jueves, 9 de diciembre de 2021

Boomerang

 


Domingo Mingo era muy aficionado a la caza, tanto la mayor como la menor, sobre todo en tiempos de veda. Su afición a matar animales le vino de tiempos de la infancia. Ya de niño, solo o en compañía de otros mozalbetes, acostumbraba a cazar lagartijas, a las que metía una colilla encendida en la boca, para que fumaran y se "emborracharan", y luego crucificaba con alfileres en un árbol que los peques denominaban como "poste de los tormentos". También cazaba insectos, sobre todo mariposas, a las que también clavaba sobre una cartulina gruesa, como buen coleccionista aficionado a la entomología. A las hormigas grandotas les arrancaba las antenas y, aprovechando la desorientación de estas, las ponía en una cajita pequeña para que se pelearan entre ellas. A las moscas les amputaba las alas. Disfrutaba también de lo lindo disparando perdigones a los gatos o atando latas vacías a la cola de los perros, quienes huían despavoridos.

De mayor no cambió de hábitos, solo que sus gustos eran más refinados y selectivos. Su buena posición económica, gracias al empleo que le facilitó su papá dentro de la propia empresa familiar, un negocio especializado en la fabricación de brillantinas y lacas para el pelo, de la que hacían ostentación todos los miembros de la familia, con sus cabellos repeinados, brillantes y engominados, le posibilitó la adquisición de una buena colección de escopetas y rifles que custodiaba y exhibía, orgulloso él, en una vitrina de su enorme salón del chalet de lujo que adquirió gracias a la buena marcha del negocio. Había escopetas y carabinas para caza menor, como conejos y perdices; rifles de repetición para caza mayor, como jabalíes, venados, antílopes, elefantes y otros grandes ejemplares que abatía sin piedad ni miramiento en determinados safaris a los que solía acudir al menos una vez al año.

Fue precisamente en un safari organizado para ricachones en Ruanda donde se encontró con la horma de su zapato.

Sabía que había acudido allí para cobrarse alguna buena pieza.

Lo que no sabía es que ese día aciago de 1990 se iniciaba una revuelta armada por parte de los hutus frente a los tutsis, su etnia rival desde hacía mucho tiempo. Y que la reserva aquella en la que cazaban estaba bajo control de los tutsis, a los que había orden de exterminar junto a todos sus colaboradores blancos.

Cuando las balas de los fusiles empezaron a silbar cerca de sus cabezas, los participantes en aquella cacería salieron huyendo por patas. Nunca mejor dicho, porque el jeep en el que se trasladaban había sido tiroteado y reventado cuando el depósito de combustible salió ardiendo calcinando en pocos minutos el vehículo. Los cazadores huían de aquel infierno de balas que se había desatado aquella mañana. Y de acosadores se convirtieron en acosados. Por primera y única vez en su vida, Domingo Mingo hizo un ejercicio de empatía hacia los animales que a lo largo de su vida había cazado; y se puso momentáneamente en su lugar, aunque no a cubierto, hasta que una certera bala le perforó el cráneo. Luego, su cadáver fue abandonado en medio de la sabana, dejado a la intemperie. También las hienas y las aves carroñeras tenían derecho a su ración de carnaza tras la cacería.




34 comentarios:

  1. Mingo, Mingo, que ni siquiera tu medicina te ha salvado y has venido a acabar como banquete de los carroñeros. ¿Justicia? Tal vez no, pero es lo que tiene jugar con fuego, que te meas en tus prendas íntimas.
    Un abrazo, Cayetano.

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  2. Vendría a ser el cazador cazado. Por cierto mi tia monja estaba en Rwanda cuando la revolución, en una misión y fueron a rescatarles para sacarles del país en dos camiones de hutus i tutsis de la zona, quizás porqué ella que ejercía de comadrona y a la mayoria los habia traído a este mundo y enseñado en la escuela que tenían en la misión.

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  3. La naturaleza también pone en marcha su karma, en este caso, en el safari. Sin embargo, la muerte del tal Mingo fue rápida e indolora; aunque me imagino que, ante todo, con brillantina y sin despeinarse.

    Otro ilustre y campechano español también se fue de safari y al final resultó ser él la pieza cobrada, ahí empezó su declive: en la foto del elefante abatido.

    Un saludo, Cayetano.

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    1. Muy buena la comparación entre depredadores de diverso linaje y pelaje.
      Un saludo, Carlos.

