Al hablar de las causas de la Revolución Francesa nos encontramos con opiniones para todos los gustos.
La interpretación más conservadora (Burke, De Maistre, Bonald) apunta a una conspiración por parte de activistas sin escrúpulos, que ven en el descontento popular una ocasión para manipular el momento y situarse en el poder. La interpretación liberal (Sieyes, Mirabeau) insiste en las causas ideológicas, de tal forma que los privilegios y la desigualdad serían los motivos para desmontar la sociedad del Antiguo Régimen. La historiografía marxista (Soboul) abunda más en los factores sociales y económicos, en la crisis y en los intereses de clase.
Si bien es muy difícil ponerse de acuerdo en la causa principal de la revolución, dada la complejidad de este fenómeno, sí parece evidente que en la radicalización de la misma juegan algunos factores: la miseria de la población, la ostentación de lujo, la presión extranjera (Para Austria y Prusia, lo que está ocurriendo en Francia es un cáncer que puede hacer metástasis en toda Europa), etc. Factores que, si bien no causaron la revolución, sí la agravaron y radicalizaron todavía más a las masas, dando a la historia personajes genuinos y extremistas como Robespierre o los "Cordeliers”.
Lujo y miseria en el último tercio del siglo XVIII.
Las dos caras de una misma moneda: Francia momentos antes de estallar la revoluciónMiseria de un pueblo y ostentación de riqueza de una corte rodeada de lujo, cuya figura más representativa y odiada posiblemente fuera María AntonietaMISERIA
"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor."
Patrick Süskind. El Perfume.
LUJO Y DERROCHE. LA OTRA CARA DE LA MONEDA
María Antonieta, hija del emperador Francisco I y María Teresa de Austria, reina de Francia y esposa de Luis XVI, mujer de carácter frívolo y derrochador, simple como el asa de un cubo, de gran influencia sobre su marido, inmisericorde con su pueblo hambriento, era poco querida por éste quien siempre la consideraba una extranjera, más inclinada hacia Austria que hacia Francia. Por su afición a las joyas fue acusada, parece ser que injustamente, de encargar un collar de diamantes cuando el pueblo moría de hambre. Casada con un hombre impuesto al que no quería, de hecho no se consumó el matrimonio ni en la noche de bodas ni en siete años después. Insatisfecha en su vida conyugal buscó la satisfacción en el lujo, en la vida mundana, en las fiestas, en los bailes y, en el plano afectivo y sexual, mantuvo un largo idilio con el conde sueco Axel Fersen. A todo esto, la situación económica de Francia era inaguantable: enorme gasto público por el derroche de la corona -en Versalles había 4.000 criados- que generaba un déficit crónico que intentaba solventarse con nuevas subidas de impuestos, carestía de los alimentos de primera necesidad por una serie de años de malas cosechas, grandes privilegios de la Nobleza y el Clero, los cuales estaban exentos del pago de impuestos... todo ello generaba un clima de descontentos, previo paso al estallido de la revolución en 1789. Cuando estalló la revolución nadie pensaba en una República, sino en moderar y reorganizar el papel de la monarquía. Pero la reina, enemiga de la revolución, deseaba vehementemente un conflicto entre Austria y Francia que pusiera fin a la situación. De hecho pidió ayuda a su hermano Leopoldo II de Austria. Una carta a su nombre dirigida desde Austria es interceptada y la reina acusada de traición a su pueblo. Detenida junto a su marido en 1792 , acusada de alta traición a Francia y señalada como "enemiga declarada de la nación francesa", fue condenada a la guillotina y ejecutada al año siguiente.
Patrick Süskind lo describe a las mil maravillas en El Perfume. Tenía que ser un lugar muy lejos de lo que ha llegado a convertirse. Aunque en esa época los paises conlindantes andarían muy parejos. Las altas esferas derrochando y el pueblo sufriente, eso, sufriendo.
ResponderEliminarUn beso
Interesante e instructiva entrada la de hoy Cayetano. ¿Porque sera que ultimamente cuando leo estas cosas mi mente hace extrapolaciones con el día a día actual? Que curioso....
ResponderEliminarArantza: el olor es un buen método para describir la miseria de aquellos días.
ResponderEliminarUn saludo.
Lorenzo: la crisis es lo que tiene. Y las comparaciones siempre son inevitables.
ResponderEliminarUn saludo.
Y menos mal que pararon a tiempo ese derroche.Ya sea un tribuno, un emperador, un comandante o una reina; si al pueblo se le tocan las narices, ocurre lo lógico. A rey muerto, rey ...puesto?
ResponderEliminarSalud¡¡
La novela "El perfume" es escalofriante, pero refleja muy bien el ambiente hediondo que debía de llenarlo todo en aquella época. La gente estaría habituada y lo soportaría bien, pero si viajáramos en el túnel del tiempo a aquellos días...no sé cómo reaccionaríamos.
