
Esta entrada forma parte de un proyecto colectivo sugerido por nuestro amigo bloguero Carolvs, al cumplirse hoy el 350 aniversario del nacimiento de Carlos II.
Este pueblo nuestro, siempre dado al humor grueso y al exceso, ha sido prolijo en chistes y coplillas, siendo con frecuencia la diana de sus dardos los representantes políticos, los gobernantes, los ministros, no salvándose de la andanada ni siquiera los "monarcas por la gracia de Dios". Es como si pretendiéramos hacer pagar nuestras penalidades habidas en este valle de lágrimas a los personajes más importantes del momento, una especie de pequeña venganza popular por la mala suerte tenida, sin que la cosa vaya a más que el chiste, el chascarrillo y la mala leche. Si bien es muy liviana y endeble la línea que separa el humor de la maldad, la ocurrencia simpática de la crueldad.
Y por supuesto, de esas coplillas satíricas no se libró tampoco el joven rey Carlos II, apodado “El Hechizado” porque según la creencia popular era víctima de un maleficio porque alguien le había dado a beber los sesos de un cadáver desleídos en chocolate caliente.
Es de sobras conocida su debilidad física, su tardanza en aprender a andar y a leer, sus enfermedades crónicas...
"El príncipe, al parecer,
por lo endeble y patiblando,
es hijo de contrabando,
pues no se puede tener ."
Carlos nació endeble y enfermizo, resultado final de una política matrimonial basada fatalmente en enlaces consanguíneos. Y eso que la Gaceta de Madrid decía que el 6 de noviembre de 1661, “nació un robusto varón, de hermosísimas facciones, cabeza proporcionada, pelo negro y algo abultado de carnes.”
Obviamente, esas presuntas "cualidades físicas" no eran compartidas por todos. El embajador de Francia escribió a Luis XIV años más tarde para decirle:
“El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura (…) asusta de feo.”
Para mayor fatalidad, no podía tener descendencia. Y eso que se casó dos veces. El caso es que era incapaz de engendrar. Era estéril y hay quien dice que sufría de eyaculación precoz. Ni María Luisa de Orleans ni después Mariana de Neoburgo pudieron tener descendencia con el rey.
Y así una copla popular decía:
"Tres vírgenes hay en Madrid:
La Almudena, la de Atocha,
Y la Reina Nuestra Señora."
A María Luisa de Orleans la querían poco por estos pagos. Era bastante impopular:
“Lastimosa cosa es
Carlos tu poco valor.
Si has enfermado de amor,
Morirás de mal francés.”
La antipatía se incrementó al no haber un heredero:
“Parid, bella flor de lis,
Que en fortuna tan extraña,
Si parís, parís a España.
Si no parís, a París.”
No faltan las críticas a los políticos que rodeaban a su majestad:
“No sé cómo esta Corona
Gota de sangre conserva,
Conjurándose a chuparla
Cien sangrientas sanguijuelas.”
Ni la galería de "virtuosos" allegados y aferrados al poder:
"Un Condestable medroso,
un Presidente ignorante,
mal casado un Almirante,
un Humanes lujurioso,
un Cardenal muy goloso,
un Alba todo cizaña,
un Vélez que se ha hecho araña
y debajo un Confesor.
Este es curioso lector
todo el gobierno de España.
No podían faltar las disputas entre el hermanastro de Carlos II, Juan José de Austria y el padre Nithard, confesor de la reina. Entre 1666 y 1669 sus partidarios intercambiaron campañas difamatorias llenas de coplas de grueso calibre para solaz y esparcimiento de sus respectivos seguidores:
“Atiéndame su Insolencia,
dígame padre Everardo,
si quema la Inquisición
¿cómo a él no le ha quemado? (…)
sin duda que de Alemania
trajo peste a nuestro barrio,
pues desde que en él está
estamos acá purgando. (…)
Todo lo hace religión
y todo lo ha reformado
pues ya ha llegado a ser celda
lo que antes era palacio.”
No se quedaban atrás los detractores del bastardo:
“Dicen que está muy colérico
porque cierto papel crítico
le corrigió los dictámenes
de sus errores políticos.
pues, ¿qué se queja de sátiras
quien contra el honor más ínclito
publicó con tanto escándalo
tantos papeles satíricos?
Acuérdese de sus fábulas
y díganos por qué título
premió entonces lo quimérico
y hoy castiga lo verídico.”
No es de extrañar que Juan José de Austria, "el hijo de la tierra", harto ya de la incompetencia y de las maneras del confesor y sus secuaces, advirtiera directamente a Doña Mariana de sus intenciones: "Si el próximo lunes ese cura no ha salido de Palacio para siempre, entraré con mis hombres el martes y lo tiraremos por el balcón".
Es curioso que junto a la retahíla de coplas con mala uva, asombren otras con un notable grado de ternura.
En 1667, cuando el pequeño Carlos II solo contaba con seis años de edad y sus maestros emprendían la ardua tarea de enseñarle las primeras letras, el autor anónimo de un villancico, aprovechó el tema de enseñar al Niño Jesús a leer para establecer un paralelismo con el joven rey y animarle también a aprender a leer y a ser un buen monarca.
“Atención a un Rey niño
que está leyendo
y en el Christus repasa
grandes misterios.
La primera letra es A
y os está diciendo que
el que os quieran los vasallos
consiste en vuestro querer.
la Bondad se sigue luego
significada en la B.”
O por motivo de su casamiento a los 18 de edad en 1679 con María Luisa de Orleans :
"Sobre dar la enhorabuena
del más feliz casamiento
al Rey, que viene del Austro,
Monarca de dos imperios,
que para gloria del orbe,
es segundo sin primero."
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Bibliografía:
- Artículo de Carlos Gómez Centurión, Departamento de Historia Moderna Universidad Complutense de Madrid, “La sátira política durante el reinado de Carlos II”. Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea número 4, Madrid 1983.
- "El teatro español a finales del siglo XVII". Historia, cultura. Javier Huerta Calvo y otros. Ediciones Rodopi. Amsterdam, 1989.
-"Carlos II: el centenario olvidado", Luis Antonio Ribot García, Ediciones Universidad de Salamanca, 1999.
- "La España de Carlos II", de H. Kamen Ed. Crítica. Barcelona 1981. Una obra citada y explicada con detalle por nuestro colega Juan:
http://histocliop.blogspot.com/2010/02/la-espana-de-carlos-ll.html
- Algo más desenfadado, pero ameno y divulgativo para el público en general:
"Historias de reyes y de reinas", Carlos Fisas. Ed. Planeta. Barcelona, 1992.