Desde Juana la Loca y Felipe el Hermoso se vino desarrollando una estrategia dinástica que consistía básicamente en casamientos entre parientes de las distintas casas reales, ello dio lugar a una endogamia con alto grado de consanguinidad, la cual fue aumentando peligrosamente con cada nueva unión de los herederos: Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV... Cuando apareció el infante Carlos, el problema era ya muy grave. Su madre era nada menos que la sobrina carnal de su padre. El resultado fue una muerte sin descendencia y la llegada de una nueva dinastía: los Borbones.
Carlos II fue la víctima final de la decadencia de los Austrias. Su padre Felipe, rijoso y putero empedernido, después de su largo reinado, con un montón de amantes y prostitutas de toda condición, después de tan intenso currículum, sólo pudo tener un heredero legal, un ser pequeño y enfermizo.
Se cuenta que aprendió a caminar muy tarde y que fue torpe para aprender a leer y a escribir. Su imagen no le beneficiaba. Era débil, enfermizo y feo. Su tez, pálida; sus ojos, tristes y apagados; su nariz, alargada tocando la boca. Su prognatismo, de herencia familiar, era muy acusado, lo que le causaba serios problemas para masticar los alimentos convenientemente. También causó algún problema a sus nodrizas con su larga lactancia provocándoles lesiones en sus pezones.
Cuentan que el sobrenombre de "El hechizado" le vino porque de pequeño alguien le hizo beber chocolate caliente donde habían desleído los sesos de un cadáver y este bebedizo lo condenó para siempre. Cosas que se dicen.
Y ya de mayor no pudo tener descendencia, a pesar de que se casó dos veces. El problema lo tenía él: era incapaz de engendrar nada. Era estéril y además parece ser que sufría de eyaculación precoz.
Ni María Luisa de Orleáns ni después Mariana de Neoburgo pudieron tener descendencia con el rey. Una copla popular decía:
“Tres vírgenes hay en Madrid: /la Almudena, la de Atocha,/ y la Reina Nuestra Señora.”
Mientras España seguía sin tener un descendiente, Francia e Inglaterra acechaban para tomar el relevo de la hegemonía europea.
Y todo porque no había un heredero legal que continuara la saga.
¿Habría sido distinta la historia de nuestro país si hubieran seguido los Austrias? Posiblemente nos habríamos evitado algunas guerras y no habríamos tenido la desgracia de padecer la pesadilla de Fernando VII. Y quién sabe cuántas cosas más.
Pero la historia fue la que fue. Y no hay vuelta de hoja.
El 1 de noviembre de 1700, con 39 años escasos, moría el último Austria español después de una vida enferma y triste, muy diferente a la de aquel otro Carlos que inauguró esta dinastía.
_________________
Se me olvidaba decir que esta entrada forma parte de un proyecto colectivo, según una iniciativa del amigo bloguero Carolvs desde su página dedicada al estudio de la época de Carlos II.
Una historia triste para un rey triste y una monarquia decadente.
ResponderEliminar"Carolus Rex" es una novela de Ramón J. Sender, que relata de manera inteligente y con buena literatura, la vida de Carlos II, el Hechizado.
ResponderEliminarEn cuanto al cambio de dinastía, desde Felipe III, el rey de España, no se ocupó de reinar y dejaba el gobierno en mano de sus Validos, intligentes y en general, mirando or lo suyo.
En fin, que lo del Carlos II no fue de repente.
Un saludo y gracias por tu entrada, es amena e ilustra bien nuestra historia.
Un saludo Á.
Interesante entrada Cayetano. (Yo tengo la mía programada jejeje).
ResponderEliminarMonsieur, me deja usted atonita con lo del chocolate! Madre mia qué explicaciones buscaban entonces. Y bien mal se lo hicieron pasar al pobre hombre con el asunto de los hechizos.
ResponderEliminarBuenas noches, monsieur
Bisous
Cayetano muchísimas gracias por tu colaboración. Un excelente resumen de la vida de Carlos II.
ResponderEliminarUn saludo.
Ameno, claro, atrayente y cuidado, así es el magnífico y pedagógico análisis y semblanza de la vida y personalidad de este rey español, tan dado a habladurías y conjeturas, por lo oscurantista de esa España decadente de la época. Cada vez siento más lástima por él y por sus circunstancias. Felicidades por la entrada y muy buen fin de semana.
ResponderEliminarMe ha encantado recordar esta parte de la historia contigo, magníficamente resumida y redactada, por cierto. Ya me hubiesen enseñado en su momento la historia como tú nos la presentas, otro gallo me hubiese cantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nando: a este pobre infeliz le tocó pagar el pato a abase de enfermedades y una vida triste y corta.
ResponderEliminarUn saludo.
Ángeles: en efecto, lo de Carlos II fue el final de un triste camino.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Kassiopea. Tu entrada también es muy interesante.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Madame: habrá que tener cuidado dónde toma uno su chocolate con churros.
