miércoles, 29 de julio de 2009

Inhumación o cremación














Enlace de la imagen

A lo largo de la historia, los diferentes pueblos, bien por tradición, bien por higiene, bien por cuestiones religiosas, se han decantado por un sistema u otro para dar un destino a los restos de sus difuntos.
En el Paleolítico superior, paralelamente al despertar de los rituales religiosos, tienen lugar las primeras cremaciones de la historia.
Entre los antiguos egipcios estaban muy extendidos la momificación, los sarcófagos y los enterramientos en mastabas, hipogeos y pirámides o directamente en fosas, envuelto el cadáver en un sudario y en posición fetal, si eras un ciudadano corrientito.
En Mesopotamia la incineración era un ritual muy extendido: el gran rey asirio Asurbanipal fue incinerado.
Entre los griegos había partidarios de la inhumación y otros de la cremación, esto último sobre todo cuando había guerra: era más higiénico quemar los cuerpos. Se evitaban infecciones y olores. Aquiles, cuando el asedio de Troya, mandó incinerar el cadáver de Patroclo, muerto a manos de Héctor.
Entre los romanos eran corrientes las Necrópolis y los Columbarios con sus urnas funerarias para cenizas.
Entre los pueblos nórdicos, celtas y wikingos también era costumbre el uso de la pira funeraria.
Judíos y cristianos se han decantado tradicionalmente por los enterramientos.
Entre los cristianos, los protestantes fueron los que comenzaron a incinerar sus cadáveres y más tempranamente que los católicos, siempre más reacios . Hasta la década de los 60 estaba prohibida la cremación entre los católicos. Fue Pablo VI el que dio ese paso. Hasta la fecha, quemar un cuerpo estaba reservado por la Inquisición para castigar a los herejes. Hasta tal punto que la Iglesia mandó desenterrar el cadáver del hereje John Wyclif, quien negó la doctrina de la transubstanciación, para quemarlo. ¡Hay que tener narices!
Entre los musulmanes el ritual es el de inhumación: se lava el cadáver y se le amortaja con una tela o sudario, enterrándolo orientado a la Meca y colocado sobre el costado derecho depositado directamente en la tierra. Es necesario que el difunto esté en contacto real con la tierra.

Si viajamos a latinoamérica, una canción popular ecuatoriana, refiriéndose al enterramiento inca, nos dice

  "Yo quiero que a mí me entierren como a mis antepasados: en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro".


En respuesta a otro bloguero hace unos días donde planteaba que a él le da igual lo que hagan con sus restos, yo le comentaba:

¿Qué hacer con los restos de uno cuando ya no sirvan ni para hacer caldo?
Lo tengo muy claro: la incineración.

Razones:

1.- La cremación es más barata y así mis hijos -o quién sea- no tendrán que pagar una fosa en el cementerio ni se verán obligados a visitar mi tumba cada equis tiempo, etc.

2.- Una vez incinerado, ya no podrá utilizar mi cuerpo nadie, ni el Doctor Frankenstein, ni los alumnos de medicina podrán rajarme con el bisturí, ni tendré que comparecer ante el tribunal de Jehová o el de Osiris para que me juzguen. Porque yo, si me juzgan, voy seguro derecho al infierno, por gustarme la vida y sus placeres, además de ser escéptico con todas las confesiones.
3.- Es más limpio e higiénico el sistema de la incineración. Una vez que te queman ya no hueles a muerto ni te comen los gusanos. ¡Vaya final más guarro y triste el que te devoren unos bichos inmundos!
No quiero ese final para mí. Como dice Javier Krahe en una memorable canción, prefiero siempre "la hoguera. La hoguera tiene un qué sé yo que sólo lo tiene la hoguera."



jueves, 23 de julio de 2009

La cueva de Polifemo

IMPARTIMOS JUSTICIA

En diferentes entradas han ido desfilando por este blog diversos personajes a los que hemos calificado de "metepatas" y/o "impresentables".

