El poder de la imagen o cuando una imagen vale más que mil palabras.
El cartel propagandístico, como arma eficaz para el adoctrinamiento político o la movilización ciudadana, se convierte en un arma sutil entre finales del siglo XIX y mediados del XX, destacando especialmente en la época de entreguerras.A medio camino entre el arte y la mera propaganda, con unos fines políticos concretos, nos encontramos con unos carteles impactantes, rotundos, perfectos desde una perspectiva compositiva, técnicamente impecables, idóneos, adecuados, encaminados a un sólo objetivo: convencer para vencer.
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El cartel original era otro, pero lo eliminaron
Propaganda norteamericana en la Guerra de Cuba.Así veían al enemigo español: asesino y sanguinario, despeinado, desaliñado y primitivo, la mirada torva de alimaña feroz, las manos llenas de sangre inocente, con patillas de bandolero de Sierra Morena.