ResponderEliminarUn saludo.
Un aporte genial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Paco: enhorabuena por tu entrada. Es sencillamente excelente.
ResponderEliminarUn saludo.
Carolvs: gracias a ti. Esta iniciativa es una gran idea que permite un mayor acercamiento entre la gente bloguera.
ResponderEliminarSaludos.
Mercedes: cuando redacto entradas muchas veces pienso en que la lean mis alumnos. Procuro por eso que sean sencillas y no muy largas. Gracias por tus amables palabras.
ResponderEliminarUn saludo.
Senovilla: gracias por tus palabras. Tu entrada aporta una perspectiva muy especial a partir de un cuadro emblemático.
ResponderEliminarSaludos.
Aquí calladita disfrutando, recordando en la medida de lo posible y sobre todo: aprendiendo en igual medida. No añadiré más que sonaría a peloteo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHabria sido distinto, desde luego, si los Austrias hubieran permitido reinar a las mujeres y la gran Ana de Austria hubiera sido reina en lugar de su hermano Felipe...
ResponderEliminarNo tenía ni idea de por qué era que lo llamaban el hechizado.
Gracias por enseñarnos tantas cosas. Un beso
Más que "hechizado" habría que calificarle de "malogrado" al pobre.
ResponderEliminarUn saludo, Almalaire.
Emejota: gracias por pasarte y comentar. Como ves se trata de una iniciativa de un bloguero amigo.
ResponderEliminarUn saludo.
La endogamia fue tremenda, pero siempre me ha sorprendido que los problemas genéticos los sufriese más la casa hispánica que la autriaca. A fin de cuentas, la endogamia la sufrieron por ambas partes.
ResponderEliminarEn cualquier caso, el azar no ha sido benévolo con nosotros. Primero la enfermedad mental introducida entre los Trastámara por la madre de Isabel la Católica, luego los problemas de la endogamia y, por último, la enfermedad mental que vuelve en forma de Felipe de Anjou. ¡Ya es mala suerte!
Saludos, compañero.
Y para colmo de males, el más nefasto de todos los reyes habidos y por haber: Fernando VII, menudo regalito borbónico. No creo que la Casa Real esté muy orgullosa de ese antepasado.
ResponderEliminarSaludos, amigas de Nuestro Garito.
Un nacimiento condenado a muerte. Y no solo a la muerte del monarca, sino a la muerte de una dinastía hegemónica en España.
ResponderEliminarLo peor de todo no es que los Austrias desapareciesen de España, es que el país quedó al merced de carroñeros a los que el pueblo tuvo que sufrir...
Un saludo, Cayetano!
Pablo: en efecto fue una doble muerte. Personal y dinástica. Y los buitres dando vueltas alrededor.
ResponderEliminarUn saludo.
un buen resumen de una época con un final de ¿que habría pasado si ...?
ResponderEliminarJosé Luis: ya sabes que ese pasatiempo de historia posible o alternativa siempre me ha gustado.
ResponderEliminarSaludos.
Lo de las tres vírgenes, me mató... jajaja. Los españoles y su "espontaneidad" a la hora de burlarse de algo...
ResponderEliminarPero ustedes fueron los culpables de que ese felón haya reinado, ustedes así lo quisieron, y no se quejen ahora, 200 años después.
Volviendo al tema de la entrada de hoy, es cierto, el reinado de Carlos II fue la completa antítesis del de Carlos I.
Un abrazo.
Pero cómo no me voy a quejar del "felón", don Matu, si aquella España de entonces era un país de analfabetos a los que se mantenía así en la ignorancia para abusar de ellos. La gente ignorante no es libre ni siquiera cuando dice aquello de "vivan las caenas".
ResponderEliminarBueno, volviendo al tema: pobre rey Carlos II. Le tocó la lotería de la mala salud por culpa de sus antepasados, sobre todo del viciosillo de su padre. Vaya faena.
Un saludo.
Hola Cayetano:
ResponderEliminarCosas que pasan. Esto de la endogamia iba a reventar tarde o temprano. Lastima que quizás reventó cuando no debía....
Saludos Cayetano. Excelente entrada
Lo mismo digo, Manuel. Me ha gustado mucho el estudio clínico, autopsia incluida, que has hecho del malogrado rey. Sólo te ha faltado prescribir una radiografía. Jejeje.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha llamado la atención lo de las vírgenes, porque yo había leído otra versión que decía:
ResponderEliminar"Tres vírgenes hay en Madrid:
la espada del Almirante,
la biblióteca del cardenal,
y la reina Nuestra Señora"
Como siempre, estos pueblos de las Españas hacían chanzas hasta del futuro incierto que la falta de heredero ofrecía. Bien sabemos lo que ocasionó la triste falta de descendencia del rey Carlos.