Llegados a este punto y a falta de un verdadero tribunal penal internacional que imparta justicia a nivel mundial y que ajuste las cuentas a tanto felón, follón y malandrín, que diría don Quijote, como circula o ha circulado por aquí, nos vemos obligados a tomarnos la justicia por nuestra mano, por lo que
sentamos en el banquillo a los abajo citados.
Considerando que
Gadaffi, Mobutu Sese Seko, Silvio Berlusconi, el trío de las Azores, Osama Bin Laden, Kim Jong- il, Teodoro Obiang, Bokassa, Fulano, Mengano, Zutano y otros personajes que si no han pasado por estas páginas lo harán próximamente...
Son culpables de
-táchese lo que no proceda-
fanatismo, negligencia, crímenes de lesa humanidad, estupidez, prepotencia, vanidad, xenofobia, desidia, idiotez, megalomanía, arrogancia, soberbia, chulería, racismo, falsedad, crimen de Estado, genocidio, intransigencia, etc.
Condenamos
a los acusados a pasar un día con su noche en la cueva del gigante Polifemo, donde quedarán expuestos, entre otras espantosas cosas, a ser humillados y devorados por el cíclope.

Imagen en Buffa

Notas aclaratorias:
  • El cíclope ya no bebe vino, por lo que será imposible matarlo mientras duerme la borrachera.
  • Polifemo hace tiempo que salió del armario y lleva más de un mes en abstinencia sexual obligada. Así que ojo con él.

martes, 21 de julio de 2009

Un personaje impresentable




MOBUTU SESE SEKO


Las riquezas del Congo siempre han sido de gran interés para las empresas extranjeras y han suscitado los deseos de control de los recursos por parte de los poderes locales y de las diferentes tribus. Por eso la historia reciente del Congo es una sucesión de guerras, golpes de Estado y dictaduras para controlar esas riquezas. Entre otras: hierro, cobre, marfil, caucho, diamantes, cobalto, cadmio, petróleo, oro, plata, zinc, magnesio, estaño, germanio, uranio, radio, bauxita, carbón y últimamente coltán.
Joseph-Désiré Mobutu
Tras la independencia del Congo de los belgas en 1960 se formó un gobierno presidido por el Primer Ministro Patricio Lumumba, quien en plena Guerra Fría tomó partido por la Unión Soviética.
El gobierno de los Estados Unidos vio esto como una maniobra para diseminar el comunismo por África central.
Hubo luchas internas por controlar el poder.
El 14 de septiembre de 1960, Mobutu tomó el control mediante un golpe de estado orquestado por la CIA, poniendo a Lumumba bajo arresto domiciliario.
En 1971, el país pasó a llamarse Zaire. El dictador se cambió el nombre a Mobutu Sese Seko Nkuku Wa Za Banga , que significa: "El guerrero todopoderoso que, debido a su resistencia y voluntad inflexible, va a ir de conquista en conquista, dejando el fuego a su paso", y Mobutu Sese Seko, para los amigos, en su versión corta.
El gobierno del dictador Mobutu se ha caracterizado por su política represora y por conculcar los derechos humanos. Una política de culto a la personalidad según la wikipedia:
Cada billete congoleño portaba su imagen, su retrato estaba puesto en todos los edificios públicos, en muchos negocios y en cartelones, y era común que la gente ordinaria vistiera a su semejanza (...) En 1984 se dijo que Mobutu poseía cuatro mil millones de dólares estadounidenses, un importe similar a la deuda nacional, en sus cuentas bancarias en Suiza. Para avivar el sentimiento africanista, comenzó el 1 de junio de 1966 a renombrar las ciudades de la nación: Léopoldville se convirtió en Kinshasa (el país era conocido como la República Democrática del Congo-Kinshasa), Stanleyville fue renombrada a Kisangani y Elisabethville a Lumbumbashi. La campaña de renombramiento de ciudades se completó en los años 70. En 1971 renombró al país como República de Zaire, el río Congo se convirtió en el Río Zaire y al año siguiente Mobutu se cambió el nombre a Mobutu Sese Seko.
Un dictador que alargó su mandato con el beneplácito de los EEUU y de las empresas que se beneficiaron de las riquezas naturales del Congo, hasta que falleció el 7 de septiembre de 1997

sábado, 18 de julio de 2009

Grandes inventos de la humanidad: las "tapas"



