Crónicas de la vieja Europa 2

 

Octubre 2014
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A partir de 2014, el 5 de octubre se convierte en el día de la fiesta nacional española. Ese día se conmemora el Oktoberfest  (el festival de octubre). Una celebración de origen alemán que se lleva a cabo tradicionalmente desde finales de septiembre hasta mediados del mes siguiente.
A efectos festivos queda fijado en España como día más importante el 5 de octubre. De este modo, el día de la Hispanidad, el 12 de octubre, así como el primero de mayo, día del trabajo, quedan sustituidos ambos por este otro del día 5. Es una lástima que ese año caiga en domingo.
El cambio no es un capricho, sino que obedece a razones de productividad obvias. Hay que reducir los días festivos, trabajar más, ser más competitivos. Eso es precisamente lo que demandan nuestros socios europeos. Eso es lo que esperan de nosotros. Pero también el cambio responde a motivos ideológicos e identitarios. Resulta mucho más acorde con el espíritu constructivo, liberal y europeo que hermana nuestra economía, nuestra moneda, nuestras instituciones, nuestra visión de futuro y nuestra cultura con el gran país alemán.
Al fin y al cabo son muchos los compatriotas que han decidido contribuir a la grandeza alemana yéndose  a trabajar allí o bien sacando sus euros del país y abriendo cuentas en instituciones bancarias como el berlinés Deutsch Bank. Un gesto desinteresado y una muestra de confianza que viene a mostrar el aprecio por nuestros grandes vecinos europeos.
Por otra parte, el país amigo celebra el día 3 del mismo mes el día de la unificación.
Habrá que tener un detalle con la Merkel, que en resumidas cuentas es la que manda. O no.