Saludos
Como bien dices, Dissortat, este pueblo nuestro era bastante cruel en sus chanzas y coplas hacia sus reyes. Quizá era una pequeña venganza hacia los poderosos.
ResponderEliminarUn saludo.
Este desdichado rey pagó las consecuencias de los abusos de sus predecesores.
ResponderEliminarUn saludo
Había leído alguna vez algún comentario tuyo en otros blogs, pero nunca había entrado en el tuyo. Esta iniciativa ha permitido que nos conozcamos unos cuantos más. Me ha parecido muy interesante tu artículo sobre la inevitable degeneración que produjo tanta consanguinidad. Yo también sigo la ronda, ya me queda poco y un video que he dejado pendiente hace un rato. Y es que hoy había mucho que leer y aunque ya empiezo a estar cansado, aún he tenido tiempo de leer tu entrada del pollo y la carretera; aún estoy con la sonrisa en la cara. Ya vendré por aquí a leer tus cosas, te sigo. Un saludo.
ResponderEliminarExcelente reseña-
ResponderEliminarQue desafortunado Rey, habìa sido este Austria.
Pobre hombre.
Tu relato es impecable.
Un abrazo.
Hola Cayetano, empiezo el día leyendo tu entrada sobre Carlos II y las que me faltan, yo siempre me hago esas preguntas y si hubiesen ganado los carlistas o la República, etc., por imaginar como podrían haber sido las cosas.
ResponderEliminarUn saludo desde Torrelaguna
Sí, bwana: no es la primera vez que el menos culpable pague el pato de sus progenitores. Acuérdate también del zar Nicolás II o de Luis XVI.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde la terraza: es una buena oportunidad para conocernos más gente que nos ha brindado monsieur Carolvs. Hay que felicitarle por esata iniciativa.
ResponderEliminarSaludos.
Gaucho Santillán: lo mismo pienso de tu entrada.
ResponderEliminarBuena iniciatica la de Carolvs.
Un saludo.
José Eduardo: siempre pensamos en la historia alternativa, la que pudo ser y no fue. ¡Quién sabe! Igual no estábamos vivos.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues no sabemos qué hubiera pasado ni falta que hace, porque la Historia es la que es y se acabó, como tú bien dices. Quizás las cosas se hubieran acelerado antes si Felipe IV no hubiese tenido hijos. Y dices que a lo mejor no hubiesemos sufrido a Fernando VII... A lo mejor nos hubiera reinado alguien peor...
ResponderEliminarSaludos
Ya sería mala suerte, Carmen, que nos hubiera tocado otro peor que Fernandito. Pero es verdad que la historia es la que es y no hay vuelta de hoja.
ResponderEliminarUn saludo.
Profe, siempre contigo se aprenden cosas nuevas, es un placer...Me quedo con las anécdotas de las "tres virgenes" no tanto con la del chocolate
ResponderEliminar¡qué asquito! Se sabe a quién se le ocurrió semejante idea...
Oye profe he gastado un paquete de klines....je,
Besicos.
Cabopá: lo de las coplas populares era una manera de "vengarse" de los poderosos. El único recurso que les quedaba a las gentes humildes.
ResponderEliminarYa sabía yo lo de los "clines". Jejeje.
Un saludo.
Una aportación maravillosa, la vida tuvo que ser muy complicada para Carlos.
ResponderEliminarMuchos Besos
Sí, la verdad es que este pobre hombre no lo tuvo nada fácil.
ResponderEliminarGracias por pasarte, Gema.
Un saludo.
Pues lo has descrito hasta guapo para la idea que yo tenía de él, y además de verdad creía que el buen hombre era impotente, ya ves. Y algo lelo.
ResponderEliminarDe su papá Felipito IV ya he leído más, y tengo entendido que también era "galán de monjas", sería por eso de estar a la moda.
Eso de la endogamia tiene esas bromas genéticas. Se llegaban a auténticas aberraciones en las uniones matrimoniales de Estado.
Saludos
Y Felipe IV, que se tiraba todo lo que tuviera faldas aunque fuera la mesa camilla, y sin embargo sólo pudo tener un heredero legal sin descendencia.
ResponderEliminarUn saludo, Rosa.
Ilustrativa reseña histórica.
ResponderEliminarMe provoca cierta compasión su perfil endeble y enfermizo que no pudo tener descendencia.
Tampoco logró ser feliz.
Sus males fueron la consecuencia de los desarreglos de sus padres.
Sobre todo de su padre, un vicioso de cuidado.
ResponderEliminarSaludos, Carmela.
Me encanto esta entrada. Se que no me conoces pero he entrado y me ha encantado. La verdad es que el pobretico me da mucha pena porque a parte de sus enfermedades todos querian sacar tajado de su debilidad mental
ResponderEliminarArwenlareina: gracias por pasarte y comentar.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias a ti Cayetano. YO encantada de comentar tu entrada. espero poder leer mas coillas de estas son muy interesantes
ResponderEliminar