LAS TAPAS EN ESPAÑA: CONCEPTO E HISTORIA


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Concepto actual
La tapa es una porción pequeña de alimento, generalmente de consumo individual. Si fuera grande sería una “ración”. No se suele compartir. Aquí puede valer también el pincho, por ejemplo el de tortilla (Madrid) o los famosos pinchos donostiarras o de Haro, en la Rioja, con sus “pimientos del piquillo rellenos”. También puede valer el famoso “aperitivo” con que se acompaña la caña de cerveza o el vino, por ejemplo: un platito de aceitunas o de patatas fritas o de frutos secos. En este caso si se comparte.
Otra característica es la gratuidad o no de la tapa:

  • Tapas o pinchos con palillo que atraviesa la porción de alimento, suelen ser de pago en la mitad norte de España. En esas tierras no suelen poner nada con la bebida si no lo pides y lo pagas. En algunas zonas de Andalucía como Sevilla, Cádiz, Huelva, Córdoba... se elige entre una amplia lista y se paga aparte.
  • Tapas que no se pagan: entran con la bebida. Los establecimientos compiten entre sí en ver quién pone mejores tapas con las bebidas que se sirven. Algunas zonas de Andalucía como Granada o Almería..., también muchos bares de Extremadura, La Mancha y Madrid, aunque aquí es más frecuente el platito de aceitunas o de frutos secos.

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Historia
La tapa forma parte de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia y de nuestra gastronomía.
Según leemos, parece ser que la denominación de “tapa” es de origen monárquico porque la denominación se debe a la iniciativa de un rey.
Sobre esto hay dos versiones distintas.
La primera, atribuida a Alfonso X el Sabio. El Rey, viendo los estragos que hacía el vino sobre el personal bebedor, ordenó que no se sirvieran bebidas sin acompañamiento de alimento sólido. La porción de alimento consistía generalmente en una rodaja de embutido que se colocaba encima del vaso o jarra tapando la bebida, de ahí que fuera una “tapa”.
La orden, de haber existido, no se mantuvo en el tiempo. En las tascas o bodegas que existían en Madrid en el Siglo de Oro, por ejemplo las que frecuentaba don Francisco de “Quebebo” o Lope de “Beba”, no se servían comidas, sólo vino peleón. Eso sí, para evitar que los efectos del alcohol degeneraran en trifulcas se prohibió que en estos locales hubiera banquetas o sillas donde sentarse, ya que hubieran servido como armas arrojadizas, y así sólo se permitieron largas mesas y grandes bancos corridos donde aposentarse. Donde sí se servían comidas era en los bodegones: mollejas de cordero, gallinejas, zarajos, menudillos, embutidos...

La segunda versión se atribuye a Alfonso XIII . Parece ser que estando el rey de visita en Cádiz, paró en una Venta al pie de la playa y pidió una copa de vino fino. El ventero, viendo que se levantaba algo de aire, le puso una loncha de jamón sobre la copa. El rey preguntó a qué se debía eso y el ventero dijo que para tapar la copa y que no entrara arena. Al rey le gustó la idea y pidió otra ronda para él y para sus acompañantes.
Otra versión más popular. En ciertos colmados o tiendas de ultramarinos de Andalucía había una parte donde se despachaban, entre otras cosas, fiambres, quesos y embutidos, y en otra sólo bebidas para llevar y también para tomar allí mientras se hacía la compra. Se cuenta que un cliente que tomaba una copa de vino, mientras esperaba que su mujer terminara de comprar, le dijo al muchacho que le sirvió: “¡Niño, dile a tu padre que te tape esto!” De ahí la costumbre de tapar el vaso o la copa con algo de embutido.