ResponderEliminarEn cuanto al pobre llevando sobre el lomo a los gerifaltes...hoy como ayer, no cabe duda.
Un abrazo
Tu entrada de lujo, excelente...
ResponderEliminarEl vídeo una maravilla a tener en cuenta. ¡Qué bien te documentas! Profesor eres la cara de la moneda de la buena práctica, magistral...
Besicos.
Lo has definido como nadie: lujo y miseria, las dos caras de la misma moneda, uno no puede existier sin el otro; para que que uno tenga lujo, otros tienen que ser muy miserables. Las desigualdades que nunca desaparecerán, Cayetano. Buena semana.
ResponderEliminarJavier: la historia nos da lecciones. Errores del pasado que no se deben repetir. ¿Aprenderemos alguna vez?
ResponderEliminarUn saludo.
Rosa: para mi gusto, la novela "El perfume" parte de una idea genial: los olores, y además empieza bien. Luego se me cae la trama a padazos. No me convence el final. Pero tiene el gran mérito de la originalidad. Bueno, tú del tema sabes un mogollón, ¡qué te voy a contar!
ResponderEliminarUn saludo.
Cabopá: en el fondo, esta entrada va también destinada a mis alumnos de este curso, como complemento al tema que vamos a desarrollar esta semana entrante. A ver si hay suertecilla y sirve para algo, además de los comentarios de los amiguetes blogueros.
ResponderEliminarUn saludo.
Paco: una dicotomía siempre de actualidad, por desgracia. Solo que en aquellos momentos la cosa era muy descarada.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya se ha escrito en otro comentario pero veo algunos paralelismos con la sociedad actual, una casta política que vive de espaldas al pueblo y el pueblo sufriendo los efectos de la crisis empobreciéndose y los jóvenes emigrando, si esto sigue y no se ve una luz al final del túnel, habrá moviemientos sociales incontrolables, la desesperación y la injusticia conducen hacia la indignación.
ResponderEliminarMuy oportuna la entrada.
Un saludo.
Desde luego hacía falta una profunda limpieza, y vaya si se hizo. El mundo cambió mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarFue un cúmulo de situaciones que algunos supieron radicalizar.
ResponderEliminarRespecto al lujo y miseria, el absolutismo reinante en Francia era un crisol de contrastes, aunque pensándolo friamente qué sociedad no lo es.
Un abrazo
Valverde de Lucerna: esas son las lecciones que da la historia, solo que los dirigentes del mundo mundial parece que no la aprenden. Si siguen apretando la soga, la gente se hartará y la liará buena.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde la terraza: hay un antes y un después de la revolución.
ResponderEliminarUn saludo.
Javier: las revoluciones las piensan los utópicos, los que sueñan con un mundo mejor y más justo. Luego la aprovechan los listillos en beneficio propio.
ResponderEliminarUn saludo.
Renacer implica primero morir, aunque de forma natural uno se resista a ello. Cuando se generan situaciones extremas, se está propiciando que en cualquier momento salte la chispa de aquellos que sólo esperan ganar porque ya lo perdieron todo; una vez que se enciende la mecha ya no se sabe quienes serán las víctimas. Saludos.
ResponderEliminarFrancisco: así es. Cuando salta la chispa y se prende la mecha ya no vale con soplar. No hay quien detenga la explosión. Los dirigentes del mundo político y financiero deberían repasar un poco la historia. A lo mejor aprendían algo.
ResponderEliminarUn saludo.
Y en el fondo es lo que parece María Antonieta,hoy creo también la consideraríamos una activista o espía, desde las más altas cúpulas del poder, al servicio de una potencia extranjera.
ResponderEliminarSaludos.
Eduardo: no creo ni siquiera que tuviera vocación de espía, solo quería mantener sus privilegios y pegarse la gran vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Si, tardaríamos mucho en discutir los motivos de la revolución francesa, pero creo que eso no es lo importante, lo importante es que ocurrió, con sus luces y sus sombras gracias a ella el mundo alumbró una nueva era.
ResponderEliminarMaría Antonieta fue muy probablemente una pesada carga para la Monarquía borbónica, aunque como otros personajes históricos la creo también víctima del mito, muy probablemente exagerado.
ResponderEliminarUna revolución monárquica que acabó radicalizándose y trayendo consigo una república de terror y después un Imperio gobernado por el primer gran genocida de la historia: Napoleón, que llevó a Francia a la ruina en Viena 1815.
Un saludo.
Desde luego una cosa no comprendo: ¿con aquella escandalosa desigualdad y la Revolción Francesa no llegó más lejos? Porque hacia 1848, medio siglo después, tras pasar Napoleón, el nuevo absolutismo de los dos últimos Borbones, el rey burgués Luis Felipe, y todo para acabar en un Imperio de Mapoleón III y una III República imperialista y chauvinista. A Francia la tengo calada hace tiempo, lo que pasa es que esa estética vende mucho y saben pasar por superprogresistas en el mundo.