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  4. Quien a hierro mata, a hierro muere
    Otros dirían que fue el karma
    Besos, Cayetano

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    1. Si escupes hacia arriba, lo normal es que te caiga encima.
      Un abrazo, Aranzazu.

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  5. Jamás me ha gustado cazar, no veo la gracia ni la utilidad.
    Domingo era de posibles.
    Salut

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  6. Cazar por deporte supongo ayudo a extinguir o poner en vías de extinción tantas magnificas especies en especial africanas .

    Y todo porque había que poner la cabeza de un león en la sala, o la piel de un tigre cerca de la chimenea

    Trofeos!!

    Ahora terminar como comida de hienas, chacales y buitres es un castigo bastante serio

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    1. El Karma, que dicen algunos. Castigo del niño Jesús, que decíamos de críos.
      Saludos, Jose.

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  7. ¡Vaya boomerang y digno final para este psicópata de Domingo Mingo!

    Un abrazo, querido Cayetano

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  8. Con lo divertido que es ver todo esto en los documentales, no entiendo como alguien se mete en berenjenales de semejante embergadura. En fin, hay gente para todo y cadáveres de todo tipo.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. En efecto, hay gente para todo. Y a muchos les van las emociones fuertes.
      Un saludo, Francesc.

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    1. Como se decía hace tiempo: castigo dedió.
      Un abrazo, Xurxo.

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  10. VAya, vaya... hay un cortometraje muy muy bueno pero no recuerdo el título, trata sobre una cacería donde los cazadores son los que suelen ser los cazados, a mí me encantó.

    Abracines utópicos.-

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    1. Es muy fácil que la tortilla dé la vuelta y que el perseguidor pase a ser el perseguido.
      Un abrazo, Irma.

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  11. El destino : nada ocurre por azar...quien le iba a decir a este, que la casualidad le iba a devolver lo que se merecía.

    No entiendo el gozo de cazar por hobby.

    Un tranquilo finde

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    1. Unos le llaman destino, otros karma, otros castigo divino, otros casualidad y otros efecto bumerang: el que escupe para arriba recibe encima lo que arrojó.
      Un abrazo, Bertha. Feliz fin de semana igualmente.

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  12. Dice un refrán en Venezuela: El que a hierro mata, no puede morir a sombrerazos... ya ves que el karma siempre está presente...

    Saludos Cayetano. Muy bueno como siempre

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    1. Sí. Me sé de uno que de tanto quemar a gente inocente en los hornos de los campos de exterminio, se le chamuscó al final el bigotito.
      Gracias, Manuel. Un saludo.

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  13. ¿Sabes que este niño de instintos violentos claros, de mayor me recuerda a un personaje de "La escopeta nacional" de Berlanga? El destino se cobró su venganza. Quién sabe si detrás de ella estaban esas hormigas torturadas, esa lagartijas crucificadas, esos perros vapuleados, esas moscas amputadas.
    Un saludo

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    1. Sí, la España bárbara y profunda. Berlanga tenía mala uva pero también gracia.
      La venganza como tema. Karma la llaman algunos; castigo divino, otros.
      Un saludo, Carmen.

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  14. Estoy sin palabras. La mayoría de los niños hacen maldades con animales y bichos pero se supone que al crecer sus sinrazones desaparecen. De lo contrario....has retratado un magnífico ejemplo.
    Alucino con la crueldad , ignorancia y maldad humanas, sociedades incluidas.... y luego las consiguientes venganzas. Ay qué pena.

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    1. Siempre hay personas que no maduran y hacen las mismas tonterías toda la vida.
      Saludos, Emejota.

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  15. El tal Mingo se lo tenía más que merecido, su muerte fue instantánea pero si el disparo hubiese sido en una cadera que no te provoca la muerte, las hienas y aves carroñeras acudirían igualmente, no quiero pensar en el desenlace.

    Un abrazo.

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    1. Eso ya sería ensañamiento. Y hasta un miserable como él no se merece ese final.
      Un abrazo, Conchi.

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  16. Será el Karma, pero la realidad es que muchas veces a cada mala acción, el Destino le da al individuo la respuesta adecuada.
    No hay más que ver la Historia y su deriva con Robespierre o Calígula. Así que con D. Mingo, por sangriento y memo, lagrimitas las justas.
    Y cambiando de tema.

    Que pases unas Felices Fiestas, Cayetano.

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    1. Igualmente, Ana. Disfruta estos días de fiesta. Saludos.

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  17. Tarde para empatizar. Encontró la horma de su zapato. Me ha gustado como has ido hilvanando la historia. Un saludo.

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