cargada de significados pero que la mantenemos como llama emprendedora de mayores. Recuerdas, recordamos, y cada vez más por razones obvias, que una vez y durante unos cuantos años fuimos niños. ¿A que eres capaz de hacer el plano de situación de la casa donde vivías entonces? Yo sí, y tengo la fortuna de que aún quedan de aquel tiempo un par de vecinas, de dos viviendas diferentes (la casa solo tenía tres viviendas, no había llegado el urbanismo desarrollista y las casas estaban en función del ferrocarril que venía desde mediados del XIX) con las que de vez en cuando recordamos, y ellas me ponen más al día simplemente porque me llevan unos años. A mí me parece maravilloso tener algo más que el recuerdo que vincule con la infancia. Y la información que a veces me proporcionan son como claves para entender mucha vida oculta, secreta o sencillamente que como niño me pasaba desapercibida. Jo, me has hecho argumentar, mejor, evocar con unas pinceladas de tu ejemplo.

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    1. Muchas gracias, Fackel por tu comentario. Lo de los tebeos era un mundo especial. Mi favorito era El Capitán Trueno. Los diez mandamientos también fue la primera colección de cromos que hice. Bueno, fue mi madre la que más se implicó. Yo era algo pequeño.
      Un saludo.

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  4. Ayer se cumplió los 50 años del Espinete y la rana Gustavo.
    El tiempo vuela, que decían Los Pekenikes.
    salut

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    1. Espinete y el Barrio Sésamo ya era para la generación que vino detrás de la nuestra. Los Pekenikes sí, aunque mi grupo preferido eran Los Bravos. Qué tiempos.
      Un saludo, Miquel.

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  5. Menos lo del colegio de curas,coincido en todo.No tenia ordenador pero me sobraban tebeos que mi madre me compraba todos los sabados por ir a la plaza a comprar con ella..Y aviones de montar que me encantaban,era el premio a la paciencia y al ir cargado con bolsas..
    Alguna vez fui niño pero creci deprisa..
    Un abrazo

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    1. Y los muñequitos aquellos que vendían en algunas tiendas, indios y americanos.
      Un abrazo, Jose.

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  6. Mecagoenlaputa... ¿vivías en mi casa?

    Abrazo.

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  7. Prácticamente no tuve niñez, pero me identifico con algunos de tus recuerdos.

    Beso grande

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    1. Yo tuve niñez a pesar de todo, que había cosas... en fin. Sobreviví, que diría la canción.
      Un abrazo, Myriam.

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  8. Describes a la perfección muchos recuerdos de aquellos años que teníamos muchas carencias. La calidad de vida ha mejorado notablemente, tengo mis dudas si el mundo actual también.
    Saludos.

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    1. Teníamos carencias, pero disfrutábamos con cosas simples, sin necesidad de gastar mucho. Otros tiempos, otras necesidades.
      Un saludo, Matías.

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  9. Muchos de esos recuerdos también los tengo...jugar en la calle, tomar agua de la manguera del jardín, saltar la valla de la casa abandonada...

    No la cambio por la de ahora.

    Saludos Cayetano

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    1. El cambio fuerte en los hábitos de los chicos ha sido en las últimas décadas. Antes se jugaba mucho y se regresaba a casa con alguna herida en las rodillas, incluso alguna descalabradura.
      Saludos, Manuel.

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  10. La infancia se queda atrás en cuanto nos descuidamos.
    SAludos.

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    1. Sí, la vida es más breve de lo que pensábamos cuando éramos niños y creíamos que nos quedaban por delante siglos de existencia.
      Un saludo, Manuela.

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  11. Recuerdo todavía una escena de mi infancia: en el patio del colegio, a media mañana, una monja pega con la regla en la mano a una niña que se ha portado mal. La niña, sin lágrimas en los ojos, la mira con pupilas desafiantes.
    Daría para una reflexión cuanto menos. Y te estoy hablando de los años 80.
    Un saludo

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    1. En los 80 ya iban escaseando esos castigos, salvo en casos de integrismo medieval.
      Un saludo, Carmen.

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  12. Firmo lo que has escrito. Fuimos otros niños en otra época. Lo he leído y me ha entrado la nostalgia de tiempos que no volverán. Desde la perspectiva actual me parece que todo eso sucedió hace muchísimos años, más de los que tengo en la actualidad. Un saludo, Cayetano.

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    1. Fue ayer, pero parece que ya pasó un siglo. Hemos cambiado mucho.
      Saludos.

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  13. Que tiempos Cayetano, que bien lo pasamos y cuantas cosas vivimos y disfrutamos. Te olvidaste de los libros de Enid Blyton y las aventuras de los cincos y los libros de Guillermo el travieso .
    Las tardes de lluvia tocaba jugar a los juegos reunidos geyper.
    Un saludo
    Puri

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    1. Qué gozada Guillermo Brown. Todavía conservo sus libros, los de la editorial Molino.
      Saludos

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  14. Creo que has descrito la infancia de casi todos nosotros Cayetano, yo creo que con mucho menos de lo que hay ahora éramos más felices, mis recuerdos de lectura son cuentos de princesas y los tebeos de mis hermanos, Roberto Alcazar y Pedrin, El Jabato, El guerrero del antifaz, El Capitán Trueno etc. Me ha dado mucha risa cuando dices te llamaba la atención que casi todos los curas llevaban gafas.

    Un abrazo.

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  15. Jugar en la calle con los amigos era un privilegio de los niños que vivían en los pueblos o en barrios sencillos de las ciudades. Los de "clase alta" vivían enclaustrados entre los internados y lo muros de las mansiones. Y cuando lees sus memorias comprendes muchas actitudes de su vida adulta. Saludos.

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    1. Así es. El que no jugó de pequeño, siempre arrastra carencias.
      Un saludo, Ana.

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  16. Las niñas, cuando yo lo era, jugábamos también en la calle.
    Alguna vez algún niño se colaba en los juegos y si se terciaba jugábamos a médicos. Pero lo que mejor me sabe es aquella vez que nos apostamos que nadie era capaz de comer hormigas vivas. Las demás horrorizadas me miraban mientras yo me las metía en la boca. El placer que sentí al verlas con aquellas caras de pánico salvó el sabor a ácido fórmico que tenían.
    Eran otros tiempos, de oración, capilla, y rosario.
    Y yo también un día dejé de creer en según que.

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    1. Las hormigas olían a Colonia, Eso decíamos entonces.
      Saludos.

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  17. Al menos le quedan los recuerdo. Algunos ni eso tienen.

    Saludos,

    J.

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    1. Es lo único que no te pueden robar, salvo que te hayan robado también la infancia
      Saludos, J.

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