ResponderEliminarSaludos.
Carolvs: la revolución se radicalizó por la presión extranjera, Austria y Prusia principalmente, pero efectivamente empezó siendo monárquica (Girondinos). Lo de Napoleón levanta pasiones enfrentadas. Aparte de las burradas militares que perpetró, creo que nadie pone en duda sus aportaciones al liberalismo político como el código civil, aparte de estabilizar yrestaurar económica y administrativamente su país. A nosotros creo que nos habría ido mejor con su hermano Pepe Plazuelas que con el botarate del rey felón. Un regalito que no nos merecíamos como premio por echar a los franceses de España.
ResponderEliminarUn saludo.
José Luis: creo que eso es lo importante. El inicio de una nueva era en la historia.
ResponderEliminarUn saludo.
Juan: ya sabes que la revolución era burguesa y por lo tanto, una vez que consigue esa clase su objetivo de acceder al poder, de revolucionaria pasó a ser conservadora.
ResponderEliminarUn saludo.
La Revolución Francesa tomó unos derroteros funestos. Francia, al igual que España, podría haber tomado el camino de unas reformas sensatas que habrían, probablemente, venido marcadas por la propia evolución de su sistema y su sociedad. De haber seguido el camino marcado por los ingleses le habría ido mejor a toda Europa.
ResponderEliminarSaludos.
Inglaterra supo aprender a tiempo y no se llegó a la situación de Francia. Allí, la monarquía y la nobleza no eran un obstáculo para las reformas económicas, sociales y políticas que iban haciendo falta, como por ejemplo el tema fiscal. Monarquía y Parlamento supieron convivir. Además, el aumento demográfico británico encontró acomodo en las fábricas que iban surgiendo a raíz de la Revolución Industrial, en Francia la industrialización vino más tarde y eso jugó en su contra. El caso de España era muy peculiar. Aquí no hubo revolución contra los privilegios de los estamentos más ricos. Hubo "motín de Esquilache" contra un ministro reformista extranjero que cometió el error de querer cambiar la indumentaria de los madrileños en aras de la seguridad ciudadana. Esta España nuestra no se moviliza contra el paro, pero es capaz de matar al alcalde si le prohiben los toros.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarUn tema bastante complicado este de las causas de la revolución francesa.
Dentro de todo esta, junto con la independencia de USA, encendieron la mecha en las colonias españolas durante el siglo XIX.
Una cosa, lleva a la otra...
Aún hay que medir las consecuencias.
Saludos Cayetano
Saludos, Manuel.
ResponderEliminarEn efecto, la independencia de las colonias durante el siglo XIX es hija de la de los EEUU y de la Revolución Francesa. Un acontecimiento muy importante en nuestras historias respectivas.
Buen día del Pilar.
La situación tenía que estallar de algún modo, y lo hizo de la manera más radical, pero también más efectiva. Su halo causó malestar en muchas Cortes europeas, pero muchos monarcas, como los españoles, supieron mantenerse firmes en su absolutismo...
ResponderEliminarUn saludo!
Vamos, que según la novela de Suskind, olía como hoy día el Louvre en agosto!
ResponderEliminarAlgunos no parecen haberse dado cuenta de que ahora existe el desodorante, monsieur. Es terrible. Y claro, es que nuestro olfato es de este siglo.
Buenas noches
Bisous
C.G.Aparicio: Francia siempre ha tenido fama de aguantar poco y de montar barricadas a la primera de cambio.
ResponderEliminarUn saludo.
Madame: creo que hay gente que todavía no sabe que se inventó el jabón.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Cayetano, magnifica entrada, Felicidades.
ResponderEliminarLas diferencias son el origen de la violencia.
En la Francia de aquella epoca, con un sistema feudal de castas, un gobierno absoluto, donde el rey con una simple lettre de cachet, hacia hundir en la Bastilla a las personas, que nunca mas se sabia de ellas.Indiferencia total por las necesidades del pueblo oprimido. La causas de la revolucion ya estaban presentes mas de un siglo atras, y Louis XVI, pago los gastos.Maria Antonieta, era mas una reina de belleza que una reina de Francia.Un personaje bastante enervante. Una situacion imposible de revertir .
Un afectuoso saludo
Isthar: quién sabe. Si "madame déficit" no hubiera sido austriaca (y sin el asunto de la carta y de la huida en Varennes),tal vez la cosa no se habría radicalizado tanto.
ResponderEliminarUn saludo.
Es necesario transmitir la situación de desigualdad social que existía en aquella epoca para comprender correctamente la Revolución Francesa, la Ilustración llevada a sus últimas consecuencias.
ResponderEliminarSaludos
Toda revolución tiene una fase radical donde se cometen vilezas de todo tipo. Y este es un ejemplo claro.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen.